Capítulo 27. Una Verdad Bajo un hermoso Atardecer. Alicia lo miró fijamente por un momento antes de darse la vuelta y continuar caminando por la orilla, dejándolo atrás. Piero no la siguió, pero tampoco se movió. Sabía que este encuentro era solo el comienzo de algo mucho más grande, algo que cambiaría sus vidas para siempre. Alicia se sentó en la arena húmeda, con las piernas cruzadas, mirando hacia el mar que ahora reflejaba los últimos destellos del sol. Sabía que Piero Ferrer seguía ahí, inmóvil, observándola desde la distancia. Había reconocido en sus palabras no solo una obsesión por el pasado, sino también un peligro que no podía ignorar. La revelación de su apellido, Ferrer, lo cambiaba todo, no solo por lo que él representaba, sino porque ella recordó algunas palabras de aquella

