- Vamos a desayunar niños, está servido.- Mencionó. Los hombres se giraron con una sonrisa hermosa en el rostro y de pronto ella se vio soñando con más, anhelando poder vivir cosas al lado de ese hombre, o tal vez era solo la ilusión vana del momento. - Pero sentémonos cerca a la entrada, quiero ver cuando pase eso – Le susurro el niño a Domingo. - ¿Eso o ella? - ¡Shhhh! – Lo silenció – Que no se dé cuenta ella – Miro de lado a Magdalena. Ella acomodaba los platos en la mesa que eligieron, la primera de la entrada a la casa y mientras lo hacía solo pensaba en lo rápido que se empezarían a murmurar en el pueblo sobre su amistad con Domingo. Eso le inquietaba, su rostro tensó las facciones y se notó la incomodidad de inmediato. - ¿Qué pasa? – Le