Atlas POV
Me dirijo a mi despacho, asegurándome de que no hay nadie en la planta Alfa que pueda verme. Llevo el cuerpo de Freya al despacho de Elias y la tumbo en el suelo. Me aseguro de causar varias puñaladas en el pecho de Elias y a la altura de Freya, hay un charco de sangre debajo de él. No quiero preguntas sobre quién es el responsable de causar las puñaladas, así que coloco la daga en la herida que hice como si ella lo hubiera apuñalado una última vez cuando estaba en el suelo.
Ella sería demasiado baja para causar ese daño si él estuviera de pie. Con la cantidad de heridas y sangre, nada debería sospecharse. Una vez que está cubierta de su sangre, vuelvo a romperle el cuello y me cubro de sangre también. Enlazo a los guerreros con pánico en la voz y pongo cara de asombro.
—¿De verdad crees que eres tan buen actor? —dice Silas.
—Cierra la puta boca Silas. Vamos a tener todo lo que nos merecemos.
—Será mejor que recuperemos a Amelia, imbécil.
—Por supuesto, lo haremos, es nuestra compañera y la futura Luna.
La puerta se abre de golpe y los guerreros entran a raudales.
Estoy de pie con las manos cubiertas de sangre y Freya a mis pies.
—Beta Atlas, ¿qué ha pasado? —dice Neil, el guerrero jefe, mientras se acerca al cuerpo de Elias.
—Ella mato a mi hermano, como pudo matar a mi hermano. ¿Cómo pudo matar a su propio compañero? —dejo caer mi cabeza en mis manos.
—Oh, Dios mío, apestas en esto —Silas se ríe.
—Atlas, ¿dijo algo antes de que la mataras?
—Quería que fuera su compañero. No paraba de decir que Amelia no era digna de mí y que Elias no era digno de ser el Alfa de esta manada. Mi hermano siempre fue un increíble Alfa y compañero. Se ha ido, cómo puede haberse ido.
Neal pone su mano en mi hombro.
—Sé lo devastado que estás ahora Alfa pero la manada te necesita.
Levanto la cabeza de mis manos.
—Como puedo tomar este título, mi hermano ni siquiera está frío.
—La manada necesita que seas fuerte y tu hermano hubiera querido que fueras el líder que esta manada necesita en su ausencia. Eras el Beta, lo que significa que ahora eres el Alfa.
—Podemos hablar de esto más tarde, tengo que encontrar a mi compañera. Temo que Freya haya envenenado su mente o la haya lastimado. Prepara a mi hermano para un entierro de guerrero.
—Si, Alfa —dice Neal.
Me doy la vuelta de la habitación y mientras me dirijo por el pasillo, sonrío para mí mismo. Soy el Alfa. Llego a nuestro dormitorio y cuando entro el olor de Amelia era muy débil. Miro a mi alrededor.
—¿Dónde coño se ha metido?
—No lo sé, pero será mejor que encuentres a nuestra compañera —gruñe Silas.
—Sé que está enfadada pero no dejaría la manada.
Ella nació en esta manada. No pondría en peligro a nuestro cachorro abandonando el territorio. Salgo de la manada y corro hacia la puerta. Cuando llego, retrocedo y el guardia se me acerca.
—Lo siento mucho, señor.
—Aprecio su simpatía pero no es por eso que estoy aquí. ¿Has visto a mi compañera?
Parece sorprendido por mi pregunta.
—Sí, señor, se fue hace una hora. El Alfa me dijo que la dejara pasar en uno de sus vehículos.
¿A dónde coño podría estar yendo?
—Tenías que follarte a esa puta, ¿verdad? —ignoro a Silas para que me deje en paz.
La traeré de vuelta.
Me dirijo a la casa de la manada para que los guerreros salgan a buscarla.
Amelia POV
Mientras me alejo del único hogar que he conocido, las lágrimas corren por mis mejillas.
—Lo siento mucho Amelia, debería haber sabido lo que estaba pasando.
—Star, no hagas eso. No te atrevas a culparte por nada. Eligió violar nuestro vínculo y lastimarme a mí y a nuestro cachorro.
