Rosa completó las maletas finalmente; le esperaba un largo trayecto a caballo, para luego en el pueblo, esperar a hora exacta el bus que llegará hasta la ciudad y de allí, nuevamente otro vehículo para llegar a casa de sus padres. Su esposo le esperó para desayunar. Lo hicieron solo los dos con su hija, María comentó que el padre solicitó un rato más de descanso, al parecer por una noche de insomnio. - No es el único sin dormir – Murmuró entre dientes la mujer. - Estoy contigo, señora mía – Le respondió Julio. – Te voy a extrañar. – Comentó en voz baja. - ¡Escuchaste hija! – Comentó efusiva – Papá solo me va a extrañar a mí. Se levantó de la silla, ya había terminado de desayunar y caminó hasta el lugar donde estaba su esposa sentada con la beba en brazos. -