- Narra Lupita -
Sabía que Deisy estaba siendo feliz con su nueva vida y me alegra demasiado por ella. Jenny me sorprendió cuando nos contó que había comenzado una nueva vida junto con aquel hombre. Sinceramente no sabía si durarían, pero me sorprende ver que él estaba dispuesto a hacer lo que fuera por ella.
Mis amigas fueron haciendo sus vidas, habíamos dejado de ser unas niñas. Ahora éramos todas unas mujeres, hechas y derechas. Cada una formando su nueva vida.
Cada una de ellas ya tenía a su pareja a la cual amar, pero yo era la única que no había tenía a quien amar. No era porque no fuera bonita, simplemente no había ningún hombre que me hiciera temblar por completo, hasta el punto de desearlo solo para mí.
Me he concentrado por completo a mi trabajo y a cuidar a mi mascota, quien era el único fiel a mí.
- Lupita, ¿estás lista? Nos iremos en unos minutos – me dice Natalia por teléfono.
- Si, bajaré en un minuto – dije.
- Te esperaremos – dice.
- De acuerdo – cuelgo.
Tomo mis cosas para tomar el ascensor y bajar para encontrarme con las chicas. Jenny había dicho que tenía una noticia para contarnos a nosotras sus mejores amigas.
Llego a la primera planta y las veo en la salida del edificio, me acerco a ellas para después subirnos al auto. Fuimos a uno de los restaurantes que más visitábamos para que nos contará lo que pasaba.
- ¿Y bien? – digo.
- Bueno… ¡Voy a casarme! – lo que dice nos sorprende.
- ¡¿Qué?! – decimos todas al mismo tiempo.
- ¿Estás segura de lo que harás? – pregunté.
- Claro que sí, llevamos un año juntos. Él fue quien me propuso matrimonio y he aceptado. Nos casamos en seis meses – dice.
- ¡Felicidades! – dicen Deisy y Natalia, quienes estaban demasiado felices por la noticia.
- Nunca creí que ustedes se fueran a casar, Adán no era más que un mujeriego – dice Deisy.
- Lo sé, pero ya no lo es – dice Jenny feliz.
- Honestamente creí que no iban a durar ni una semana – digo y nos reímos.
Seguimos conversando mientras nos reíamos por todo lo que ha ocurrido en este año, desde que Deisy se casó con Maximiliano.
- ¿Tú y Maximiliano piensan tener más hijos? – le pregunta Natalia a Deisy.
- Si, pero no por el momento. Queremos disfrutar un poco más de nuestro matrimonio y también con Toño antes de traer otro bebé a este mundo – responde.
- ¿Y tú cómo vas con ese chico? – le pregunta esta vez Jenny a Natalia.
- Vamos bien, pero por ahora no pienso casarme. Aún no sé si él sea el indicado – dice.
- ¿Qué hay de ti? – me pregunta Deisy.
- ¿Yo? – dije.
- Si – dicen las tres.
- No pienso cansarme, no estoy destinada para eso – digo sin importancia.
- Ya verás cómo pronto llegará esa persona – dice Deisy.
- No lo creo – respondo.
Nuestra noche de chicas aún no llega a su fin. Ellas me regañan por ser “pesimista” en lo que se refiere a mi vida sentimental. Simplemente aún no creía que existiera un hombre para mí.
Después de unas horas, por fin damos por finalizada esta reunión. Estaba por volverme loca al ver que ellas no paraban de decirme que debía dejar de esclavizarme en el trabajo y buscar a un hombre con quien compartir mi vida o al menos por el momento, mi cama.
Todas habíamos bebido de más, ellas estaban completamente borrachas, pero yo aún podía resistir. Las envío a cada una en un taxi, después me subo en uno, ya que no era prudente conducir con alcohol en mi sistema.
El día estaba terminando perfectamente, hasta que el auto en el que iba, choca contra otro, haciendo que pierda la consciencia.
Me costaba abrir los ojos para ver que sucedía, solo podía escuchar murmullos y personas llorando. Lo intenté muchas veces, pero no podía abrir mis ojos o mover mi cuerpo.
- ¡¿Qué rayos me está pasando?! – grito en mi mente.
No tengo idea de que ha pasado ni de lo que está pasando en este momento, solo sé que quiero seguir descansando.
Logro abrir mis ojos por solo unos segundos hasta que caigo en la inconsciencia de nuevo.
No deja de soñar con mi niñez, siempre había sido una mujer demasiado seria y responsable. Me dejé llevar muchas veces por el trabajo y el estudio, lo cual ha me conllevaron a estar casi que sola. Pero, mis tres mejores amigas han estado para mí sin importar que. Han sido mi más grande apoyo y me han aceptado tal y como soy.
- ¿Cuándo va a reaccionar? – escucho a alguien murmurar.
- No lo sabemos, su cuerpo aún está débil – responde un hombre.
- Han pasado semanas y ella no reacciona – una mujer llora.
Tardo en reconocer las voces, pero al final logré distinguir, que eran las voces de dos de mis tres amigas. Me sentía muy mal por hacerlas sufrir. Trato de sacar fuerzas para abrir mis ojos y poder hablar, para así poder decirles que estaba bien, pero no lo estaba consiguiendo.
No dejo de escuchar voces, todas eran diferentes. Algunas sonaban preocupadas y otras eran como si no les importará nada. Pero, había una voz muy grave que me hablaba todos los días, diciendo que debía despertar y dejar de preocupar a los demás. No sabía quién era, ya que no asociaba su voz con alguien a quien conociera.
Al fin había conseguido abrir mis ojos y veo a una persona vestida de blanco, dándome la espalda. Parecía estar apuntando algo, no lo sé. Se veía alto y no se veía que fuera alguien muy musculoso, sino alguien normal.
- ¿Quién eres? – pronuncié con voz ronca.
- Al fin despierta – se gira y me mira fijamente-
Su mirada, era hechizante…