Joel Santoro
La vida no es siempre como uno espera, hay muchas oportunidades nuevas otras no, pero a mi la vida no me había brillado tanto.
Yo, Joel Santoro era simplemente un hombre dedicado a su trabajo, no mantenía una relación estable pues no era algo que naciera de mí, mantenía relaciones con chicas que solo querían eso, un momento de sexo y listo, lo que para mí no importaba, mi trabajo ameritaba más.
Era catalogado como uno de los abogados más importantes de todo Italia, me había recibido con honores y a mis 30 años tenía un gran bufete de abogados, además tenía una alianza con mi mejor amigo Alexei.
Era el abogado de su empresa para cuestiones meramente legales, uno no sabia cuando podría ofrecerse.
-Voy a viajar unos días a Hong Kong-menciono Renata mientras tomaba una copa de vino sacándome de mis pensamientos, ella era la única mujer con la que me había acostado más de una vez, no es que me gustará mucho pero ella era linda, su cabello rojo y corto la hacían ver seductora- Tengo algunos negocios que atender alla- menciono vistiendose, ella tenía una empresa que heredará de su padre por lo que tenía una economía muy elevada.
-¿Cuando te vas? - pregunte colocando mis zapatos para irme
-Mañana mismo, estaba pensando en que podías llevarme al aeropuerto, después de todo creo que tenemos algo más que solo un acostón- menciono y yo suspiré.
En ocasiones era una loca de lo peor, tenía algo que no terminaba de convencerme y es que usaba artimañas muy bajas para lograr sus objetivos, era guiada a manipular para obtener lo que queria
-Como quieras pasaré a recogerte- tome mis cosas y salí sin siquiera despedirme de ella.
Camine hasta mi auto y conduje hasta mi departamento, lo tenía todo pero aún así no me sentía completo, mis padres se la pasaban viajando y pocas veces venían, podría decirse que mi gran compañía era mi amigo y su familia.
Llege a mi departamento y automáticamente me quede dormido, sintiendo que mañana no sería un gran día.
.....
-Voy a regresar en 3 meses- menciono dejando un beso en mis labios cosa que no incendió nada en mi
-Cuidate Renata- respondí y ella me miró de una manera extraña
-Donde me entere que me engañas... - me señalo
-No somos nada te lo recuerdo, es solo sexo y tu aceptaste los términos- le recordé y ella me miró ofendida
-Idiota- tomó sus maletas y entro para abordar el avión.
Suspiré aliviado, siendo sincero no se como la aguanto, como logró soportar sus caprichos y esa toxicidad obsesiva que tiene conmigo, ¿En qué pensaba cuando decidí acostarme con ella? Esa era la pregunta del año.
Estaba por salir de la sala de espera cuando la voz de una chica llamó mi atención, no hablaba en italiano, al contrario tenía un acento como es español pero no castellano, más bien sonaba a latino y eso atrajo mi atención.
Me gire para buscar el origen de esa voz y ahí la encontré, una chica con dos maletas enormes a su lado, llevaba un pantalón n***o y una blusa blanca de satin que la dejaba ver hermosa, su piel clara y poco bronceada resaltaba con los colores que usaba y el cabello rubio cayendo por su espalda.
Me daba la espalda y lo único que quería era que girará para ver su rostro y así lo hizo, se giro guardando su móvil y tomando sus maletas, era preciosa de eso no tenía dudas.
Quise acercarme a ella mientras ambos caminamos hasta la salida del aeropuerto pero la perdí de vista cuando un grupo de turistas pasaron en medio de ambos.
Quise volver al aeropuerto para pedir su información, algo debía de haber en los registros pero me contuve.
No podía invadir la vida de las personas que ni siquiera conocía, así que simplemente fui a la oficina para olvidarme de todo.
