Cuando Jude comenzó a recuperar la conciencia, fue… Extraño. El alfa conocía su cuerpo, y luego de tanto tiempo luchando con su lobo y los deseos de este chocando con sus decisiones, no había manera de calmar a la bestia más que corriendo hasta el cansancio o peleando. Y así precisamente había transcurrido toda su semana, entre exigentes vigilancias con horarios alocados impuestos por él mismo, y lucha tras lucha cubriéndolo con simple entrenamiento en el cual, más de uno de sus oponentes había salido con uno o dos huesos rotos, sin falta. Y como si eso no fuera suficiente, su humor había empeorado a tal grado, que sus respuestas eran solamente gruñidos feroces, y cuando preguntaba algo, más parecía un interrogatorio que hacía sudar al contrario, ni sus hermanos lo soportaban ya. Alex