—¿Qué vamos a hacer, Elias tenía razón? Seremos considerados unos desertores ahora que no tenemos manada.
—Nos tenemos la una a la otra y a nuestro cachorro. Eso es lo importante ahora. Nos alejaremos de la manada hasta encontrar una ciudad humana y con suerte, podremos hacer una vida allí.
—Si nos alejamos de las manadas de lobos, no tendremos que preocuparnos de ser considerados una amenaza. Las ciudades humanas se consideran territorio neutral.
Sé que no ser parte de una manada le duele a Star, pero ahora mismo la seguridad de nuestro cachorro es lo más importante.
—Amelia, ni siquiera le dijiste a tus padres que te ibas.
Sinceramente, con todo lo que ha pasado, no pensaba en nada más que en alejarme de Atlas. Pienso en lo mucho que mi madre y mi padre quieren a Atlas.
¿Por qué no lo harían, ha sido el compañero perfecto?
—En cuanto lleguemos a un lugar seguro, cogeré un teléfono y les llamaré.
—¿Vas a contarles todo?
—Tengo que hacerlo, pero no les diré dónde estamos ahora. No les pondré en esa situación.
Siento que hemos estado conduciendo durante al menos tres horas cuando llego a un mini mercado. Cuando entro, voy primero a los teléfonos de refuerzo. Cojo algo de comida y bebida. La verdad es que no tengo hambre, pero tengo que comer por mi cachorro. Pago todo y me dirijo al coche.
Pongo la mano sobre mi vientre.
No habíamos decidido los nombres, así que le he estado llamando frijolito.
—Mami te va a mantener a salvo, frijolito, pase lo que pase —preparo el teléfono y respiro hondo antes de marcar.
El teléfono suena tres veces antes de oír la dulce voz de mi madre.
—Hola —me dice.
—Hola mamá, soy Amelia.
—Amelia por qué me llamas —se ríe entre dientes.
—Mamá, hoy he tenido que dejar la manada.
—Amelia ¿de qué estás hablando? ¿Dónde estás?
—No puedo decírtelo ahora mismo pero necesito que sepas lo que ha pasado.
—Amelia me estás asustando, ¿dónde está Atlas?
—Atlas probablemente se está tirando a Freya mientras hablamos.
—Amelia Marie Canfield ¿de qué demonios estás hablando?
—Atlas me ha estado engañando con Freya todo el tiempo que he estado embarazada. Todo el dolor que he estado teniendo es el dolor de la infidelidad.
—Eso no puede ser, debes estar equivocada.
—Mamá, les he oído, estaban follando en el despacho de Atlas.
—Amelia, no puedes dejar la manada así como así. ¿Qué pasa con tu cachorro?
—No me quedaré allí y fingiré que todo está bien. Se la ha estado tirando y causándome dolor durante meses. Podría haber perdido a nuestro cachorro por todo el estrés que he tenido. Sólo quería que supieras por qué me fui.
—Amelia, por favor, vuelve y podremos resolver esto juntas.
—Te quiero mamá. Por favor, dile a papá que también le quiero.
Cuelgo y meto el teléfono en el bolso. Me obligo a comer un sándwich y beber agua antes de conducir unos kilómetros más hacia una ciudad humana.
Mientras conduzco, busco un hotel o algún sitio donde pueda quedarme hasta que encuentre un lugar permanente. Tendré que encontrar un trabajo, lo que seguro que será difícil estando tan embarazada como estoy. Elías me ha dado bastante dinero, así que no tendré que pasar apuros hasta que encuentre un trabajo. Entro en una posada y aparco el coche. Me alegro de que Elías me haya dado un coche imposible de rastrear. Me facilitará la vida tener un modo de desplazarme. Entro y una chica guapa está detrás del mostrador.
—Hola señorita, ¿puedo ayudarla?
—Me preguntaba si puedo reservar una habitación para una semana.
