Compromiso ficticio

1966 Words
*** AMANDA BLITZ *** Desde que mi camino se cruzó con Terrence Slow mi vida es diferente, digamos que mis carencias económicas se esfumaron pero iniciaron otras de diferente índole. Aquella noche cuando pretendía dejarme morir por mis grandes penas él impidió que lo hiciera y también me ayudó a recuperar mi estabilidad emocional, no sé realmente cómo lo logró pero aquel día cuando desperté en su casa sentía como si todo el dolor y el vacío que había en mi vida se hubiera extinto por completo. Pensando que jamás volvería a verle decidí besarlo, realmente me sentía agradecida porque me salvó de aquel abismo que me atormentaba, además tenía que reconocerlo era guapísimo, aunque obviamente debe ser unos ocho años mayor que yo sus labios eran muy suaves, su piel tan tersa y pareciera mucho más joven de lo que sería un profesor promedio, definitivamente tenía una genética que muchos envidiarían. Sus ojos aceitunados reflejaban tanta seguridad y confianza que me hipnotizaban de admiración, su cuerpo estaba bien trabajado, seguramente hacía horas de gimnasio, se vestía muy elegante, cada que iba a su clase podía notar que nunca repetía un atuendo, su cabello lacio y castaño claro era muy brillante y abundante, se peinaba por un lado y hacia atrás, todas las chicas de la universidad querían ligárselo pero era muy serio y reservado no permitiendo que alguna decidiera dar el primer paso. Creer que no le vería fue mi error, el mismísimo día que tuve que abandonar el departamento de mi amiga pues vendría de regreso con todo y sus padres fue el mismo en que apareció frente a mí, yo arrastraba mis maletas pensando a dónde iría, la segunda amiga más cercana era Selene y se había ido a Madrid de intercambio por parte de la universidad, ir con mis tíos ni de broma pues de sobra sabía que no era bienvenida mucho menos ahora que el profesor Terrence había enviado a mi primo y sus amigos a prisión. Cuando lo vi ahí de pie frente a mí solo pensé en abrazarlo, necesitaba a alguien en ese momento, no importaba quién fuera, él me consoló como a una niña pequeña y después me ofreció subir a su auto, por un momento lo pensé pero durante mi corta estancia en su casa el día que me rescató de mi misma pude notar que no era una mala persona así que subí, me sentía un poco insegura me dijo que habláramos y elegí una cafetería que conozco a la perfección, siempre estaba concurrida y me sentía a salvo allí, siempre había patrullas rondando cerca del lugar, por si acaso. La vida me ha enseñado a ser un poco desconfiada. Al llegar a ella nos sentamos en un cajón amueblado que brindaba un poco de privacidad pero a pesar de ello se encontraba a la vista. Durante el camino acordamos tutearnos, era muy… extraño. Me explicó que habíamos salido en el diario uniéndonos sentimentalmente y me disculpé por atreverme a besarle y ahora meterlo en aprietos. Desde que entramos miró desmesuradamente a las meseras, sus piernas y escotes estaban a la vista por políticas de la empresa, yo misma me empleo en ese lugar, la clientela masculina abundaba, clientes como él que no podían mirar a los ojos precisamente, hombres… le hice notar su indiscreta acción y se justificó diciendo que ellas eran las provocadoras por vestir de esa forma, cuando le dije que trabajaba allí también de inmediato me ofreció un empleo, pero mi sorpresa fue cuando me mencionó que sería como su prometida, por un momento pensé que mi profesor había enloquecido… Después de notar que me estaba tomando el pelo y pretendía seguramente ligar conmigo salí molesta de la cafetería dejando la  comida sobre la mesa que no pude probar, realmente quería comerla pues hoy me he saltado una comida, cuando estaba dispuesta a irme recordé que mis maletas estaban en su cajuela, me lamenté por mi estupidez, caminé