Capítulo 3

1909 Words
3. El beso desató una tormenta de emociones dentro de ellos, una lucha entre la razón y el deseo. Se separaron lentamente, con la respiración entrecortada y los corazones latiendo al unísono. —Lo siento —, murmuró Jackson, con los ojos llenos de arrepentimiento y deseo. Kate simplemente sonrió, una sonrisa llena de complicidad. —No hay nada de qué disculparse —, susurró antes de ella abalanzarse sobre él y besarlo. ** El ruido de la lluvia fuera de la casa parecía amplificar el latido de sus corazones mientras se perdían el uno en el otro, dejando que la pasión los consumiera en la calidez de la noche lluviosa. Y entonces, en un momento de valentía impulsiva, Kate tomó la mano de Jackson y lo llevó a su habitación. La pasión ardía entre ellos mientras se perdían en un mundo de sensaciones y emociones que los consumían por completo. El resto de la noche pasó en un torbellino de pasión y deseo, dejando a Kate y Jackson exhaustos pero completamente satisfechos. Se durmieron juntos, envueltos en el calor de sus cuerpos y el sonido reconfortante de la lluvia que continuaba cayendo fuera. Al amanecer, se despertaron juntos, con sonrisas en sus rostros y el conocimiento de que algo especial había nacido entre ellos en esa mágica noche lluviosa. Así, entre susurros y caricias, Kate y Jackson se permitieron explorar la intensa atracción que había surgido entre ellos de nuevo, sumergiéndose en un mundo de sensaciones que los llevaría a un lugar donde solo existían ellos dos y el poderoso lazo que ahora notaban que unía a dos extraños. Entre risas y miradas cómplices, Kate y Jackson se acercaron aún más. Se abrazaron con ternura, sintiendo el calor mutuo de sus cuerpos mientras la lluvia, ahora más una suave brisa, golpeaba suavemente las ventanas. —Es increíble cómo la vida puede sorprenderte —, murmuró Kate, recostando su cabeza en el hombro desnudo de Jackson. —Lo sé —, respondió él, acariciando suavemente su cabello. —Nunca esperé encontrar a alguien como tú en una noche como esta. La sinceridad en las palabras de Jackson hizo que el corazón de Kate diera un vuelco. Nunca antes se había sentido tan viva, tan conectada con otra persona. Fue una conexión tan espontanea, ¿qué habría pasado de no haber remplazado esta noche a su amiga en el bar? ¿De no haber habido lluvia? ¿Si su auto no se averiaba?... Tantas casualidades completamente hermosas para llevarlos a ese momento. Sin embargo, el deber llamaba a Jackson, quien se vio obligado a despedirse de Kate para dirigirse al trabajo. —Lo siento mucho, Kate —, dijo Jackson con pesar mientras se ponía la abrigo de su traje. —Realmente desearía poder quedarme, pero tengo una reunión importante en la oficina esta mañana. Kate sonrió con ternura, entendiendo la responsabilidad de Jackson. —No te preocupes, lo entiendo. El trabajo es importante —, respondió ella, tratando de ocultar su deseo de que él se quedara un poco más. —Gracias por entender —, dijo Jackson, acercándose para darle un suave beso en los labios. —Te llamaré más tarde, ¿de acuerdo? Kate asintió con una sonrisa. Una vez sola en su casa, Kate se dejó caer en el sofá, perdida en sus pensamientos. Recordaba cada momento de la noche anterior con Jackson, deseando poder revivirlo una y otra vez. Pero entonces, un pensamiento la sacó de su ensimismamiento: ¿cómo podría contactar a Jackson de nuevo? Se dio cuenta de que él nunca le había pedido su número, ni a ella se le ocurrió dárselo incluso cuando dijo que la llamaría, él tampoco le había dado su apellido, ni había mencionado dónde trabajaba. No tenía forma de buscarlo en las r************* ni de llamarlo. Se levantó del sofá y comenzó a pasear de un lado a otro, sintiendo una creciente sensación de ansiedad. ¿Y si nunca volvía a ver a Jackson? ¿Y si esa noche había sido solo un hermoso sueño del que pronto despertaría? Pero entonces, una chispa de esperanza brilló en su mente. Jackson sabía dónde vivía ella. Después de todo, él había estado en su casa hace tan solo minutos. Quizás, solo quizás, él la buscaría. ** Kate se preparó para reunirse con sus amigas para contarles todo sobre la noche anterior. Estaba ansiosa por compartir los detalles de su encuentro con el apuesto desconocido que había entrado en su vida de forma tan repentina. Cuando llegó al café donde habían acordado encontrarse, encontró a Sofía, Carla y Lucía ya sentadas en una mesa, esperándola con expresiones curiosas en sus rostros. —¡Chicas! —, exclamó Kate mientras se acercaba a la mesa con una sonrisa radiante. —¡Kate, cuéntanos todo! —dijo Sofía emocionada, inclinándose hacia adelante. Kate tomó asiento y comenzó a relatarles cada momento de la noche anterior, desde la entrada de Jackson en el bar hasta su dulce despedida al amanecer. Describió cómo él había sido un verdadero caballero, preocupándose por su bienestar y tratándola con un respeto genuino. —¡Fue como un príncipe! — exclamó Kate emocionada. Las amigas intercambiaron miradas cómplices antes de que Carla soltara una risita. —¿Un príncipe, dices? — preguntó con una ceja levantada. —¿No será más como Ceniciento, entrando a tu vida por una noche y luego desapareciendo sin dejar rastro? Kate frunció el ceño ante la comparación, pero luego se unió a la risa de sus amigas. Aunque Carla bromeaba, había una verdad incómoda en sus palabras. ¿Qué pasaría si Jackson nunca volvía a contactarla? —¡Oh, vamos, Carla, deja