—Déjeme comprobar nuestras habitaciones, pero seguro que podemos hacerlo —tiene una personalidad muy encantadora y parece muy amable—. Parece que estás de suerte, tenemos una habitación disponible para la semana. ¿Me das tus datos?
Pienso un momento antes de darle mi nombre.
—Me llamo Julia Robertson.
Me mira divertida antes de que una sonrisa cruce su rostro.
—De acuerdo, señorita Robertson, estará en la habitación 311 —me da la llave y me echo la mochila al hombro—. Wow, espera un minuto, te ayudaré con esa bolsa —dice mientras mira mi barriga.
—Estoy bien, lo tengo.
—No bajo mi guardia vas a llevar esa bolsa a tu habitación —sonrío y ella coge la bolsa acompañándome escaleras arriba.
—¿De cuánto estás? —me lo pienso un momento antes de contestar.
—Estoy de siete meses —los embarazos de hombre lobo son de sólo cinco meses, así que sólo me quedan dos. Por eso le dije siete meses.
—¿Eres nueva en la ciudad? No te he visto por aquí.
—De hecho lo soy Te pido disculpas, nunca te pregunte tu nombre y me estas ayudando.
—Me llamo Lily —me tiende la mano y nos la estrechamos. Nos detenemos frente a una puerta que tiene los números 311 en ella.
—Aquí tienes —coge la tarjeta, la pasa por el lector y deja mi bolso dentro.
—Si necesitas algo marca el cero en el teléfono y te atenderán en recepción.
—Gracias por tu amabilidad, Lily.
—De nada, espero verte por aquí.
Se marcha y cierro la puerta. Decido darme una ducha y luego echarme una siesta.
Atlas POV
Me dirijo a casa de los padres de Amelia, rezando para que sepan adónde ha ido. Llamo a la puerta y, cuando ésta se abre, mi suegra está de pie con la cara llena de ira.
—Linda, ¿dónde está Amelia?
—¿Cómo pudiste Atlas? Ella te amaba.
—Linda, escúchame, lo que ella cree que ha pasado no es verdad. Nunca traicionaría a Amelia, la quiero.
—Ella te escuchó a ti y a Luna.
¿Ahora qué digo?
—Te prometo Linda que nunca toqué a Freya. Ella estaba tratando de alejarme de Amelia. Ella debe haber sabido que Amelia la oiría porque yo no estaba con ella. Freya mató a mi hermano porque me quería y quería que Elias se fuera...
Los ojos de Linda se abren de par en par ante la noticia de la muerte de Elias.
—¿El Alfa está muerto? —asiento y ella me envuelve en sus brazos—. ¿Cómo pudo ser tan malvada esa mujer?.
—No lo sé, pero cuando la encontré sobre el cadáver de mi hermano, la envié a la diosa de la luna.
Mi suegro, John, entra y le explicamos todo lo sucedido. Linda me cuenta lo de la llamada y cómo Amelia se negó a decirle dónde está.
—Tenemos que traerla de vuelta a Atlas y hacerle ver que todo esto es obra de Freya.
—No descansaré hasta que esté a mi lado y nuestro cachorro esté a salvo. Si ella te llama de nuevo, por favor házmelo saber inmediatamente. Tal vez si logro hablar con ella, pueda hacerle entender que nunca la traicionaría.
Los abrazo a ambos y regreso a la casa de la manada.
—¿Cómo demonios vas a encontrarla? —dice Silas.
—Tenemos todos los recursos de la manada y llamaré a todos los Alfa de los alrededores hasta que la encontremos.
—Sé que Amelia es lo suficientemente inteligente como para saber que las manadas la percibirán como una amenaza.
—Comprobaremos todas las ciudades humanas de los alrededores y la encontraremos —me dirijo a la oficina que ahora es mía.
Se han llevado el cuerpo de Elias para prepararlo para el entierro de mañana. La mancha de sangre aún marca la inmaculada alfombra. Tomo asiento en la silla y me reclino. Pronto tendré todo lo que debería haber sido mío desde el principio.
Elias era demasiado blando y confiado.
Seré un líder mucho mejor y cuando tenga a mi Luna, todo será perfecto.