Al ser quien se queda en casa, es necesario que me haga cargo del aseo. Comencé por la cocina. Y para no sentirme aburrido, fui por mis audífonos para escuchar algo de música. Luego de las once, ya terminaba de aspirar el piso. Había ordenado la habitación de Eva, sintiéndome un poco culpable al recordar a Nómada.
Mi teléfono sonó. Contesté sin ver.
—Sí…
—¡Vaya! No pensé que me contestarías a la primera y de tan buen ánimo. Me entusiasmas.
Al escuchar la voz de Claire suspiré, encogiéndome de hombros. Me dejé ir sobre el sillón.
«¡Por qué no me fijé antes de contestar!»
—No me di cuenta de que se trataba de ti, tristemente estaba muy ocupado. De haberlo sabido no te contesto ni aún porque tuviera que pasar por algún tribunal de la inquisición. ¿Qué quieres Claire?
Rio.
—¡Qué fr
