Ya sabe que no hay nadie perfecto, que los hombres por naturaleza son unos idiotas, pero Trevor es un auténtico imbécil. Luego no podía verlo como un hombre con sus ideas, gracioso y simpático, sino débil e inseguro de ella. Que se vaya al diablo él y su dinero, reflexiono, molesta en su mente. Ya no volvería a tocarla, no dejaría que se le siguiera metiendo en su piel y su alma. Le mentiría. Le diría que le había venido la regla y que iba a buscarse un apartamento. Se iría con él el lunes porque no le quedaba más remedio y si podía salía de allí el martes para su nuevo hogar, no iba a dejar que la trataran de esa manera, tampoco iba a ser la mujer sufrida que no se puede valer por si sola. No iba a permanecer ni un día más allí. Así que se compuso y bajó de lo más amable y divertida, dis

