Carol se quedó mirando a su nieta con cierta preocupación. — Aclaremos algo mi niña— dijo la abuela— está bien que te guste, pero tienes una cara como si te hubieras comido el mejor postre del mundo, eso me da temor. Sara miró a su abuela con cara de fastidio. — Abuela, no soy ninguna tonta— dijo Sara— que peligro puede haber de que me guste un hombre. Carol todo sus ojos al escuchar a su nieta hablar con inocencia — Muchos hija, eres inexperta, él es más grande, tu estas saliendo del cascarón— dijo Carol— a eso me refiero, no deseo verte lastimada. Sara agradeció con un gesto de su rostro el consejo de su abuela y respondió: — Convenimos en el punto de mi inexperiencia, pero ya no soy una niña y necesito que dejen de supervisar todo lo que hago— dijo Sara a la defensiva. — N