hasta el auto y no demoró más que unos minutos y lo vi de nuevo acercándose hasta mí, moría de frío, estaba jodidamente congelada, no tenía atuendos para este tipo de frío, era la primera vez que se experimenta así en mucho tiempo, sumando que la ropa pesada y abrigadora tuve que dejarla en casa de mis tíos pues no tenía maletas grandes, sólo traía conmigo lo básico. En ese instante me di cuenta que mis opciones eran limitadas si no quería pasar la noche en la calle quizás la idea de Terrence no fuera tan descabellada, le cuestioné nuevamente sobre su propuesta, me aseguró que era real, en ese momento lo vi centrar su mirada a un costado de donde nos encontrábamos, me tomó de la cintura y me presionó a decir si aceptaba o no, un fotógrafo nos asechaba y él quería comenzar a alardear sobre su falsa prometida, en un momento de desesperación acepté precipitadamente besándolo frente a la lente, le tomé por sorpresa pero cuando menos lo esperé ya estamos unidos en un profundo beso, no voy a negar que lo disfrute, ¿Quién sufriría por besar a un hombre fornido, apuesto y millonario? *** TERRENCE SLOW *** Entré al restaurante, pude ver a Amanda tomando una copa de vino en espera de su comida, hablé con el capitán del sitio y después me dirigí a la mesa -Lamento que hayas esperado mucho sola- dije besando su mejilla- ponte de pie- ella se levantó muy rápido y coloqué la gabardina que adquirí para ella, pude ver que se avergonzó ante el acto pero no se opuso en absoluto. -Te he pedido pollo al horno, no sabía que te gustaría pero tampoco comiste antes así que… ohh también pedí una botella de vino, no es tan cara pero es exquisita- No sé si tenía alguna clase de poder pero inexplicablemente lo que pidió era de mi agrado, el mesero no demoró y llegó con nuestros alimentos, comimos sin palabras, Amanda sonreía disfrutando sus alimentos e hizo comentarios sobre el sabor, honestamente no le puse mucha atención, estaba al pendiente de mi teléfono y de los planes que venían. -Tengo una petición, quisiera hacer mi papel de primera dama con absoluta libertad, no sólo fingir estar en ese cargo- añadió -Tendrás que consultarme antes de tomar cualquier decisión, de ahí en fuera puedes hacer lo que se requiera, cada día al llegar a casa me pondrás al tanto de todo o al menos lo más relevante. -¿También tendré que decirte cuantas veces fui al baño?- dijo con ironía -No me provoques, hay límites, haz bien tu trabajo y serás bien recompensada- exclame con disgusto; se limitó a sonreír entre cerrando sus ojos y no dijo más. Un grupo de músicos interrumpió la tensión que se había formado, se dirigieron hasta nuestra mesa, uno de los empleados del restaurante se acercó con un ramo de rosas y entre ellas estaba el anillo que compré, la gente de alrededor volteó de inmediato, sonreían y estaban a la expectativa de lo que pasaría, fuegos artificiales fueron lanzados al cielo formado círculos de colores. Dirigí la mirada a Amanda y su rostro era de completa sorpresa, fue bueno no decirle pues parecía más real, tomé el ramo de rosas y me acerqué hasta ella, me incliné un poco para estar a su altura -Amanda, ¿Quieres casarte conmigo?- sus mejillas se ruborizaron de inmediato, seguramente ni en sus mejores sueños imaginó semejante propuesta, me miró un poco confusa, le di un beso en la mejilla- hora del show- susurré Su mirada cambió por completo, primero de frivolidad y después a calidez, admito que me sentí confuso sobre lo que ella pudiera pensar o sentir en ese momento -Claro que si quiero Terrence- dijo con una gran sonrisa. Coloqué el costoso anillo en su dedo, le di un beso simple y nos abrazamos, la gente a nuestro alrededor aplaudía emocionada, parecía una película de romance, creo que no pude planearlo mejor. No faltaron aquellos que grabaron el momento y lo subieron a sus