Ella estaba de pie frente a mi.
Paso alrededor de una hora, Magdalena repasaba en su cabeza lo poco que había aprendido sobre el ganado y las vacunas. Quería destacar y no llegar a ser un estorbo en su primer día de trabajo. Aunque a momentos pensaba que lo mejor era callarse y ser obediente. Le daba vueltas a todo a meditando sobre la mejor manera de hacer su entrada. Nunca había pasado por eso, en el monte siempre fue aislada del grupo y en la casa rosada, Gloria le dio privilegios que ni siquiera tuvo que pedir. Aunque si lo pensaba bien tenían que ver con el hecho de ser una excelente administradora y saber un poco de todo. Le daba confianza pensar así. De alguna manera serviría en este trabajo, así le tocará solamente recolectar excremento, sería la mejor con su pala en mano.
La