de ser tan pesimista! —, intervino Lucía, tratando de calmar las preocupaciones de Kate. —Seguramente esta noche vaya a verla de nuevo, lo presiento. Kate asintió, queriendo creer en las palabras de Lucía. Sin embargo, una pequeña semilla de duda se había plantado en su mente, y no podía evitar preguntarse si volvería a ver a Jackson. —¿Y qué piensas hacer ahora, Kate? — preguntó Sofía, mirándola con interés. —¿Vas a esperar a que Jackson te busque o planeas tomar la iniciativa? Kate jugueteó con la cuchara en su taza mientras consideraba la pregunta. —No estoy segura —, admitió. —Quiero esperar a ver si él se comunica conmigo, pero también me preocupa que no lo haga. —Entiendo —, dijo Lucía comprensivamente. —Quizás podrías intentar buscarlo en r************* o ver si alguien del bar sabe algo sobre él. Es posible que alguien haya visto su auto cerca del lugar la noche pasada… Aunque con la lluvia, los ladrones y ni un alma en pena por ahí… —No sé ni siquiera su apellido, ¿cómo podría buscarlo en r************* ? ¡Habrá millones de Jackson en la red! —Ufff, en eso tienes razón. Hay mínimo tres Jackson en cada esquina. Todas rieron por el comentario de Sofía. Carla tomó un sorbo de su café antes de agregar su opinión. —Solo deja que él te busque, así, sin más. —Y mientras tanto, ¿qué hay de tu amiga enferma? —a Lucía no le agradaba mucho Jessi y Kate jamás había entendido porqué —¿Estás pensando en reemplazarla nuevamente esta noche? Kate frunció el ceño, recordando que hoy no era el turno de su amiga en el bar. —Oh, cierto—, murmuró. —Hoy no tiene turno, así que no necesitará un reemplazo. —Entonces, ¿qué harás hoy? — preguntó Sofía, mirándola con curiosidad. Kate suspiró, sintiendo el peso de su situación desempleada una vez más. —Supongo que seguiré enviando currículums y buscando empleo —, respondió con determinación. —No puedo depender de cubrir turnos en el bar para siempre ni esperar que me llamen de vez en cuando, necesito encontrar algo fijo, pronto. —Espero que encuentres algo pronto —, dijo Lucía con simpatía. —Sabemos lo difícil que ha sido para ti. —Gracias, chicas —, respondió Kate, agradecida por el apoyo de sus amigas. —Realmente lo aprecio. ** Después de despedirse de sus amigas, Kate salió a las calles de la ciudad rumbo a una sala de café internet donde imprimió varias carpetas llenas de su hoja de vida con las que salió en la mano. El sol brillaba en el cielo, contrastando con la noche lluviosa de ayer, y el bullicio de la ciudad llenaba el aire a su alrededor. Decidida a encontrar trabajo, Kate se dirigió primero a las pequeñas tiendas y restaurantes locales, repartiendo sus currículums y dejando una impresión amable en cada lugar que visitaba. —Buenos días, ¿puedo dejarles mi hoja de vida por si tienen alguna vacante disponible? — preguntaba con una sonrisa mientras entregaba su carpeta. A medida que avanzaba por las calles, Kate se encontró frente a imponentes edificios que albergaban algunas de las empresas más grandes de la ciudad. Con un poco de nerviosismo pero también con determinación, decidió entrar en algunas de ellas y dejar su hoja de vida en la recepción. En una de las empresas multinacionales, Kate se encontró con un lobby elegante y moderno, con empleados trajeados y ocupados moviéndose de un lado a otro. Se acercó a la recepcionista con su carpeta en la mano y le explicó su situación. —Buenos días, mi nombre es Kate y estoy buscando oportunidades de trabajo —, comenzó Kate con una sonrisa. —Me preguntaba si podrían tomar mi hoja de vida y considerarla para cualquier posición disponible. La recepcionista asintió cortésmente y tomó la carpeta de Kate. —Por supuesto, lo haré llegar al departamento de recursos humanos —dijo amablemente. Después de dejar su hoja de vida en varias empresas más, llegó a casa después de un largo día de buscar empleo, con el corazón lleno de esperanzas por las oportunidades que había buscado y la expectativa de una posible visita de Jackson. Se sentó en su sofá con una taza de café caliente, repasando mentalmente los momentos compartidos la noche anterior y preguntándose si él aparecería. Las horas pasaron lentamente y, a medida que el sol se ponía en el horizonte, la esperanza de ver a Jackson comenzó a desvanecerse Con el pasar del tiempo, el entusiasmo inicial de Kate se transformó en una sensación de desaliento y tristeza. Se preguntaba si tal vez había malinterpretado la conexión que había sentido entre ellos, o si Jackson simplemente había perdido interés. Finalmente, cuando el reloj marcaba la medianoche y las luces de la ciudad se atenuaban, Kate se dio cuenta de que Jackson no iba a venir. Una sensación de desilusión la invadió mientras se sentaba en silencio en la oscuridad de su sala de estar, preguntándose qué había salido mal. El sonido del viento que golpeaba las ventanas de su apartamento parecía susurrarle palabras de consuelo, pero Kate no podía evitar sentirse abrumada por la tristeza. Había puesto todas sus esperanzas en la posibilidad de ver a Jackson nuevamente, y ahora se enfrentaba a la cruel realidad de su ausencia. Con el corazón roto y las lágrimas amenazando con caer, Kate se levantó del sofá y se dirigió a su habitación. Se acostó en su cama, envuelta en la oscuridad de la noche, preguntándose qué había hecho mal y si alguna vez volvería a ver a Jackson.
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