Capítulo 5

2878 Words
- ¡Concéntrate! – me gritó el entrenador - ¡Hazlo de nuevo! Le pegué un golpe al colchón. Caminé hacia la línea de partida y corrí, me acerqué a la barra y salté. Mi cuerpo se elevo en el aire, lanzándose hacia atrás, intentando pasar la barra puesta a dos metros y treinta y tres centímetros de altura. Caí en el colchón y conmigo cayó la barra. La miré ahí, recordatorio constante de mi fracaso durante la semana ¡Una semana y no había podido hacer nada bien! - ¡Demonios! Grité, pateando la barra y bajando del colchón. Me dejé caer en el suelo, tomándome la cabeza, intentando con todas mis fuerzas no gritar ni golpear nada. Los días siguientes a ese perfecto domingo fueron igual de imperfectos, mi humor no cambiaba, seguía enojado y deprimido, con un errante sobre la tierra, sin ser notado, sufriendo en silencio ¿Por qué sufría? Ni yo mismo lo sabía, o tal vez sí, pero era lo suficientemente orgulloso como para admitir que yo, Louis Meyer, el gran Louis Meyer, podía estar sufriendo porque “Terminó” con una chica. - Dejemos hasta aquí la sesión de entrenamiento - No… - Louis… - el entrenador me miró – Si sigues así, te vas a lesionar – bajé la mirada, apretando los puños – Entrenar sin concentración trae malas consecuencias, siempre te lo repito - ¡Intento concentrarme! Repliqué. - Lo siento Louis… - asentí derrotado – Mañana tampoco tendremos entrenamiento - ¡Pero…! - Quiero que vuelvas – me miró fijamente – Ahora tu mente está en otra parte, tráela de vuelta y búscame - Entrenador… - Ve Louis, ya acabamos por hoy Mi entrenador se dio media vuelta y se fue. Recogí mis cosas y caminé hacia las duchas. El agua fría caía sobre mi cuerpo, liberándome del cansancio, despertando mis sentidos, recordándome el nefasto trabajo que había hecho. Golpeé la pared con mi puño, apoyé la cabeza contra los azulejos, intentando resistir el dolor en mi mano, pero dejándome caer al final ¿Qué demonios me pasaba? Salí de los vestidores y caminé por el pasillo. Afuera de la sala de baile de ballet se encontraba Kyle, mirando por la pequeña ventana de la puerta y sonriendo. Continué mi camino, lo que menos quería era toparme con un estresante bailarín. - Louis Saludó él y yo solo asentí, sin detenerme. Escuché pasos detrás de mí y luego una mano en mi hombro. Me giré y vi a Kyle, él me sonriente. Quité su mano de mi hombro, no quería quedarme a hablar y no quería ser su amigo, eso debía de dejárselo claro. - ¿Qué quieres? Pregunté. - Haré una fiesta mañana – contestó – Estás invitado - Gracia, no iré - Vamos  – Kyle sonrió – Eres el legendario Louis Meyer – miré a otro lado – Yo soy el “Rey del Baile” – solté una risita – Tienes que estar ahí Miré a Kyle, él sonreía con suficiencia. A simple vista Kyle aparentaba ser un chico presumido, mujeriego, muy seguro de sí mismo, alguien genial… ¿Qué pasaría si la gente se enteraba que estaba enamorado de Lily, la persona más infantil sobre la faz de la Tierra? Todo lo anteriormente descrito, todo lo que lo volvía una persona genial a los ojos de la población escolar, todo se iría abajo, porque definitivamente no había nada más vergonzoso que estar enamorado de Lily Smith. - Lo siento, no voy a ir – miré a Kyle, él se cruzó de brazos – Tengo entrenamiento todo el día y… - ¡Kyle! Gritó una voz y entonces Lily corrió hacia nosotros, arrastrando a Susan con ella. - Hola – Kyle sonrió, de pronto se veía muy emocionado – Hola… - Hola… Saludó Susy, mirando al suelo. - Ya pedí permiso – dijo de pronto Lily – Mi mamá dice que sí iré, pero papá me irá a recoger