Eva se encontraba dibujando y se guiaba de lo que veía en el teléfono de mi hermano.
—¿Qué dibujas? —Pregunté sentándome de piernas cruzadas sobre el suelo.
—Esto es un hada.
—¿Puedo echarle un vistazo?
Me pasó el dibujo y su hermoso lienzo plasmaba la belleza inocente de un ser con alas gigantescas, brillantes y llenas de color.
—Es mágica y alegre. Me gusta.
Ella sonrió y le puso pausa al video que veía.
—Tío Loren ¿dónde estabas? Mi papá estaba muy preocupado. Él cree que tienes una novia a escondidas y que no quieres contarle. Tú me dirás la verdad siempre ¿cierto?
Aunque la pregunta fue de un modo sincero no acusador me sentí casi culpable al recordar mis pecados en especial ese de mi empleo.
—Siempre quiero ser sincero contigo, Eva. No tengo una novia a escondidas.
