Un juego del corazón

Capítulo 1. Bar

Juju se encontraba en el bar local junto a un grupo de porristas de las cuales la líder de ellas era su mejor amiga. Estaba disfrutando de una noche de diversión y risas. La música retumbaba en el lugar, mezclada con risas y conversaciones animadas. Los tragos fluían libremente, y Juju, en un momento de euforia, decidió subirse a la barra y bailar.

Los silbidos y los gritos la rodeaban mientras se movía con gracia, dejando que la música la llevara. Sin inhibiciones, se dejó llevar por el momento, y pronto se encontró haciendo un striptease improvisado, despojándose de su camiseta y revelando su torso desnudo, sus senos pequeños pero perfectos quedaron al aire pues no tenía sostén puesto.

Su amiga, que también estaba borracha, la porrista Ria, intentaba persuadirla para que se bajara de la barra con unos gestos, pero Juju estaba demasiado absorta en su propia diversión como para prestarle atención, aparte de estar un poco ebria por supuesto. Los hombres en el bar, que la miraban con admiración y lujuria, comenzaron a silbar mientras ella continuaba su actuación de manera seductora contorsionando su cuerpo sobre la barra de tragos mientras algunos hombres intentaban alcanzarla con sus manos.

Finalmente, con un giro gracioso, Juju se dejó caer entre la multitud, siendo atrapada por un atractivo desconocido con cabello castaño y ojos de un color raro, una mezcla de verde y castaño claro. Con una sonrisa seductora, el hombre la miró y le preguntó quién era.

— Soy Juju, cariño — respondió ella con una risa juguetona tocando su nariz con el dedo índice — ¿Y tú quién eres, hermoso y delicioso bombón de la naturaleza?

El hombre rio y se inclinó hacia ella, sus labios rozando los de Juju en un beso cargado de sensualidad. Y en ese momento, entre la música y las luces parpadeantes, Juju se encontró embelesada por el encanto del desconocido, de forma inevitable.

— Yo no suelo hacer esto — le dijo poco después aún entre sus brazos sonriendo, refiriéndose a que no solía desnudarse delante de desconocidos pero esa noche no supo qué le pasó, quizá era porque finalmente Ronnie la había aceptado formalmente como ayudante y sus hermanos -Ronnie y June- (medio hermanos que entre ellos no tenían lazo filial alguno más allá de que sus padres se hubieran casado) y que estaban casados entre sí, habían dejado de recriminarle el hecho de que dejara la universidad para dedicarse de lleno al football americano pues quería ser entrenadora como el propio Ronnie. Así que varios tragos después y un striptease en la barra luego, ahora su largo cabello lacio castaño, aclarado por algunas luces que se había hecho, caía por entre los brazos del hombre, que la dejó apoyar los pies en el suelo. A fin de cuentas, Kane también había estado festejando y estaba mareado por tanta cerveza que había ingerido esa noche.

Juju aprovechó, aún mareada también, para colocarse la camiseta, mientras ese hombre extraño parecía no tener ganas de soltarla.

Dado su problema visual, sin sus lentillas no podía verlo con total claridad, sino más bien difuso, aunque le pareció muy atractivo.

Él la apretó contra su cuerpo, mierda que bien olía, fue el último pensamiento más o menos coherente que ella tuvo antes de que él la volviera a apretar y darle un beso más arrebatador que el anterior, obligándola a abrir la boca, para explorarla por dentro y mejor.

Sus bragas se mojaron mientras él frotaba su m*****o cubierto por su jean contra su abdomen, pues él era bastante alto, y si bien ella era alta, no tanto como él.

Sus pequeños pero bien formados senos se endurecieron, sus pezones se pusieron erectos y ella gimió contra su boca mientras ponía las manos en su musculoso pecho.

— Sí que eres apasionado — dijo ella sin aliento.

— ¿Acaso no te gusta lo que te hago? — susurró él en su oído y ella lo pudo escuchar por sobre el ruido de la gente, su piel también tomó nota pues se le erizó hasta el último vello de su cuerpo —. Vamos a otro lado bonita, esto es solo una pequeña muestra de lo que puedo darte…Quiero probar tu sabor, entre tus piernas…mmmm…— si era posible luego de eso las bragas de ella se mojaron más todavía y para reafirmar sus dichos, el playboy le metió una mano entre sus piernas y la frotó por arriba de su pantalón haciendo que ella prácticamente se desarmara como un flan delante de él.

Ella se aferró fuerte a sus musculosos brazos mientras gemía sin pudor, y se mordía el labio inferior.

Él rio.

— Eres un truhán…— susurró ella contra los labios masculinos.

— Pero te gusto…

— Si con un demonio, eres un ególatra pagado de ti mismo, pero claro que me gustas, vamos a otro lugar…— dijo ella y agarró su cabeza para darle un beso mordiendo los labios de él esa vez.

De algún modo él se empezó a mover.

— Juuuuu…— la llamó a los gritos y de lejos, Ria.

— Está todo bien, me quiero ir con él…— le gritó pues, aunque no la veía bien la oía lejana.

— Hablamosss

— Si hablamosss— oh por Dios, esos besos que le estaba dando en el cuello la estaban derritiendo por dentro.

Lo siguiente que pasó fue un poco confuso, pero recordaba estar boca arriba de la cama de él, completamente desnuda, y Dios, lo que él le hizo con esa lengua debería estar prohibido en alguna biblia, seguro…

Iba a tener que confesarse mucho en la iglesia por eso, pero a quién le importaba…

Luego de aquello, ella también lo había recorrido con sus manos, y había tomado su v***a tiesa y se la había metido hasta la garganta para chuparla hasta que él le tiró del cabello y la obligó a ponerse debajo de él. Por un momento hizo una pausa y ella se dio cuenta que se estaba poniendo un preservativo, lo que en su mente le hizo sumar puntos, y luego LA GLORIA TOTAL Y ABSOLUTA, SEÑOR MISMO DEL UNIVERSO.

Su pene, por Dios bendito, era perfecto, la medida justa para que no le doliera pues ella era estrecha, y el tipo, tenía una técnica que le hizo literalmente ver las estrellas, varias veces esa noche, hasta que ambos quedaron rendidos, completamente dormidos.

Ella se despertó muy temprano, no importaba la fiesta de la noche anterior, Juju tenía como un reloj interno que hacía que nunca se despertara más tarde de las 6.30 horas.

Igual era domingo, no habría entrenamiento, pero había quedado en comer con sus hermanos, el tío Kenny (mejor amigo de sus hermanos), su mujer Carly y los hijos de todos… A ella le gustaban los niños, aunque por un muy largo tiempo no quería saber nada de tener niños.

Escuchó un suave ronquido y miró para el costado, aunque él la tenía atrapada entre sus brazos.

Ella suspiró, hacía mucho que no la pasaba tan bien…

A quién quería engañar, era joven y se divertía así la mayoría de las veces. Pero ese tipo mmm era especial … ¿Y cómo se llamaba? No recordaba que se hubieran dicho sus nombres la noche anterior.

Con cuidado salió de entre sus brazos, buscó su ropa en el suelo y sin sus lentillas era complicado. No se las tendría que haber sacado, se recriminó, pero todavía se estaba recuperando de una infección en los ojos y para la noche del día anterior le estaban molestando, así que se las había quitado.

Con un silencioso grito de triunfo encontró su jean tirado en el suelo, y buscó en su bolsillo trasero, Y allí estaba, la cajita con sus lentillas, con cuidado la abrió y se las colocó.

Bien, ahora sí, miró a su alrededor, a pesar del desorden era un muy bonito departamento.

Buscó en los otros bolsillos de su pantalón y tenía todo, sus llaves, el dinero y su identificación, aparte de su celular.

Se puso la camiseta, no llevaba brassier, y también se colocó las bragas y luego, con un suspiro se acercó a la cama, para ver bien el rostro de su príncipe azul de la noche anterior…

Se arrodilló con cuidado en la superficie desarmada pues no quería despertarlo, y se acercó a su rostro despacio.

De repente sintió que le faltaba la respiración y empezó a sudar frío por su espalda, y no, no era por el atractivo del…ejem… tipo.

“CARAJO CARAJO CARAJO, ¿QUÉ MIERDA HICISTE ESTA VEZ JUJU? RONNIE VA A MATARTE” pensó, antes de agarrar todas sus cosas como pudo, y salir como si la persiguieran los mismísimos demonios del infierno, de ese departamento.