— Te recordaba mejor conductor —se quejó Niki sobándose el hombro que chocó contra el tablero del auto como si su cuerpo tuviera la posibilidad de ser dañado, o incluso de sentir dolor. ¿No era capaz de traspasar la materia? ¿O eso lo hacía a voluntad? — ¡Tú, tú… cambiaste! —tartamudeé sin interesarme que el cofre estuviera estampado con el tubo del letrero de la preparatoria. — ¿De qué hablas? — ¡Tu ropa! ¡Tu cabello! ¡Toda tú! No podía recuperarme de la experiencia, pero ella parecía no entender lo que decía o al menos eso fingía, ni siquiera mostró un ápice de interés. Me dejó hablando solo y bajo del auto. — Creo que deberías dar marcha atrás o el director de la escuela va a demandarte por daños a la institución Sin discutirlo más metí cambio en la palanca y