Ella soltó su boca por un segundo y dijo: " Abrázame, maldita sea".
A Rod no le hicieron falta dos veces. La estrechó contra su cuerpo hasta que apenas pudo respirar. Aun así, no tocó nada que ella considerara indecente, pero ¡ay, cómo lo deseaba! Su trasero estaba a centímetros de sus manos, pero no llegó hasta allí. Las deslizó por sus costillas, pero nunca tocó sus pechos. Ese momento llegaría después. Cada vez que se acercaba, la sentía congelarse, y cada vez que se alejaba, la sentía relajarse. Durante todo ese tiempo, se besaron. Finalmente, salieron a tomar aire.
Rod la miró a los ojos y dijo: "Hola".
Ella puso su cabeza hacia atrás sobre su pecho y respondió: "Hola a ti también, ¿siempre es así?"
Él respondió: "No es por presumir, pero conmigo lo es".
Ella le dio un golpe en e
