Apenas su hermano traspasa la puerta hacia la habitación parece que se queda sin aliento y que el oxígeno en sus pulmones comienza a fallar de manera repentina. Lola lleva algunos golpes curados por los profesionales en sus brazos y rostro. —Carajos.— Susurra el mayor. Demian al verla abre sus ojos con emoción e intenta tirarse hacia ella. —¡Lola!— Lo que iba a hacer un grito de emoción se convierte en un jadeo ante la misma reacción de su cuerpo al ver a su hermana de esa forma. Era un niño de tan solo seis años, y sin embargo, comprendía muy bien a la perfección lo que sucedía en su entorno. Y eso se debía, pura y exclusivamente, a la ayuda de su hermana para mantenerlo estimulado y que siempre mantuviera el día sus tareas y las estimulaciones diarias que ella, también, le podía otorg

