Capítulo 2: Capturada por El Alfa Detestable

1163 Words
Karma se vio abrumada por el número de enemigos. En un abrir y cerrar de ojos, fue rodeada, y antes de que pudiera reaccionar, Kael la atrapó, sujetándola con fuerza. Su mirada era intensa, como si pudiera leer cada uno de sus pensamientos y miedos. A pesar de su fuerza, Karma no se rendiría fácilmente. Ella alzó su espada e ignoró el dolor de su cuerpo debido a las heridas sangrantes. Kael esquivó cada uno de sus ataques. Debía aceptarlo, la fuerza y habilidad de la mujer frente a él era para respetarse, pero le parecía patético el que se resistiera tanto sabiendo que ya había perdido. ―Tu manada es fuerte, pero no lo suficiente para detenerme ―Dijo Kael, su voz resonando como un eco en la cabeza de Karma―. He venido por más terreno para liderar ―Karman lo miró con desdén, luchando contra su agarre. ―¡Nunca cederé ante ti! ―Replicó sin acongojarse―, ¡Mi manada no se someterá a ti! ―Kael sonrió, un destello de diversión cruzó sus ojos grises. ―No se trata de someterte, Karman ―Aseguró con voz gruesa―. Se trata de que veas lo que pasa a tu alrededor ―Ladeó la sonrisa―. Esos no son mis hombres ―Señaló el campo de batalla―, solo manipulé a unos imbéciles para que atacaran. Mi gente ni siquiera se ha unido. ―Aprovechando su descuido tiró de ella con tal fuerza que Karman soltó la espalda por la sorpresa y quedó de espaldas al desagradable hombre―. Ahora imagínate que mi gente se una, no quedaría nada para cuando lleguen tus refuerzos ―Le susurró al oído mientras con su mano derecha la sujeta por las caderas y con la izquierda le mantiene la vista al frente―. Todo esto se trata de unirte a mí. Imagina lo que podríamos lograr juntos ―Karma se movió inquieta entre sus brazos, su gente estaba sufriendo. ―¡Déjame defender a mi gente! ―Ordenó alterándose más. ―Solo bastará una orden mía para que paren todo. ―La apretó más a su cuerpo―. Acepta tu derrota y todo acabará. ―¡Jamás! ―Se negó por completo―. Nunca me rendiré a ti. ―Míralos, Karman ―Justo cuando ella abrió los ojos tras dejar de luchar, vio los cuerpos de sus padres tendidos en el piso y solo entonces miró con más detalle. Su gente estaba siendo masacrada, los cuerpos estaban por donde se mirara y los pocos que se mantenían en pie no se centraban porque querían llegar a ella para protegerla. Sabía que la falta de un lobo sería difícil, pero no pensó que llegaría a ese nivel. Ella se consideraba una guerrera de alto nivel y ahora no puede ni siquiera defender a su gente. ―Ya basta ―Susurró sin aire―. Para esto, por favor ―Suplicó derrumbándose, es incapaz de dejar sufrir a su pueblo solo por su orgullo―. Déjalos en paz. ―¡Paren! ―Ordenó Kael deteniendo la feroz batalla―. Nadie mueva un músculo o muere ―Su exigencia fue escuchada así demostrando cuanto control tenía sobre los demás, incluso sobre esos que solo se habían aliado por diversión―. En mi infinita benevolencia ―Kael mostró una sonrisa llena de maldad―, dejaré que vivan ―Paseó la mirada por el lugar―. Si intentan revelarse ante mí, no solo su reina pagará las consecuencias ―Olfateó el cuello de Karman estremeciéndola de la ira―, sino que todo lo que hasta hoy conocen dejará de existir. ―¡Deja a la reina en paz! ―Nova lo miró rabiosa. ―Tu reina vendrá conmigo y dependerá de ustedes que vuelva con vida ―Convirtiéndose en lobo con un movimiento rápido, la arrastró hacia la oscuridad del bosque, llevándola a su escondite. Karma se resistió con todas sus fuerzas, pero la superioridad de Kael era abrumadora. Pronto, se encontró a solas con él, un fuego ardiente surgiendo entre ellos mientras las tensiones crecían. ¿Qué podía esperar de ese imbécil? Se preguntó retrocediendo para alejarse del hombre desnudo frente a ella. ―Eres un maldito, desgraciado y asqueroso ser ―Escupió a sus pies. ―¿No temes por la seguridad de tu gente? ―Ladeó la cabeza―. Así como tu vida depende de ellos, la de ellos dependen de ti ―Ladeó la sonrisa en un acto que para Karman fue repulsivo―. Esto es fácil, reina mía ―Aspiró profundamente embriagándose con el aroma de la mujer frente a él. ―¡Te mataré en cuanto tenga la oportunidad! ―La bofetada de Karman lo asombró. ―Si tanto quieres acabar conmigo ―La sujetó con fuerza de los brazos y la acercó por completo a él, dejándola sentir su desnudez y la dureza que se alza entre sus piernas―, entonces tendrás que esforzarte ―Con un apretón en su cuello la desmayó. ―Alfa ―Kael no desvió la mirada del precioso rostro de la mujer desmayada entre sus brazos. ―Espérame afuera ―Rugió cabreado por la interrupción, su lobo estaba por descontrolarse y quizás es lo que deseaba él. Después de poner a Karman sobre la cama, salió para reunirse con su hombre. Las estrellas en compañía de la luna dejan caer su luz sobre el denso y oscuro bosque donde se resguardaba el más feroz de los lobos. ―Los reyes están muertos y… ―Quiero que acaben con esos malditos ―Lo miró con ojos rojos―. ¡Se suponía que los sometería a todos, no solo a su hija! ―Aldric, el beta de Kael se tensó por la furia de su alfa―. Cuida bien la manada. Asesina a todo el que pretenda atacarla. ―Como ordene, Alfa ―Aldric tomó su forma lycan y desapareció del lugar. Kael estaba mirando las estrellas con una sonrisa amarga dibujada en sus labios cuando un contundente golpe lo hizo gruñir. Karman al ver que no se desplomó corrió para intentar escapar, pero no pasó demasiado tiempo cuando ya estaba bocarriba sobre el piso frío con el enorme hombre sobre ella. ―Quizás no lo has notado porque no tienes un lobo ―La miró a los ojos, su mirada más oscura y profunda―, pero resulta que el plan de tu manada fue todo un éxito. Has encontrado a tu futuro marido ―Karma lo miró descolocada―. Eres mi luna y tomaré lo que me pertenece. No solo quiero tu territorio, también te quiero a ti. ―¡No! ―Intentó negarse, pero la fuerte mordida no solo le causó demasiado dolor, sino que le arrancó cada gramo de fuerza que tenía. ―Ahora me pertenecerás para siempre al igual que tu gente.
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