-No pienso enamorarme- mencione frustrado
-Eso mismo decía yo Joel, el amor es impredecible- mi amigo estaba ahí dándome sermones sobre el amor
-Ni siquiera la conozco, ¿Como quieres que me enamore? - pregunte y el sonrio
-No lo se pueda que pronto la conozcas- se encogió de hombros- En fin ¿Qué piensas hacer ahora que Renata no está? - sonreí sin poder evitarlo
-Descansar, descansar y descansar, te juro que ya me tiene loco- mencione frustrado y el se rio
-Es que de verdad no entiendo como la sigues viendo- toco su cabello- Es tan exasperate, tóxica y de verdad te juro que no la tolero- menciono y yo sonrei
-Somos dos, pero sabes que es así y siempre va y me busca, estoy en el antro ella va, estoy en el bufete ahí la encuentro, estoy en el departamento y va- enumere cada una de las cosas- Solo falta que venga y me busque aquí- mi amigo abrió sus ojos y negó varias veces
-Que bueno que lo dices voy a prohibir su entrada aquí- tomo su móvil y mando un mensaje de texto
-Ve el lado bueno- dentro de todo quería ver la luz al final del túnel- No la veré en tres meses y ya sabes lo que implica- sonreí y el negó
-Sexo y mujeres- suspiro- ¿Qué piensas hacer con esa chica? - pregunto y yo lo mire por un segundo
-Esperar a que aparezca sola, no pienso investigarla- asegure y el sonrió
-Espero tengas suerte- me deseo y yo sonreí.
Los días siguientes solo pase buscando por todas las calles de Roma, intentando encontrarla o siquiera verla de lejos, tenía curiosidad de quién podía ser esa chica pero había una posibilidad muy grande de que se allá ido en estos días.
Pero algo me decía que no, que ella seguía aquí en cualquier lugar de esta ciudad y que cuando menos lo esperaba ella aparecería.
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Javier Renov
Era el mejor en mi área, todas las enfermeras estaban encantadas conmigo, y no solo por ser el mejor, era porque sin duda era un hombre atractivo y sexy, pero nada había salido bien en mis relaciones sentimentales.
Adriana, Adriana Jones era una chica única, preciosa y sensual que había llegado a trabajar cuando era recién egresada, pero era un total cavernicola y terminé perdiendola antes de tener una relación con ella, todo por no moestrar lo que sentía.
Pero ahora había llegado una chica, amiga de Adriana venía de intercambio y sin duda era preciosa, su cabello rubio y ojos marrones la hacían ver sensual.
Pero su mirada, su mirada era triste, arraigada y con desconfianza a todos, lo que me causaba intriga.
-Te estoy hablando Renov- menciono sacándome de mis pensamientos
-¿Qué pasa rubia? - mencione con desagrado y ella sonrió
-Estaba presentando a la nueva doctora de pediatría- Debatió Adriana ¿Hay algún problema con ello? - me miro elevando una ceja y sonrei
-Me parece ilógico que dejarán ir a un excelente traumatologo para traer una simple pediatra- mencione con prepotencia atrayendo una sonrisa de la rubia
-Renov, te quedan pocos días aquí así que no opines- menciono Adriana y yo sonreí recargandome en la silla
-Para tu información doctor amargado- menciono la rubia- Tengo una especialidad en pediatría y una maestría en Traumatologia, soy buena en ambas áreas- eleve una ceja sorprendido y sonreí
-Sigues sin convencerme, pero en fin, es su hospital señora Ivanov- mire a la castaña quien me miro molesta- No deje que los sentimientos gobiernen su vida laboral- le di un consejo y ella sonrio
-Lo mismo digo Renov- me miro- Ya ve lo que pasó por no poner límites a sus sentimientos- me reto con la mirada y sonreí- Bienvenida seas Megan, cualquier duda que llegues a tener no dudes en acercarte a cualquiera de nuestros compañeros- toco la mano de la chica nueva y sonrió con calidez antes de salir.
Algo me decía que Megan Montero traería problemas en mi vida y yo estaba dispuesto a hacerle la vida imposible a ella.