De la nada se le acercó un chico alto y rubio, guapísimo, más o menos de su edad, que la llevaba observando desde la barra, sin que ella se diera cuenta. Se sentó a su lado y le preguntó educadamente por su nombre, quería saber de ella porque las dudas no cesaban… él era alto de un metro ochenta o algo por el estilo, no tan alto como Trevor, pero se veía divertido e irónico y ella se reía con su forma de hablar tan texana. Le costaba entenderle ciertas frases. Tenía una empresa de transportes y estaba empezando, según le dijo. Él la invitó a otra copa. Se llama Noah, eso le llamo la atención, ya que de esa manera se llamaba su padre, el chico la invitó a bailar. Le dijo que era preciosa y ella sonrió, le dijo por, rebane que él era guapo y Noah se sorprendió por la sinceridad de la joven.

