- ¡No hay nadie! - Chillo tapándome hasta la cabeza nuevamente, pero los toques en la puerta siguen- Mierda- Gruño levantándome de la cama, aún rodeada por la gran manta. ¿Quién puede molestar un domingo en la mañana? Eso es inhumano. -Por fin, preciosa- Bueno, él es inhumano, ¿cómo puede verse tan bien un domingo a la mañana? Sólo él lo sabe. -Adiós- Suspiro cerrando la puerta en su cara, para después tirarme en la cama otra vez. - ¡Oh, vamos! ¿Cuántos años tienes? ¿Siete? - Bufa golpeando nuevamente. - ¡Ocho y contando! - Grito de vuelta, abrazando con fuerza mi almohada. - ¡Abre la puerta, Mia! - Chilla desde afuera. -Mia por tu bien, abrirás esa puerta o yo misma te hecho de la habitación- Gruñe Rae tapada hasta la cabeza. -Concuerdo- Acota Emma a su lado. -Prefiero s

