Capítulo 78. Un milagro de vida. Los últimos meses habían pasado entre preparativos, ecografías y momentos de ternura compartidos en la mansión Ferrer. Piero, quien nunca se había imaginado en un rol tan doméstico, ahora se encontraba debatiéndose entre cuál cuna era la mejor para su princesa y si los colores de la habitación eran demasiado "pastel" para la vista. Samuel se burlaba de él constantemente, pero en el fondo, admiraba la devoción con la que su amigo estaba abrazando la paternidad. -- Eres increíble Piero Ferrer. Si no te estuviera viendo nunca lo creería – le dijo un día en el almuerzo. -- Ya estarás en la misma situación que yo algún día hermano, no creo que quieras ser un soltero empedernido – -- ¡Soltero empedernido! Ja, ja. Quien lo dice… el hombre que nunca se iba a co