a la media noche, y que si bebo o dejas que me hagan algo malo matará a tu familia – Lily rió - ¡Así que sí iré a tu fiesta! - Eso es genial Pequeña Ambos se sonrieron. Los miré fijamente ¿Qué clase de apodo era “Pequeña”? ¿Cómo mi tía dejaba a su hija de catorce años ir a una fiesta de mayores? ¡Son los ochenta! ¡La m*******a y la droga se comercializan en las fiestas! ¡La droga y la m*******a era lo que servían como aperitivos y bebidas! ¿Ella iría sola? ¿Qué cojones pensaba Kyle al querer invitarla? ¿Qué pretendía? ¡Ella era una mocosa! - ¿Tú también irás Louis ? Preguntó Lily, sonriéndome. Me quedé viendo su sonrisa, era la que siempre me esbozaba, la que no dedicaba a nadie más que a mí, su punto de obsesión durante nueve años. Miré a otra parte, ojalá que ella se obsesione con Kyle, quizá ambos se gustaban, quizá ella ya era su novia, entonces ya no seguiría recibiendo esas sonrisas, que ella me deje en paz era lo que más quería y ahora estaba sucediendo. - No Contesté. - ¿Por qué? – Lily tomó mi brazo - ¡Ven con nosotros! – pidió – Mi papá después te puede regresar a tu casa - He dicho que no - ¡Vamos…! – Lily insistió, sacudiendo mi brazo - ¡Ven conmigo, será divertido! ¡Di que sí! ¡Di que sí! - ¡No! – grité, zafándome de su agarre - ¡Déjame en paz! Los fulminé a todos con la mirada, incluso a Susan que no había dicho ni pio. Me di media vuelta y comencé a caminar lejos del grupo de bailarines. Salí del campus de la escuela y respiré hondo, apretando los puños ¿Por qué esa niña tenía que ser tan insoportable? ¿Por qué no le caía un rayo encima y terminaba con mi agonía? Comencé a caminar, cabizbajo, pateando pequeñas piedritas con la punta del zapato. El viernes, en particular, es un buen día, es el fin de la semana escolar, lo que te separa del deseado fin de semana, de la libertad de dos días. Sin embargo mi viernes estaba igual que el resto de los días de la semana, de un color gris tan denso que no dejaba hueco para los rayos del sol. Mi día era desolado, tétrico, monótono, aburrido, y yermo ¿Qué le ocurría a los días? ¿Qué me ocurría que no le podía encontrar la belleza a nada? - ¡Louis! – gritó una voz y yo me giré - ¡Louis! - ¿Qué quieres? – pregunté, retomando mi camino - ¿Qué no entiendes que quiero que me dejes en paz? - Si entiendo - ¿Entonces por qué no lo haces? – pregunté con amargura - ¿Por qué estás aquí y no te vas con Kyle? - Él se fue con Susan – contestó – Y tú te ibas a ir solito… - sonrió, abrazándose a mi brazo – No me gusta ver a mi Louis caminar tan apagado - ¡Suéltame! – la empujé - ¿Por qué tienes que fastidiar todos mis días? - No te fastidio – contestó – Intento que sean alegres - Pues no lo estás logrando, más bien contribuyes a que mi amargura crezca - La buena compañía siempre logra transformar un día gris en soleado - Lily, tú no entras en mi definición de “Buena compañía” - Algún día dirás lo contrario Sonrió y yo la miré con la ceja alzada. - ¿Por qué? Ella me miró fijamente, sin perder la sonrisa. - Porque te terminarás enamorando de mí – sonrió aún más – Ya verás, lo lograré - ¿Sigues con eso? – sonreí, negando con la cabeza y soltando una risita – Pensé que se te había pasado tu obsesión por mí - No – contestó ella, mirando al frente y empezando a hacer pirueta de ballet – Para mí,  eres el único chico por el que mi corazón late y mi pancita se llena de mariposas – dio un salto y calló en un pie, en una perfecta pose – Porque Louis  es y seguirá siendo el único chico que me gusta - Entonces espera a que a los cerdos le salgan alas Dije, caminando a la puerta de mi casa. - Nos vemos mañana Lily agitó su mano, sin borrar su sonrisa. - ¿Qué te hace creer que iré? - Porque yo iré - ¿Y eso qué? - Es motivo suficiente Contestó, dándose media vuelta y yéndose. Cerré la puerta y sonreí, un rayo de sol se coló por la ventana de la sala, el cielo se veía hermoso ahora que lo notaba. Entré en la cocina y almorcé, estaba delicioso, con luz solar todo sabía mejor.     - Ahora sí estás concentrado – me felicitó el entrenador, viendo su cronometro – Cuatro segundos menos es todo un logro, pero no te exijas mucho - Tengo que ser el mejor – sonreí – De eso vivo, es lo que me motiva - Bien… - miró su reloj – Es todo por hoy - De acuerdo… - Descansa, no hagas mucho esfuerzo, no vayas a fiestas, duerme y come bien - Sí Asentí, tomando mi bolso. - Nos vemos el lunes – asentí alegre – Sea lo que sea que hiciste para estar de ánimos de nuevo, vuelve a hacerlo - Sí Sonreí. Mi día había comenzado soleado, con el repique de las ramas contra mi ventana, el cantar de las aves, las pomposas nubes nadando en un azul infinito… ¡Todo era perfecto! En verdad funcionaba cambiar de posición el colchón, ahora me sentía de maravilla. Caminé fuera del estadio y comencé a caminar a casa. Me compré algo de pastel de chocolate por el camino y sonreí al sol. Era un soleado día de Noviembre, era extraño. Incluso podría bailar y cantar, sentía que hasta podía volar, era el día perfecto, por fin, para mí. - Nadia, Susan y Lily irán… - decía Jeremy, siguiendo a mamá por la sala - ¡Y son niñas! - Ya dije que no Jeremy, no insistas – pidió mamá, yo solo cerré la puerta tras de mí – No irás a esa fiesta - No es justo, mi primera fiesta y no puedo ir – Jeremy se cruzó de brazos – Y las tontas de mis primas irán - No les digas tontas a Nadia y a Lily Le regañó mamá. - Y si sigues con esa actitud no irás ni a la esquina – advirtió papá – Te irás directo a… - Sí, ya sé – Jeremy se cruzó de brazos – Escuela militar, lo repites cada dos por tres - Estás advertido Jeremy – papá lo miró fijamente – Una más y ya verás - ¿De qué fiesta hablas? Pregunté. - Tú debes de conocerlo, también es popular – Jeremy seguía con los brazos cruzados – Kyle Knight - Oh… - asentí – La fiesta – miré a mi hermano - ¿Te invitó? - ¡Sí! – gritó él, sonriente – Fui invitado a una de las legendarias fiestas de Kyle Knight - Por lo mismo que son “Legendarias” es que no quiero que vayas Dijo mamá, acomodando un almohadón. - No es justo… Jeremy dejó caer la cabeza en el respaldo del sofá, mirando al techo con el entrecejo fruncido. - Yo también fui invitado Admití. - ¿En serio? – a Jeremy se le iluminó la mirada - ¿Puedo ir con Louis, mamá? - Bueno… si tu hermano va – mamá me miró – Supongo que puedes ir - Yo no quiero ir - ¡¿Qué?! – Jeremy me miró con los ojos bien abiertos - ¡Por favor ! – suplicó – ¡Kyle ya se va a graduar y no van a haber más fiestas exclusivas! - No debo de ir a fiestas, lo siento… - ¡Por favor! Jeremy se arrodilló ante mí, cruzó sus manos y me miró con ojos de borrego degollado. Lo miré, lo normal es que lo mandase a la mismísima mierda, pero ahora estaba de buen humor. El entrenador había dicho nada de fiestas, pero eso solo era si iba a beber o algo parecido y yo no iba a hacer nada de eso, tendría que cuidar a Jeremy. Miré a mi hermano, él seguía en su posición de súplica, me crucé de brazos y lo miré sonriente. - ¿Qué harás por mí? - ¡Te limpio tu habitación todos los días! - ¿En serio? - ¡Sí! - ¿Por cuánto tiempo? - Una semana - Un mes - ¡Trato! Miré a mamá, ella nos miraba con los brazos