Ya en la habitación me senté en la cama sintiendo como la tormenta de sentimientos se habían llevado mi energía, me preparé para dormir cuando escuché a mi primo hablar. -¿Cómo harás mañana? - dijo señalando mi pierna. -Mañana veré - dije mientras me acostaba y me dormía casi al instante. Al otro día todos se encontraban desayunando en la playa, cuando bajamos junto con Oliver llevando en la mano toallones y unos vasos con jugo de naranja que nos habíamos servido al pasar por la cocina encontrando la tentadora jarra sobre la mesada. Jamás había estado tan nervioso de que la gente me mirara como en este momento. Cuando llegamos Oliver me tomó del hombro y con una gran sonrisa de ánimo me alentó a que saludara al grupo. -Hola - dije un poco bajo mientras rascaba mi nuca y sentía la mirad

