Abro mis ojos con pesadez cuando algo pica mi mejilla, tapan mi boca con una enorme mano evitando que grite. Los ojos de Ares me miran con terror. Asiento cuando me dice que haga silencio, me suelto del agarre de mi alfa que me mantiene cautiva, él supiera cambiando la posición en la que se encuentra. Ambos salimos en completo silencio, caminamos por el pasillo hasta bajar las escaleras y caminar al despacho. —¿Qué sucede? —Ares pasa sus manos desordenando su cabello, me acerco tomando sus manos cuando empieza a rasguñarse—Oye, respira conmigo¿Si? —Él asiente, tomó una respiración profunda y él me acompaña —Eso, otra vez — Nos quedamos así por unos minutos, sus garras vuelven a ser manos y sus colmillos dientes. —Bien ¿Qué sucede? —Ares me observa traga saliva, me envuelve en un abraz