cruzados. Soltó un suspiro y asintió, luego me miró severamente, a veces mamá era más severa que papá. Se me acercó y me miró fijamente, a veces mamá también podía dar más miedo que papá. - Cuídalo bien Louis – asentí – Nada de alcohol, nada de cigarrillos y nada pero nada de droga o sino… - Te mandamos a ti a la escuela militar Completó papá. - ¡Te mando a la Tundra! Advirtió mamá y yo asentí. - No le pasará nada malo – pasé mi brazo por los hombros de mi  hermano– Lo juro - Bien, porque si llega a pasar algo… - empezó a decir papá – Tendrás el castigo más severo que pueda imaginar - De acuerdo… - sonreí - ¡Ey! – exclamé sonriente – Soy su hijo el responsable que saca buenas notas – mis padres se miraron - ¿En serio creen que pueda descuidar a Jeremy? - Sí – contestó mamá y la mandíbula se me cayó al suelo – Incluso la persona más responsable de todas puede tener un desliz - Bueno, yo no, pueden confiar en mí Aseguré y mi papá asintió. - Regresen a más tardar a la una de la mañana Dijo mamá y yo volví a asentir. - Confíen en mí Mis padres asintieron y se fueron. Jeremy a mi lado daba saltos de felicidad, luego se fue corriendo a su habitación para elegir su atuendo. Negué con la cabeza, ahora tendría que ir a una fiesta donde estaría rodeado de gente que no me agradaba ¡Genial! Debería llamar a Cedric, así al menos conocería a alguien en la fiesta, porque si no tendría que conversar única y exclusivamente con Lily y sus amigas. Tomé el teléfono y marqué el número de Cedric. - ¿Aló? Contestó la mamá de Cedric. - Hola señora Abbot – saludé – Con Cedric por favor - ¿Qué sucede? Preguntó la voz de mi amigo. - ¿Te han invitado a la fiesta de Kyle? - Sí Contestó. - ¿Vas a ir? - No lo creo, esos bailarines no me agradan - Yo iré - ¿En serio? La sorpresa en su voz me dio risa. - Sí Contesté. - Creo que iré, ahora que estoy soltero… puedo ver qué hay - Así se habla Reí. - Nos vemos allá entonces Colgué el teléfono, el papá de Lily debería hacer que inventen una forma más rápida de comunicarse, porque eso de tener que girar una ruedita para llamar por teléfono, es cansado. Entré en mi habitación y me recosté en mi cama, tenía tiempo hasta la hora de la fiesta, el tiempo suficiente para dormir algo. Miré el techo, iría a una fiesta con los bailarines del Club, era ridículo, este último año de escuela era raro.     - ¡Louis! – gritó una voz, golpeándome con algo suave - ¡Louis! - Humm… Me giré, chocando con la pared. - ¡Despierta! Sentí un gran peso caer con fuerza sobre mí, despertándome. - ¡¿Qué demonios haces?! Grité al ver a Jeremy sobre mí. - ¡No despertabas! - ¡¿Y por eso tenías que tirarte encima de mí?! - ¡No despertabas! - ¡Dejen de gritar! Gritó mamá desde alguna parte de la casa. - Ya vístete Pidió Jeremy y yo asentí, tirándolo al suelo como su fuera un costal. Saqué ropa y caminé hacia el baño, cinco minutos después salí ya vestido. Papá me dio las llaves de su auto y yo asentí, sabía que era un arma de doble filo el tener el auto de papá, pues significaba que confiaba en mí lo suficiente como para confiarme el auto y a su hijo menor, pero también era la prueba para que yo no lo arruine. Jeremy y yo subimos al auto y partimos a la casa de Kyle. Después de tantos años por primera vez iría a una fiesta, haría algo espontaneo ¿Qué podía pasar? ¿Sería como las películas? Era tan ridículo que a los dieciocho no tenga ese tipo de experiencias, por eso una parte de mí estaba emocionado por la fiesta. Solo esperaba que fuera una buena experiencia…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD