La mañana del viernes, Brooke despertó con los brazos de Mia rodeando su cuerpo. La chica de ojos verdes observó el rostro adormilado de la porrista. No podía negar lo hermosa que se veía con el semblante tranquilo y el cabello desparramado por toda la almohada y parte del rostro de Brooke. Sitió la garganta reseca y el brazo adormilado después de tener la cabeza de su novia encima toda la noche. Desenredó con cuidado los brazos que rodeaban su cintura y se levantó de la cama en silencio. Sabía que ambas debían irse a la escuela en poco tiempo, pero dejaría que la porrista descansara los minutos que le quedaban antes de que su molesta alarma se activara. Entre tropezones por su estado adormilado, Brooke se dirigió hasta la puerta de su baño y entró. Enjuagó su rostro y se detuvo a observ

