Capítulo 1

1422 Words
Era una noche lluviosa en la ciudad y Kate se encontraba en el bar donde trabajaba una de sus mejores amigas, quien justo ese día estaba enferma y no podía ir a trabajar. Kate, desempleada y necesitada de dinero, había aceptado reemplazarla esa noche. El bar estaba completamente vacío, salvo por ella, debido a la fuerte tormenta que azotaba la ciudad. Kate estaba detrás de la barra, secando vasos y esperando a que el tiempo pasara. El sonido de la lluvia golpeando el techo del bar creaba de vez en cuando escalofríos en ella. De repente, la campana sobre la puerta sonó haciendo que Kate levantara la cabeza de inmediato, viendo como un hombre alto, con un traje de color n***o y camisa azul muy guapo y completamente empapado entró en el local. Kate se sorprendió al verlo y se preguntó qué lo había llevado a salir en una noche tan fría y lluviosa. —¡Vaya noche para estar afuera! —dijo Kate, intentando romper el hielo. El hombre sonrió, sacudiendo un poco el agua de su abrigo antes de responder. —Sí, parece que la lluvia no quiere dar tregua esta noche. ¿Puedo sentarme en algún lugar para secarme un poco? Kate asintió, señalando un taburete cerca de la barra. —Por supuesto, siéntate donde quieras. ¿Quieres algo caliente para tomar? Un café, quizás. El hombre agradeció con un gesto y se sentó en el taburete que estaba frente a la barra, justo frente a Kate, al tenerlo más cerca, vio sus ojos de un color verde claro y la barba de un día que ya comenzaba a salir en su barbilla… Kate no pudo evitar repararlo, era muy guapo. —Un café suena genial, gracias. Mientras Kate preparaba el café sin dejar de mirarlo, el hombre aprovechó para quitarse el abrigo y sacudir un poco más el agua de su cabello. Kate no pudo evitar notar los músculos de sus brazos al hacer aquel movimiento y lamió su labio inferior mirándolo aún más, incluso estando empapado era muy guapo, ¿cómo se vería en otro momento? Kate le acercó el café junto con una pequeña toalla de mano que era lo único que tenía, al menos podría secarse un poco. El hombre agradeció el gesto con una sonrisa y comenzó a secarse el cabello y el rostro mientras disfrutaba del aroma del café caliente. Después de dar un sorbo al café, el hombre miró a Kate con seriedad y le dijo: —Gracias por esto. De verdad que lo necesitaba Kate asintió con simpatía y preguntó: —¿Qué te trae por aquí en una noche como esta? El hombre suspiró y bajó la mirada por un momento antes de responder. —Mi auto se quedó varado unas cuadras atrás y tuve que caminar buscando ayuda. En medio de eso, fui sorprendido por dos hombres que robaron todas mis pertenencias. Me dejaron sin un peso. Kate sintió compasión por él y se acercó un poco más por sobre la barra, apoyando sus codos e inclinándose hacia él. —Lo siento mucho. ¿Estás bien? ¿Necesitas llamar a alguien o a la policía? —, preguntó con preocupación. El hombre asintió con la cabeza. —La verdad es que sí, me gustaría llamar a un amigo para que venga por mí y de una vez pagarte por el café —dijo haciendo sonreír a Kate quien le ofreció amablemente su teléfono y el hombre lo aceptó con gratitud. —El café corre por mi cuenta, es lo mínimo que puedo hacer después de la pésima noche que estás teniendo. ¿Cómo fue que sucedió todo? —Había salido del trabajo tarde y estaba camino a casa cuando mi auto comenzó a fallar. Cuando finalmente se detuvo, intenté arreglarlo con lo poco que sé sobre autos, pero como ves… No ha funcionado mucho. No llevaba paraguas y aunque lo más lógico habría sido llamar por ayuda y quedarme dentro del auto, sabía que en la próxima esquina había un taller de autos solo que… —Cierran a las siete de la noche. —Si bueno, eso yo no lo sabía y no le había avisado a nadie aun, creí que lo conseguiría, pero fue caminando hacia