r************* . Algunas personas se acercaron a felicitarnos y hablamos amablemente con ellos, al final de cuentas ese sería mi papel si fuera presidente. Salimos del restaurante, tomé su mano todo el tiempo, repartía besos en ella ocasionalmente, teníamos que parecer una pareja enamorada y recientemente comprometida, no podía dejar pasar ningún detalle, me sentía incómodo haciéndolo pues nunca he exhibido mi vida personal ante nadie, mis relaciones siempre fueron de una o dos noches y nada relevante por lo cual nunca fui fotografiado con alguien, tampoco es que Amanda fuera repugnante, pero mi objetivo estaba bien claro… libertad. Subimos de nuevo al auto y emprendí rumbo a mi casa -Debiste avisarme de la propuesta, pude preparar algo mejor, me bloqueé en ese momento y no supe cómo actuar- comentó -Lo espontaneo es lo mejor- la contradije- pero la próxima podría extenderte un memo-dije mirándola de reojo; ambos reímos -Que absurdo- bufó Finalmente llegamos a casa, miró maravillada los jardines y los alrededores -Es genial, amo la naturaleza, las flores son bellísimas- añadió, verla entre las flores la hacía camuflarse a la perfección entre ellas, era delicada y fresca, parecía una humana de buen corazón, me avergonzaba un poco aprovecharme de su necesidad económica. De inmediato la señora Perkins y su esposo Howart nos recibieron en la puerta -Joven amo- dijo la mujer- bienvenido a casa- miró a Amanda de pies a cabeza, preguntándose seguramente por su presencia, nunca antes había estado una mujer en mi casa, no más allá de la decoradora de interiores -Ella es la señorita Amanda Blitz, mi prometida- dije rodeando su hombro con mi brazo y acercándola a mí- desde hoy vivirá aquí como la señora de la casa; está de más que mencione que deben acatar también sus órdenes siempre y cuando no se contrapongan a las mías- aclaré. Pude notar que el pulso de Amanda se aceleró, quizás por nerviosismo o muy en el fondo le molestaba tener que acatarse a mis decisiones. -Por su puesto amo, acomodaré sus pertenencias- comentó mientras Howart bajaba sus maletas de la cajuela del auto. -Vamos- tomé su mano y la dirigí al interior de la mansión, le mostré todo el lugar, exceptuando las habitaciones adicionales puesto que no tenían nada de interesantes, desde el comedor, la cocina, mi estudio, los sanitarios, la sala, el salón de té y nuestras habitaciones. Pude notar que la señora Perkins nos miraba desconfiada así que serían los primeros que tendrían que tragarse el cuento. Antes de entrar a la habitación principal cargué a Amanda en brazos, era tan ligera, entré y dije: -Bienvenida a casa, sé que no nos hemos casado pero muero por hacerlo, la besé estrepitosamente, la señora Perkins carraspeó la garganta avergonzada para hacerse notar, estaba acomodando en el closet -Salga ahora mismo y cierre con seguro- exclamé sin dejar de besar a Amanda, la cual estaba totalmente temblorosa, seguí besándola en lo que terminaba de salir la señora Perkins, los besos se estaban convirtiendo en caricias, ella correspondió, me estaba saliendo de contexto, mis instintos estaban traicionándome, esta humana era muy buena besadora, su piel despedía un agradable aroma natural, caí en cuenta de que estaba a punto de sobre pasar la línea entre nosotros por lo cual la bajé de inmediato cortando ese intenso contacto; me miró con cierto desconcierto y de inmediato limpió su labial recorrido y recompuso su ropa, diablos había desabotonado su blusa, no podía entender cómo actuaba sin notarlo al estar cerca de ella, quizás de algún modo me atraía físicamente pero no podía darme el lujo de involucrarme con ella, tendríamos que convivir muy seguido y sería algo incómodo, tampoco quisiera que esperara algo más de mí, algo que no puedo ofrecer.
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