Capítulo 4: Propuestas

766 Words
Cristian no deja de mirar la casa como si se tratara de uno de esos antiguos castillos que aún se pueden encontrar de este lado del mundo. En cambio, yo, solo miro hacia todas partes asegurándome de que esto no se trate de una trampa o mucho peor, estemos entrando a la casa de algún enemigo —¿Usted es Liam Raynold?— Escucho que me pregunta un hombre y su acento italiano es más que notorio. Volteo para verlo, y me encuentro con un hombre de mediana edad de porte muy elegante, ojos negros y cabello gris. Asiento levemente y aprieto un poco más fuerte la mano de mi hijo ya que no sé qué es lo que este hombre pueda estar buscando —Si, soy yo— Respondo finalmente. Él se acerca un poco más a nosotros y me sonríe —Es un gusto conocerlo, yo soy el padre de Vega, me llamo Alonzo Castello— Me informa y me ofrece su mano. Suelto la mano de Cristian para estrechar la del hombre —Un gusto, pero no entiendo porque estoy aquí— Expongo y él sonríe. —Me gusta su desconfianza, Massimo tenía razón, es un hombre determinado— Comenta. —La vida me ha hecho así, ¿me explicara que ocurre?— Insisto. —Laura, ¿Por qué no llevas al niño a la cocina y le ofreces algo de beber y comer?— Le pide a una mujer de cabello rubio que llega al salón —No sé preocupe, no tenemos intención de hacerle daño ni a usted ni a su hijo, somos buenas personas— Me dice y sé que tal vez no debería confiar en un completo extraño, pero tampoco puedo estar a la defensiva a cada minuto. —Ve hijo, si pasa algo ya sabes que hacer— Le digo a mi hijo y él luego se va con la mujer que parece ser buena persona por cómo le habla y pregunta que le gustaría. —Sentémonos mejor— Sugiere y vamos a donde están los sofás para sentarnos en los que están uno opuesto al otro. —Usted dirá para que vine— Presiono y me mira fijamente. —Por lo que dedujo mi hija, usted es o era agente de alguna organización, ¿cierto?— Me pregunta. Respiro intentando estabilizar mi pulso —De la CIA, pero sigo sin entender, ¿Por qué le importa esto?— Hablo un poco cansando de su misterio. —Necesito cuidar a mi hija— Resume. —¿De qué o quién?— Averiguo. —No lo sé, han intentado secuestrarla en un numero repetido de ocasiones y se ha salvado solo porque algo salió mal— Explica. —¿Y?— Pregunto entrecerrando mis ojos —¿Qué tengo que ver yo?— Insisto. —Que usted está capacitado para no solo cuidarla, sino averiguar quién quiere hacerle daño— Me cuenta. Miro a mi alrededor —¿A que se dedican?— Presiono. Él sonríe —No puedo creer que no sepa quienes somos, pero para información, somos una de las familias más ricas de Italia, somos dueños de una gran cadena de hoteles y en el caso de ella, es la directora de desarrollo de estos— Expone —Deben tener muchos enemigos— Concluyo. —Nunca me han querido matar o secuestrar a mí, solo a ella y por eso necesito protegerla— Explica y respiro profundo. —Señor, yo no puedo ser el niñero de su hija. Soy un hombre solo y con la responsabilidad de cuidar a mi hijo. No puedo dejarlo solo en la casa— Le informo. —Lo sé, y por eso puede traerlo aquí. Pueden tener una habitación cada uno, pero entiéndame, están queriendo matar a mi hija y la desesperación es demasiado fuerte— Relata angustiado. —¿Y ella? ¿Lo sabe? ¿Sabe lo que me está pidiendo?— Presiono. —No, pero le explicare, y por el salario no se haga problema, seré muy bondadoso con usted, sobre todo si encuentra a qui la quiere secuestrar— Me dice haciendo que empiece a dudar. —¿Puedo responderle mañana?— Inquiero y asiente. —Por supuesto, si quiere venga a cenar y me informa su decisión— Ofrece. —Está bien, lo pensare— Concluyo y quedarme aquí por mucho tiempo más, sería un error, por ende busco a mi hijo y hago que nos vayamos de aquí mientras intento comprender lo que ocurre en esta familia y si será o uno una buena decisión aceptar.
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