Por primera vez desde que Yoelis comenzó a trabajar en esa empresa al fin pudo tomar un almuerzo decente. Utilizando sus dos horas como le correspondían, la joven sonrió mientras llevaba a la boca el último bocado de comida. La charla que tuvo con su jefe había servido de algo ya que al menos le concedió sus dos horas de descanso. No obstante, pensó que pudo haberse pasado de la raya pero en vista de que no la despidieron asumió que todo estaba bien.
Al regresar a la oficina y sentarse en su silla justamente Theo hace acto de presencia entrando en la recepción con su teléfono en la mano y la mirada seria. Ella pensó que siempre estaba de muy mal humor a veces sentía algo de pena por él porque parecía no ser feliz… el hombre pasa de largo hasta su despacho pero no antes de arrojarle una mi
