Sentado en la alargada mesa para hasta ocho personas, Isaac disfrutaba su desayuno manteniendo una expresión neutra que caracterizaba bastante a los tres hermanos King. Su mirada vagaba desde la chispeante chimenea encendida hasta el paisaje de la ventana, el cual revelaba un clima frío y lleno de nieve otra vez. De fondo, se escuchaba la voz alzada de su padre exigiendo soluciones a sus dos hermanos mayores por el tema de los osos salvajes desaparecidos. Y no, no se trataba de un amable pedido. Su cruel e insensible padre soltaba un batallón de palabrotas e insultos mientras hablaba con ellos, sus dos hombres de confianza. En un tiempo atrás, se habría sentido triste por ese hecho, pero en el presente no podría importarle menos que un pepino lo que el alfa líder Ángelo pensara de él.