allí que me abordaron dos hombres y me quitaron todo… Tenía en la mano la llave de mi auto, la apreté tan fuerte que habrán pensado que tenía el puño cerrado por otra cosa, ya que no me la han quitado. Al menos sigo teniendo auto, varado, pero aun es mío. —¡Oh por dios! —Kate se asustó un poco al comprender que había ladrones rondando por la zona y decidió cerrar la cafetería de una vez. —Creo que sería mejor que cerremos por hoy —, dijo con determinación mientras comenzaba a correr hacía la puerta para cambiar el letrero de abierto a cerrado y poner seguro. Sabía que ya no llegaría nadie, la lluvia había espantado a todo el mundo… Menos a dos ladrones que andaban sueltos por ahí. El hombre la miró con comprensión y asintió. —Entiendo. No quiero meterte en problemas —, dijo mientras al final alguien al otro lado respondía la llamada y le informaba donde estaba y que llegara pronto. Kate le aseguró que estaba bien y que podía quedarse en el bar hasta que llegara su amigo o hasta que la tormenta cesara. —De todas formas, he cerrado al público, así que no hay problema —, agregó con una sonrisa amable. —No lo hice para que tú te fueras. El hombre agradeció una vez más su hospitalidad y se disculpó por haber causado problemas. —No te preocupes por eso —, respondió Kate con sinceridad. —De hecho, no trabajo aquí. Soy desempleada y estoy cubriendo el turno de mi mejor amiga, quien está enferma. El hombre pareció sorprendido por la revelación. —Vaya, eso es muy amable de tu parte —, comentó con admiración. —¿Y cómo te has estado arreglando últimamente? —, preguntó con interés genuino. Kate suspiró y se encogió de hombros. —No ha sido fácil, pero me las arreglo. Estoy buscando trabajo, pero ya sabes cómo está la situación en estos días —, dijo con una leve expresión de resignación en su rostro. El hombre asintió con empatía. —Sí, entiendo completamente. Este último año ha sido complicado para muchos —, dijo con tono comprensivo. Mientras tanto, la lluvia seguía golpeando las ventanas del bar y el sonido del trueno resonaba en el aire. Kate y el hombre se quedaron en silencio por un momento, perdidos en sus propios pensamientos mientras esperaban a que la tormenta pasara. —Por cierto, soy Katerin, pero todos me llaman Kate —, dijo ella, extendiendo la mano hacia él. —Un placer, Kate. Soy Jackson — respondió él, estrechando su mano con firmeza. La tormenta seguía rugiendo afuera, pero dentro del cálido refugio del bar, Kate y Jackson se sentían cómodos y conectados. Finalmente, vieron las luces de un auto detenerse frente al bar a través de las ventanas, Jackson suspiró sabiendo quien había llegado y le sonrió a Kate. —Ven, te llevo a casa —le dijo sorprendiendo a Kate. —Oh, no hay necesidad, tengo una moto y puedo ir en ella —respondió. —¿Moto? ¿Con esta lluvia? —Kate hizo una mueca sabiendo que él tenía razón. —Tómalo como mi pago por todo lo que has hecho por mí. Pidió el hombre y Kate asintió, no solo porque realmente era mejor ir en auto a casa en vez de en su moto, sino que Jackson tenía algo que atraía a Kate y quería seguir charlando un poco más con él. —Está bien, solo por la lluvia. Jackson rio un poco y asintió. —Solo por la lluvia. Le hizo un ademán para que salieran del bar, Kate terminó de organizar todo y cerró la puerta con llave, terminando por bajar la gran reja gris a la cual le puso un candado pesado asegurándose de cerrar bien, tenía que avisar a Jessie, su amiga, que había habido un caso de hurto en el lugar para ponerla en alerta. Esperaba que ella no se enojara porque Kate estuviera cerrando más temprano de lo que debía, ¿pero a quién quería engañar? Ya no habría más clientes en lo que restaba de la noche y prefería ir a casa en compañía de Jackson.
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