Luego de lo que paso en el baño la actitud de Cain es más intensa, teníamos que salir a probarme vestidos de novia y no ha parado de mirar a sus hombres con cara de "la miran y los mato", la mano en mi cintura no se movió en todo el viaje, me sentía insignificante, casi dos cabezas de fiderencia nos separaban y casi el triple de peso en músculos y experiencia.
Cuando llegamos al local de los vestidos, nos atendió una señora de unos cuarenta años, muy hermosa y elegante.
- Buen día Señor Moskal- le dio la mano a él primero y luego me miró a mi - Bienvenida futura señora Moskal.
- Saluda mi amor - Cain me apretó por la cintura para que hablara- no seas tímida.
- Lo siento, es que me cuesta hablar ruso - dije muy avergonzada por mi pronunciación.
- Tranquila, tendrás toda la vida para
