Capítulo 3 (parte 2)

1965 Words
—¡Thorn! ¡Eris! —me llama la voz familiar, me giro en mis talones y veo a Tim llegando a mi lado de la barra. —Hola —saludo animada, esboza una sonrisa y suspira. —Hola, solo vine a saber cómo sigues. —Ya mucho mejor, Tim, gracias, por cierto, las flores era preciosas —declaro y su sonrisa se amplia aun más, veo cierto brillo de esperanza en sus ojos, pero jamás me atrevería a romper con mis ideales, mucho menos, jugar con los sentimientos de alguien. —Me alegra que te hayan gustado, en verdad he estado preocupado, ¿Ya te revisó algún especialista? —En el hospital me revisaron bastantes médicos, Tim, la verdad estoy un poco cansada de ese tema, quisiera evitarlo por favor —ruego soltando una pesada respiración, ahora su gesto se torna preocupado, no sé que esperar de este tipo, según él, no sería intenso y ahora lo está siendo. —Solo creo deberías buscar una segunda opinión, Thorn. —Tim… —trago en seco—. Voy a estar bien, por favor, vine aquí a distraerme trabajando, no quiero saber nada en absoluto de mi enfermedad, trátame como una persona común y corriente no cómo una moribunda ¿Quieres? Su mirada se vuelve severa, intimidante, se recarga en la barra y veo como la línea de su mandíbula se pone tensa, ¿Por qué mierdas se enoja? —Eris… —¡Hey, Tim! Trae tu jodido culo a la entrada, ya están llegando los clientes —grita Charlie llamando su atención, Tim hace un mohín. —¡Voy! —responde de igual manera, se incorpora y me da una última mirada—. Esto no termina aquí, Thorn —sentencia, no se que trama, pero creo que le diré a Lex que este tipo está extraño. Veo como se gira en sus talones y se marcha hacia su puesto de trabajo, suspiro negando con la cabeza, siento mi móvil vibrar en mi bolsillo y lo saco, en la pantalla veo una notificación de mensaje de mi amigo que abro al instante, en él puedo leer: Ya me informó Charlie que Tim se está pasando de intenso, en cuanto terminen de descargar el camión lo pondré en su lugar, amor. Sonrío, Lex es bastante protector, lo ha sido desde que éramos niños, crecimos en el mismo barrio en Phoenix y aunque es dos años mayor que yo, nos acoplamos bien, fuimos el primer beso del otro, a él le sirvió para saber de sus preferencias sexuales y a mí para saber que se sentía besar, luego de eso seguimos siendo excelentes amigos, confiándonos secretos y demás. Aún recuerdo cuando le dieron una paliza en el instituto, eran tres contra uno, me enfadé bastante, él siempre se ha sabido defender, pero la pelea fue injusta, unos brabucones criticándolo por ser gay, se los quité de encima a batazos, me costó un castigo de detención por quince días, pero no iba a dejar que esos idiotas se salieran con la suya, la semana anterior a esa, Lex había sido mi pañuelo de lágrimas cuando un chico que me gustaba me humilló en la cafetería, no se quedó tranquilo hasta que le rompió la madre. Es cómo el hermano que hubiera deseado tener, pero más femenino. —¡Vaya, vaya! Al fin apareces Thorn —masculla Brenda a mis espaldas, ruedo los ojos, tomo aire y lo dejo escapar de mis pulmones lentamente, necesito estar tranquila, las personas comienzan a llegar al lugar y debo estar bien. —¿Qué quieres, Brenda? —pregunto con fastidio, pone los ojos en blanco. —¡Que carácter! —exclama en voz alta—. Deberías buscar quien te folle para que te quiten lo amargada. Cierro los ojos molesta, No hagas una estupidez, Thorn, no le rompas una botella en la cabeza. —Tu eres la que debería de buscar quien te coja, Brenda —extrañamente suspiro de alivio al escuchar a Darrell, me giro en mis talones para verlo y noto el duelo de miradas entre él y Brenda. —Hola, Darrell, ¿Qué te sirvo esta noche? Me da una sonrisa de medio lado, a Brenda la llama un cliente y se marcha dejándome al fin en mi lado. —Primero ¿Cómo estás, hermosura? Escuché un pajarito que dijo que estabas enferma —dice, ruedo los ojos, en serio ¿Todos están enterados? —Nada del otro mundo, estaré bien, ya estoy tomando medicamento. —Eso me alegra —responde esbozando una sonrisa—. Ahora dame un Rusty Nail, preciosa. —Te lo preparo enseguida, guapetón —espeto, me giro para caminar hacia el gabinete, tomo un vaso bajo, vierto hielo, un poco de whisky escoses y licor drambuie, tomo la cucharilla de mi kit de bar y mezclo, una vez terminado, voy de vuelta a la barra colocando la bebida sobre esta. —Tu trago listo, Darrell. —Gracias —responde llevando el vasos a sus labios para beber un sorbo, noto como lo saborea y deja el vaso de nuevo sobre la barra, me da una sonrisa de medio lado. —Thorn, un agua mineral —me llama un cliente. —Enseguida, guapetón —esta última palabra ya la digo mecánicamente, un buen truco para atraer a más clientes a mi lado de la barra. Me acerco a la nevera, saco una botella y enseguida se la llevo, me extiende el dinero sobre la barra y me sonríe. —Gracias, guapa —dice con acento español, Luis es un cliente recurrente, suele soltar sus frases españolas cada que puede, pocos logran entenderlo, yo solo agradezco a las pocas clases de español que tomé en el instituto, comprendo lo esencial, por lo menos no me toma desprevenida. —Oye, Thorn —vuelve al ataque Darrell. —¿Sí? —No he olvidado nuestra apuesta ¿Sabes? ese tipo ha venido recurrentemente, creo que solo ayer no vino, pero parecía buscarte. —¿Enserio? —pregunto curiosa arqueando mi ceja. —Eso parece, pero no quise romperle el culo y que tu no estuvieras, seguro no me creerías aunque tuviera testigos. —Darrell, no jodas con eso ahora. —Una apuesta es una apuesta, Thorn, o ¿Eres de las que no cumple?        —Sabes que si cumplo con mi palabra, pero… —hago una pausa y me acerco a él recargándome sobre la barra—. Dudo que tu puedas romperle el culo, más bien, él será quien te de una patada para sacarte volando —espeto, hace un mohín y luego chasquea su lengua, me encanta hacerlo enfadar. —Ya verás, Eris, pronto te tendré frente a mi bailando en un bonito tanga, me dejarás ver todo lo que hay bajo esa ropa, incluyendo tu rosada y mojada hendidura —sentencia, me tenso, sus palabras sonaron tan vulgares, no lo sé, todo en Darrell es vulgar, no dejaré que este tipo me vea desnuda, Te dijo Lexi que no hicieras apuestas Thorn, me regaño a mi misma, de pronto, siento como el vello de mi nuca se eriza, las luces se enfocan más en el área de las pasarelas, seguro una nueva bailarina se ha unido al Xplicit y harán de su presentación algo grande, pero hay algo más que llama mi atención, me alejo de Darrell hacia un lugar más neutral de mi estación de trabajo y un aroma a perfume caro invade mi nariz. —Patrick —musito quedo. Giro mi cabeza hacia la entrada y justo ahí lo veo entrar junto a otro tipo guapetón de aspecto menos arrogante, pero mis sentido se enfocan en el señor arrogante de porte elegante, viene enfundado en vaqueros, una camisa negra arremangada hasta los codos con botones desabrochados que dejan al descubierto una parte de su pecho, lo observo atenta, tiene tatuajes, pero me llama la atención una inscripción en el antebrazo, me muerdo el labio, ¿Qué se sentirá estar entre esos brazos poderosos? Levanto mi mirada y me sonrojo al instante, una sonrisa lobuna adorna su rostro, sus ojos se clavan en los míos, todo este tiempo ha notado que lo he estado viendo, le dice algo al tipo que lo acompaña que no logro precisar y a paso rápido llegan a la barra tomando asiento, mi pulso se dispara, me siento extrañamente nerviosa, aunque una parte de mí está feliz de verlo de nuevo. Estos últimos días han sido difíciles, pero por una razón u otra sueño con Patrick, por las mañanas me siento estúpida al notar la humedad en mis pantis, no entiendo como es que fantaseo tanto con él. —Buenas noches, Eris —saluda gentil. —Buenas noches, guapetón ¿Quieres que te sirva un trago? —Dos Black Russian —responde, arqueo una de mis cejas al notar un centelleo peculiar en sus ojos. —Enseguida los traeré. —Eris… —dice cuando estoy por girarme. —¿Sí? —Es bueno verte de nuevo —señala, mis mejillas se sonrojan, trago en seco. —Gra-gracias, Patrick —balbuceo, asiente con una sonrisa y me muerdo el labio para de inmediato ir hacia el gabinete donde yace el vodka. —Patrick, Nath me matará por estar aquí —logro escuchar al tipo que lo acompaña, sonrío, otro hombre sometido por su mujer seguramente traído por la fuerza por su amigo. —Te traje aquí por un trago, no por las chicas, Harper lo entenderá, además ¿Qué no eres dueño del Lux en Nueva Orleans? —pregunta ¡Wow! ¿Acaso dijo Nueva Orleans? Siempre he querido ir a conocer ese lugar, termino de preparar los tragos y me acerco enseguida a ellos. —Si, pero sabes que solo superviso los balances, no me gusta pasar el rato en el lugar. —¿Tanto miedo le tienes a tu esposa? —No es miedo —señala con el ceño fruncido—. Es respeto, no seas imbécil, cuando tengas a alguien lo entenderás. Veo como Patrick rueda los ojos. —Caballeros —llamo su atención—. Sus tragos listos. —Gracias, Thorn, por cierto, permíteme presentarte a mi amigo y socio, Andrew Wargner —dice, el tipo extiende su mano hacia mí y la estrecho. —Mucho gusto, señor Wargner —digo y siento un fuerte escalofrío que me recorre desde nuestra unión hasta los pies. —El gusto es mío, señorita —espeta, de pronto un zumbido fuerte se presenta en mis oídos, me libero de su agarre y llevo mis manos a mi cabeza, Por favor, ahora no, no un ataque, ruego en mi cabeza, el zumbido se vuelve más intenso y contraigo mi rostros cerrando los ojos. —Eris ¿Te encuentras bien? —logro escuchar apenas la voz de Patrick, niego con la cabeza y sin dudarlo, corro saliendo de mi estación hacia el baño de servicio, algo no anda bien, mi pulso se dispara al límite, me recargo en uno de los lavamanos y me miro en el espejo, ventaja, no veo manchas, trato de respirar, no puedo hacer nada mas que esperar, me tomé mi medicamento, así que solo es cuestión de tiempo para que actué y esta crisis pase. Abro el grifo dejando el agua correr, me mojo el rostros y el agua fría comienza a tranquilizarme, me miro nuevamente y poco a poco el zumbido baja la intensidad. —Eso es, debo estar bien, tengo que tener una vida normal, por favor —suplico, debo aguantarme las ganas de llorar, estoy en mi trabajo y no me puedo desmadejar aquí. —¡Thorn! Tienes clientes —grita Brenda desde el otro lado de la puerta, llegó el momento de ser fuerte, puedo hacerlo, no me puedo romper.   
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD