1

2214 Words
Nos pasamos la vida creyendo saber a donde vamos. Planeamos y organizamos todo para no perder un segundo de nuestro valioso tiempo, tiempo que no se recupera; intentamos contra todo pronóstico alcanzar metas en un periodo ya establecido... Y aunque se vea bien. Está mal. Porque entonces también pasamos la vida llenándonos de presiones, juzgándonos a nosotros mismos. Y cuando nos damos cuenta de que escogimos mal, allí, arrepentidos, miramos hacia atrás, hacia muchos años atrás y vemos lo errado que fue querer construir una planificación a base de intereses... Y olvidamos vivir. Olvidamos que lo que nos hace feliz ya no nos acompaña. O forma parte de nuestras vidas. Si las cosas se dan bien, pues enhorabuena, felicidades... Pero si salen mal entonces sabremos cuan equivocado estuvimos por buscar desesperadamente ser quien no somos. Y sí. Hablo de pintar. Hace muchos años que no lo hacía. Creo que la última vez que dibujé con pasión y ganas, así como lo hago ahora, fue en una vieja clase de pintura con el profesor Oliver y Alín. Si mal no recuerdo tendría diecisiete años aún. Y hablando de mi profesor de pintura y su esposa, ambos increíbles seres humanos por cierto, se mudaron a Italia después de descubrir que estaban embarazados. Aún tenemos contacto, de hecho, hace casi ocho meses que los vi, y tienen una hermosa niña, acaba de cumplir los cuatro años. En fin. Después de dar a luz a John, pensé que sería una madre soltera más del montón y que pasaría el resto de mi vida dependiendo de mis padres, siendo un parásito hasta que el bebé fuese grande y yo pudiera trabajar en una cafetería o limpiando hogares. Pero no fue así, el enorme apoyo que recibí fue tal que me mudé con mi hijo fuera de la ciudad, tal vez no a Notre Dame como soñaba cuando tenía diecisiete años, pero sí a estudiar. No me importó inscribirme en otra carrera que no idealizaba con tal de ser alguien en la vida y no una doña nadie, porque no sólo tenía que ver por mí, tenía que hacerlo por mi hijo. Mi carrera era la que iba a alimentarnos a ambos. Y así sucedió. Me gradué de licenciada en administración. Yo odiaba los números en la secundaria, pero eso no fue impedimento. Todo lo hice por John, por ser una buena madre para él. Quizás no lo quería inicialmente debido al trauma por el que pasé siendo tan joven, ver a mi hijo y que fuese la copia exacta pero más joven de su padre me dolía, pero eso tampoco era impedimento. Yo era su madre y teníamos que sacarnos adelante. Así fue como dejé de lado lo que más amaba hacer en el mundo. Pintar. Las prioridades eran otras, pintar no me daría de comer, o al menos eso pensaba yo para el momento. Y ahora con un cheque repleto de números formando una cantidad de dinero exorbitante me digo que estuve muy equivocada. Pasé muchos años de mi vida pensando que iba por buen camino cuando en realidad no había elegido lo correcto. Utilizar un lápiz, un pincel o un pedazo de carbón, no importa lo que fuese, pero capaz de hacer arte me llena de vida, de paz ¿Por qué fui tan tonta como para dejarlo de lado sólo que por seguir un patrón de pensamientos generales? Entonces comprendo que tuve miedo, tenía miedo de equivocarme y de caer al abismo, pues no sólo me hundiría yo, también traería conmigo a mi bebé. Y sentí ese mismo miedo hace un año, cuando tomé ese vuelo a Londres después de salir corriendo como una cobarde de la iglesia, dejando a Paúl allí, sin alguna explicación que fuese amplia y concisa. No sabía si hacía lo correcto, no sabía si salir del país en esas circunstancias de mi vida sería lo mejor. Pero lo fue. Y ahora aquí estoy. En una galería, con mis obras de arte, sosteniendo el cheque que un comprador anónimo dejó para poder llevarse todo esto. Jamás lo creí posible. Después de que llegué a Londres me refugié en los dibujos, dibujaba a cualquier persona de la calle, dibujaba paisajes... Y entonces un día sólo pasó. Una mujer que transitaba por las calles mojadas de la ciudad se detuvo para mirar el boceto que yo con tanto empeño me esforzaba por terminar. Me sobresalté al verla a mi lado, observando con brillos en lo ojos lo que yo hacía y entonces me pidió que la dibujara a ella. Y aunque me sentí avergonzada, lo hice. Y vaya que fue la mejor decisión. -Cuentame tu historia. -me pidió tras verme derramar lágrimas mientras dibujaba cada trazo, uniendo líneas que minutos después serían su rostro. Y le conté mi vida. Desde ese primer beso lleno de inocencia hasta la muerte de un hijo fruto de ese amor. La mujer lloró con mi historia, como todo aquel al que se la conté después. Al terminar el dibujo, se lo entregué y aunque ella quiso pagarme por ello, me negué. Durante todo un mes entero iba a sentarme a ese banco, para dibujar lo que sea que llamara mi atención, mes en el que la mujer también me acompañó, charlábamos, reíamos y llorábamos juntas esas penas que nos atormentaban. Ella también me contó que acababa de enviudar, su corazón estaba de duelo, se desahogó conmigo, aún amaba a su marido. Días después fui protagonista de uno de sus artículos en la revista mas importante de Inglaterra, porque ella era periodista, sí, y yo no lo supe sino hasta ese momento en que vi mi nombre en las planas. Me mencionaba como la pintora de las calles de Londres, y mostró el boceto que le hice el día que la conocí junto a otros que le regalé, eso bastó para que muchas personas más fuesen a ese banquito en el que me senté por un mes entero, a pedirme que los dibujara. Karolain. Esa mujer fue una bendición. Así empezó todo, de nuevo. Luego personas importantes me pedían retratos, y dejé a un lado el lápiz, fui por algo más complejo: Acuarelas, pinturas y lienzos. Y empecé a ser yo misma, después de tantos años. Hice arte para la realeza, hice arte para festividades importantes. Sólo hice arte. Y empecé a ganar dinero por eso, en menos de lo que esperé mis cuentas se llenaron de ceros. Pero lo más importante de todo es que conocí a muchísima gente, personas buenas que me brindaron apoyo en un país en el que no tenía a nadie, en el que estuve viviendo humildemente con mis pocos ahorros los primeros meses. Entonces emprendí un viaje de aprendizaje y encuentro conmigo misma, viajé a Berlín, a Roma, a Moscú, fui a la India, visité Tokio y finalmente volví aquí, a donde inició este enorme emprendimiento y crecimiento personal. Aprendí sobre muchas culturas, probé diferentes gastronomías, disfruté, lloré al recordar ciertos eventos, me fui de fiestas, conocí a personas serviciales y amables en cada país. Y entendí que todo lo que me sucedió en estos dos últimos años me sirvieron para entender que soy una roca fuerte que puedo soportar lo que nadie es capaz. E inicié una nueva vida. Me hice vegana de forma temporal para mejorar mi salud con la desintoxicación, tengo tres tatuajes, me acosté con el hermano de Karolain y ambos estuvimos de acuerdo en que sólo serían encuentros ocasionales, que no seríamos una pareja; me pinté el cabello de rubio y después volví a mi color original, me embriagué, me bañé bajo la lluvia... Empecé a vivir. Ya me había enamorado, ya había sufrido, ya había pasado por lo peor... Entonces esta nueva vida se ha basado desde el día uno en sólo disfrutar, disfrutar yo. He hecho todo lo que no pude hacer después de que salí embarazada y me encerré en mi mundo. Comprendí que todo lo que sucedió tuvo un fin: Romper esa coraza. Mi coraza. Escapé de Washington esa tarde vestida de novia y con el alma destrozada, y sólo tenía un fin: Encontrarme conmigo misma y sanar. No hicieron falta siete años, ni nada más. Sólo hizo falta doce meses viviendo y haciendo lo que más amo para decir con completa seguridad que estoy sanada. Que ya me encontré. Karolain me da un empujoncito con las manos puestas en mis hombros, está detrás de mí. -Oh, madre mía. Eres casi famosa en toda Inglaterra. Me río. Me rodea hasta que está frente a mí. Karaolain ha sido un excelente apoyo, es una increíble amiga. Su acento inglés le da un aire interesante también, ella es hermosa. -No exageres. -¿Cómo que no? Hasta la prensa y televisión nacional está aquí -agarra dos copas de la bandeja que trae un mesero que viene pasando y me entrega una.- Tenemos que brindar porque eres un crack. -Tú eres el crack. -Sí, lo sé. Pero tú también. Asi que brindemos porque somos unos cracks. Me río. Miro a mi alrededor y por un momento todo se detiene y empieza a reproducirse en cámara lenta. Un montón de recuerdos me golpean, buenos y malos. Parpadeo varias veces hasta que salgo del trance y termino sonriendo, con la copa alzada, chocándolas con cuidado. -Por la buena vida. -Por la buena vida. Bebemos al mismo tiempo y nos quedamos observando el lugar, hay muchísimas personas aquí, desde reporteros hasta invitados especiales del palacio. Todo lo que he logrado ahora ha sido gracias a él, de alguna manera. -¿Qué harás ahora? ¿Irás a Suramérica? -No, regresaré a casa. Creo que ya es hora de volver. Ella me regala una sonrisa. -Me parece bien, Camilita. -Karolain tiene cuarenta años y ha sido una figura muy maternal para mí aquí.- Ya es hora de que vuelvas a tu hogar y muestres lo que eres, de lo que estás hecha. Eres una excelente chica, joven, bonita y talentosa, te auguro un futuro lleno de éxitos y bendiciones. Es imposible que no sonría con sus palabras. -Has sido un ángel en mi camino, Karolain. Tengo que agradecerte mucho. Por un momento me siento triste de tener que dejar esta ciudad que ha sido mi refugio. De alguna manera formé un nuevo hogar aquí. -Cuéntame ¿Cuando te irás? -Bueno, el viernes mi hermano tiene su fiesta de compromiso. Debo llegar antes. Se lleva las manos a la boca, emocionada. Sí, yo también me emocioné muchísimo con la noticia. -¿Y lo verás a él? -Por supuesto, son mejores amigos desde niños. -respondo tranquila. Ya me he mentalizado al respecto. -¿No estás nerviosa? Digo, es... ¿Cómo llamarlo? El amor de tu vida. Mucho. Estoy aterrada. La última vez que nos vimos las cosas acabaron mal. Asiento repetidamente. -Pero si te soy sincera, quiero verlo. Ella empieza gritar moderadamente y da saltitos. Jackson y yo no hemos tenido ningún tipo de contacto este último año, sólo lo he visto por noticias de internet, al parecer le está yendo bastante bien. Pero eso ha sido todo, cuando hablo con Carlos o con mamá ninguno lo menciona, Antoan y Tiphanie de igual manera, supongo que piensan llevar el mismo ritual de cuando tenía aquella barriga de embarazada. Nadie lo nombraba. Él estaba muerto. Porque sí, he sido muy cerrada con todos. Nadie sabe que he estado viajando y pintando, para ellos sólo estoy en Londres pasando mi pena de amor y mi duelo. Lo he hecho creer así para sorprenderlos cuando me vean renovada y feliz. Estoy ansiosa por llegar a Nueva York. -¿Qué creas que suceda? ¿Volverán? No lo sé. No lo creo, él no ha hecho algo para contactarme, quizás lo herí con lo que le dije la última vez. Las palabras aveces son más hirientes que los golpes. Fui muy cruel. Tal vez me odie. Aunque me gustaría que esa chispa entre nosotros siguiera intacta. Digo, si se mantuvo por siete años ¿Por qué no podría mantenerse por un solo año? -No lo sé, eso me asusta ¿sabes? Tal vez ahora sí se perdió todo. -No lo creo, ese hombre estaba loco por ti. Te salvó, te eligió a ti por sobre todo. Tiene razón. Y si por algún motivo las cosas han cambiado, yo estoy dispuesta a recuperarnos. A tenerlo de nuevo. -Que increíble es que siga enamorada de él. -murmuro. Entonces mi vista se clava en una reproducción de aquél boceto que hice en una clase del profesor Oliver, hace muchos años. En la galería, sólo una pintura es mi favorita. La oscura luz. La observo, su rostro precioso por un segundo me hace creer que es real, y que esos ojos me observan. La pinté con tanta pasión que después de que terminé lloré por varios minutos. -Así es el amor, Camilita. Cuando es real perdura sobre todos los tiempos. Eso espero. De verdad que eso espero. -No lo sé, ahora no estoy segura, fui una desgraciada con él, lo culpé de todo, lo hice sentir miserable... Quizá no quiera verme más nunca. -Eso ya lo verás cuando regreses. Pero por ahora, vamos a celebrar tu éxito. Me sonríe, yo también lo hago. Sí, no pensaré en eso ahora.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD