Dana:
Mi bolso había quedado en el coche, pues luego de firmar los dichosos papeles iría directamente a mi nueva residencia. Una vez en el ascensor, eligió el primer piso, así que casi de inmediato estuvimos en el hall de la tan misteriosa empresa. Al bajar me detuvo de un brazo
‒ ¿Qué pasa, Carlos?
‒ Mira, cuando lleguemos al salón principal entenderás la importancia de esta empresa y porque hay tanto secretismo a su alrededor – sonaba muy serio – lo que te voy a pedir es que no demuestres demasiado asombro ni sorpresa, y sobre todo no te emociones demasiado, recuerda que para esta gente la discreción es muy importante.
‒ Para no tratarse de nada ilegal estás logrando que me asuste y mucho
‒ Tu tranquila, estarás bien
Dicho eso me soltó y comenzó a caminar por el pasillo hacia el gran salón, yo lo seguí en silencio. Al llegar al mismo no pude evitar abrir mis ojos como platos, al ver las gigantes fotografías que colgaban de las paredes. Pero cuando llegamos a la recepción el nombre, en letras enormes detrás de la chica sentada en la silla, de PKJ Entretainment, mis piernas temblaron y las manos me sudaron. Carlos lo notó y se me acercó
‒ Recuerda estar tranquila, por favor – yo no pude emitir sonido, solo asentí con la cabeza
Carlos hizo una pequeña reverencia, yo lo imité, y mantuvo un pequeño diálogo con la chica en coreano. Tomamos otro pasillo y subimos a otro ascensor. Yo sudaba como si hubiera corrido una maratón de 40 kilómetros, tenía el cabello empapado y pegado a mi cara
‒ Tendrás que pasar por el baño a lavarte la cara y acomodarte un poco, así estás impresentable
‒ ¿Qué esperabas?, hace más de cuarenta horas salí de mi país sin saber a dónde cara*jos iría, y me encuentro con que es la empresa dueña de EM
‒ ¿Cómo lo supiste?
‒ ¿Me hablas en serio?
‒ Pues fíjate que sí, muy en serio
‒ Carlos – cogí una bocanada de aire para tratar de tranquilizarme – es la empresa de Park Kang-jae, que es la dueña de EM, Eigth Men, el grupo de Kpop del cual soy fan, cuando vi las fotografías en las paredes, me emocioné mucho, pero pensé que podría ser que el dueño fuera fan o tal vez es alguna empresa proveedora, pero nunca la empresa en sí. Estoy al borde del desmayo…
‒ Debes tranquilizarte un poco, ahora hablaras con el Jefe de Personal y debes darle una buena impresión, sino te mandará de vuelta a tu país, y no quieres eso
‒ ¡Claro que no! Y menos ahora que sé para quien trabajaré, con un poco de suerte algún día podré ver a alguno de los miembros por los pasillos
Carlos sonrió ante mi razonamiento, pues no me diría la verdad, sobre la naturaleza de mi trabajo ni su localización, hasta que no firmara los benditos contratos de confidencialidad, pero para eso primero debía ganarme el corazón del Jefe de Personal.
Narrador:
Ni bien salieron del ascensor, Dana corrió hacia el baño para tratar de quedar presentable, pues de causarle una buena impresión al Jefe de Personal, dependía su permanencia en la Empresa. Ella había ido con toda la predisposición a quedarse pero, ahora que sabía de qué se trataba, su interés había aumentado un millón de veces. Así que se miró al espejo para ver qué tan mal se veía y, comprobado, se veía fatal. Su cabello no tenía arreglo, pero por suerte siempre traía una goma para el pelo, a modo de pulsera, en su muñeca. Lavó su rostro con abundante agua fría para borrar los restos de maquillaje ya corrido y despejar lo más que pudiera las muestras de cansancio. Acomodó su ropa, lo mejor que pudo, con sus manos y salió. Al cerrar la puerta y voltear para tomar el pasillo hacia la oficina, donde se encontraba ya Carlos, se encontró de frente con Park Geon-ki el vocalista principal del grupo. Éste le sonrió y continuó su paso sin siquiera relentecer su marcha. Dana estaba segura de que casi no la había notado, que solo debió ver una silueta, a la que saludó por educación. De todas formas puso su mano en el pecho para tratar de que su corazón no brincara y corriera tras él.
Geon:
Mi padre había vuelto a hacer de las suyas, así que no me quedó de otra que ir a hablar con él en persona. Iba con mucha indignación, pues siempre trataba de doblegar al grupo y hacer que hiciéramos lo que él quería. Al ser su hijo, pero rebelde, era el líder por naturaleza, así que me tocaban a mí las conversaciones escabrosas.
‒ No puede obligarnos a presentarnos en los premio MAMA, seríamos un desastre, pues es al otro día del último concierto y con 8 horas de viaje
‒ Ya lo sé, ya lo sé, Nam, es una locura, pero la presentación en los MAMA es muy importante
‒ Entonces que cancelen la última fecha del concierto, al menos así tendríamos 24 horas para reponernos, Geon, tú, mejor que nadie, sabes lo agotador que son los conciertos
‒ Hablaré con él, a ver qué puedo hacer.
Odiaba ir al edificio donde se encontraban las oficinas, pues ver todas esas gigantografías de nuestro grupo y de los miembros, me hacían acordar a un mausoleo. Nosotros queríamos divertir, que nuestra gente fuera feliz al escucharnos o vernos, pero allí eso se perdía. Pero no quedaba de otra, así que luego del almuerzo me dirigí a hablar con mi padre. Al salir del ascensor no me esperaba encontrar a nadie, pues no concurría mucha gente y menos en este horario. Pero una joven salió de repente del baño de damas. Pensé que podría tratarse de alguna coreógrafa que había venido a demostrar alguna coreografía para ser contratada, pues se notaba cansada y algo transpirada. Era linda, no sé de dónde venía, pero coreana seguro que no era. Traté de no incomodarla y apenas la miré al saludarla. Me parece que casi ni me notó, ya que su saludo fue de pura educación.