Hice muy mal, pero evité a Ryder.
No quería tener que explicarle por qué le había ocultado mi sexualidad encima cuando él me había insistido demasiado en decidir mi sexualidad, no es algo que me guste enfrentarme en un futuro cercano, quizás en treinta años o cincuenta sea una cosa a la que me puedan enfrentar.
Camine por el colegio.
Había llegado un poco antes para no tenerme que juntarme con nadie, y mucho menos con Ryder.
En el centro del pasillo me encontré una cabra comiendo unos papeles.
—¿Qué mierda?—me pregunte mirando a la cabra.
La cabra me miro en silencio mientras comía los papeles.
—Ven aquí Benedict— escuché hablar a una voz femenina.
Si hay alguien en este colegio que hace que todo el mundo se vuelva loca, es Elizabeth Henderson, la chica que tiene locamente enamorado a mi hermano, es una cosa que no entiendo, no porque sea una chica y a mí me gusten los chicos, creo que ese es el mayor de los problemas. Elizabeth es una chica que no para de meterse en problemas, que no para de hacer bromas a todo el mundo, desde profesores a los pobres trabajadores del colegio, no es una cosa que sea divertida, no son bromas divertidas, pero nadie le dice nada ni le hace nada, no sé la razón, quizás es por sus padres o por sus buenas notas, pero esa chica vuelve loco a todo el mundo sin importarle nada, por eso solo tiene una amiga, Jennifer, que era también la hija de uno de los mejores músicos del mundo, que también eran los amigos de los padres de Elizabeth, y eso las hacía mejores amigas.
—Como no—susurré.
Elizabeth se acercó a la cabra para agarrarla por la correa.
—¿Qué estás haciendo?—le pregunte mientras me acercaba a ella.
La chica me miro en silencio, no le caía bien, no era una relación preciosa la que teníamos, ella era una persona fría y dura, mientras que yo era una persona demasiado tranquila, nuestras personalidades eran demasiado diferentes por lo que no encajábamos y nos era imposible ser amigos, cosa que agradecía porque no era una amistad que deseara tener.
—Es la mascota de North High Sister—comento.
La miré.
Ese era el colegio rival del nuestro, nos llevábamos bastante mal, y competíamos demasiado en todo para que fuéramos los primeros, sea cual sea la competición, siempre intentamos ser mejores que el otro colegio, también era el colegio en el que estudiaba Cameron por lo que si el colegio era quemado vivo, era una cosa que no me importaría.
—¿La has secuestrado?—le pregunté.
La chica me miro con poca confianza.
—Si jodes a ese colegio te ayudo en lo que sea—comente.
Ella me miro por unos segundos antes de respirar con fuerza y mirar a la cabra.
—Hay un partido el viernes y ha osado meterse con nuestra mascota—me contó.
Las r************* eran algo malo.
Las odiaba.
El colegio rival era demasiado arrogante, quizás más o peor que esta chica que ya es una cosa demasiado complicada, pero está claro que nos odian. La mascota de nuestro colegio es un gato, no cualquier gato, creo que es una r**a de gato raro, pero no lo sé, para ser sincero no comprendo bien quien elige las mascotas, pero son cosas demasiado ridículas, no creo que sea algo lógico los animales elegidos, un delfín o un tiburón en una ciudad cerca del mar.
—Nadie se mete con los gatos—me dejo claro.
La miré en silencio.
Si la única razón para secuestrar una pobre cabra es que se han metido con un estúpido gato, realmente voy a empezar a considerar que esta chica está muy enferma de la cabeza.
Odio al colegio rival por todo lo que hace.
Por las bromas.
Por sus ataques contra nosotros.
Pero no hay que meter a los animales.
—Maltratar animales no es la solución—le dejé claro.
La chica me miro con gran atención.
—No voy a maltratarlo, voy a liberarlo porque lo tenían encerrado—dejo claro—Aunque no es asunto tuyo—aclaro demasiado molesta.
La miré.
—¿Y por qué le has traído aquí?—le pregunte.
Ella me miro.
Está claro que no iba a responder mis preguntas, que no quería darme respuestas, que nuestra relación por no decir que era nula e inexistente, no era la mejor para que me contara las cosas, pero si algo compartíamos los dos, es el amor por los animales, no es que sea una persona que ame demasiado a los animales, pero son algo que me gusta demasiado, creo que son lo más puro y natural del mundo, no creo que podamos compartir nada más entre nosotros, aunque quizás si en parte de su corazón quería a mi hermano, esa sería otra cosa que compartiríamos.
—No la puedo llevar a mi casa—se quejó.
La miré.
—Puede que mis padres sean muy abiertos y liberales, pero no me dejaran ni de broma tener una cabra como mascota, doy gracias por tener a mi gato, para pedir más—comento.
La miré en silencio.
—¿Tienes coche?—le pregunté.
—No me he sacado el carnet—dejo claro.
Mire a la chica demasiado sorprendida.
No me esperaba que una chica que amaba ser independiente y liberal, no fuera capaz de sacarse el carnet de conducir, pero bueno no era una cosa con la que me vaya a meter porque podía haber algún miedo o cosas raras en medio.
—Mis padres no estarán por las próximas dos semanas, me lo llevo a mi casa y este fin de semana lo llevo a una granja de las afueras— comenté.
No estaba seguro del tema, pero iba a ayudar a la pobre cabra, dejarla con esa chica, seguro era una locura, no me fiaba de que no lo usara para un loco plan.
—Benedict—hablo la chica con la cabra—Irás con un mono, no te asustes, pero te va a llevar a un gran lugar—comento la chica tranquila.
La cabra miró a la chica sin entender nada, y estaba claro que no la iba a entender, la cabra simplemente comió el papel.
Maldita locura.