—¿Qué tal tu fin de semana en Miami, Brown? —preguntó Brooke al verla esa mañana. —Genial —respondió con una sonrisa sincera. —Me hizo feliz ver a mis abuelos después de varias semanas lejos, y de ver a mi padre y mi hermano. —Me alegra —respondió la chica de ojos verdes, mirando con atención el rostro de la castaña. Parecía estar bien, quizá el problema que haya tenido en Miami se solucionó. O solo lo evitó. —Supongo que disfrutaste de la playa. —Bueno, la mansión de mis abuelos tiene acceso a una playa privada —comentó —Así que si lo hice —sonrió. —Oye ¿y fuiste a la firma de libros? —preguntó curiosa. —Si —respondió. —Debo confesar que llegué a pensar que me jugabas una broma —Lyanna sonrió. —Pero cuando… —fue interrumpida por el tono de llamada del celular de la castaña. —Oh, lo

