Cuando Bastián comprobó que sus dos mujeres subían las escaleras de caracol para llegar a su ala privada, sus ojos regresaron a la pelinegra que estaba frente a él. La miró seriamente a Franchesca. La mirada que le envió era tan fría que la misma mujer pudo percatarse de ella. Bastián también miro a la mujer que había traído Sara y algo en ella no le gustó. Pero ya después indagaría por qué no le gustaba esa mujer, y cuál era la relación entre ella y Franchesca, porque desde que la chica llego, solo la miraba a ella, como si estuviera esperando órdenes. —Por favor, Melina llévate a Oliver— le dijo el hombre con voz seca —necesito hablar con la señora aquí presente. La joven miro a Franchesca y esta sólo le asintió con la cabeza y llamando a Oliver le dio la orden para que se fuera co