Con el clima cálido que inundaba el lugar, generando cierto desasosiego, sumado al ambiente de desagrado dentro de la casa, ya nadie estaba tan a gusto como antes; sin embargo, hablar no era una opción, callar sí que lo era, mantener todo en silencio, conversar sobre lo estrictamente necesario y esperar que algo pasara para poder romper el hielo incomodo de la desconfianza. - Señora – María se dirigía a Rosa con distancia. Su amistad estaba interrumpida por los sucesos – Su padre está en casa. Rosa se sorprendió por las palabras de su empleada, ciertamente su padre no era un hombre de visitarle, o de mantener una relación cercana con ella o con Julio. Que estuviera en la región era aún más raro. - Salgo en un momento, avísale por favor. Terminó de amamantar a la beba,