Estigma

Capítulo 2 (parte 2)

—Thorn, Eris —me llama Tim al llegar al club, Lex me hace una sonrisa burlona y ruedo los ojos, se adelanta un par de pasos y me deja a solas con Tim.

—¡Hey! ¿Qué hay? —saludo atenta, me percato de un leve sonrojo en sus mejillas.

—Quería saber sí estarás libre mañana por la noche, ya sabes, tu y yo, una cita… —deja inconclusa su frase haciendo ademanes, me muerdo el labio, Esta es una situación incómoda, Thorn, suelto una pesada respiración.

—Tim, de verdad, lo siento, tengo planes para mañana con Lexi —digo y suspira decepcionado.

—Está bien, solo… —hace una pausa clavando sus ojos en mí—. Me gustas, Eris, quizás puedas considerar un día darme la oportunidad —confiesa y esto se pone cada vez más incómodo, ¿Cómo me zafo ahora?

—¡Thorn! Necesito tus llaves —vocifera Brenda, Salvada por la jodida campana.

—Lo siento Tim, debo irme —señalo y él asiente decaído, a paso rápido me encamino hacia la barra, meto la mano al bolsillo de mis vaqueros y saco las llaves de los gabinetes.

—Como tardas, Thorn, serías más rápida si no coquetearas con el personal.

—No seas una perra, Brenda, solo saludaba a Tim —farfullo.

—Cuida tu lengua, Thorn, o si no…

—O si no ¿Qué? ¿Qué me harás, Brenda? ¿Decirle al jefe que me eche de aquí cuando soy la única que te salva el trasero preparando bebidas? Seamos realistas, no puedes preparar ni un jodido mojito, ¿Qué te hace creer que eres intocable? El jefe no solo necesita un atractivo en la barra, necesita a alguien que sepa atender a los clientes y preparar bebidas, cosa que no se te da bien, ¿O si, perra? —vocifero fastidiada, ella hace un mohín, no sé que me da más miedo, que uno de sus botones salga volando contra mi frente o que su dentadura se destroce en pedazos por la fuerza que está ejerciendo.

—Yo…

—¡Brenda! A la oficina —interviene el jefe, ¡Vaya! quizás tenga suerte esta noche, Brenda se gira en sus talones caminando hacia Sean.

—Esto no se quedará así, Thorn —advierte.

—Como digas, Brenda.

En cuanto se aleja, Lexi se acerca entusiasmado.

—¡Wow! mi bebé creció y enfrenta a las perras.

—No me dejaré de esa puta, Lex, ya estoy harta de su amargura.

—Ni que lo digas, por cierto, Charlie dice que sí nos acompañará a cenar, así que por ser una ocasión especial, cocinaremos juntos, amor.

—No te voy a decepcionar, Lexi.

—Lo sé bebé, estoy tan feliz de que compartas este momento con nosotros.

—Seré tu dama de honor —declaro dándole un guiño, me rodea con sus brazos envolviéndome por completo.

—Te amo, Eris.

—Oigan, mucho amor, pero los clientes no tardan en llegar y Eris debe alistar la barra —llama nuestra atención Charlie.

—Celosito —dice Lexi juguetón haciéndome explotar en una carcajada mientras las mejillas de Charlie se tornan de un rojo intenso, se encamina hacia él y besa su mejilla para después cada quien tomar su puesto de trabajo, me acerco a los gabinetes y saco las botellas acomodándolas en fila, necesito dejar mi área ordenada, es domingo, no habrá tanta acción, los hombres comunes trabajan los lunes, así que quizás sea un domingo relajado, espero y Darrell no venga a molestar, pero una parte de mí desearía que señor arrogante apareciera por esa puerta; me muerdo el labio y niego con la cabeza.

—Ni en tus mejores sueños, Thorn —musito aprovechándome de mi soledad, aunque algo en mí me dice que no tardará mucho para que lo vuelva a ver.

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Es lunes por la mañana, Lex pasó la noche con Charlie y quedó de regresar al departamento para ayudarme a preparar todo para su “cena de compromiso”, solo espero no traiga las cosas tarde o tendremos una labor titánica para preparar una cena exprés.

Me acerco al desayunador con mi tazón de cereal, me percato de que mi móvil vibra sobre este y lo tomo, un mensaje de Lexi:

Ya casi llego, bebé, tengo todo lo de la lista, nos vemos en cinco ;)

Sonrío y no respondo, no tiene caso, ya viene en camino, así que sigo degustando de mis Fruity Pebbles, amo este cereal desde los cinco años, papá solía comprar una caja para mí, mientras que a Jenny prefería Cocoa Pebbles, suelto un suspiro, los extraño demasiado, sí ellos estuvieran aquí todo sería tan diferente, comenzando con que quizás no estuviera trabajando en el club y hubiera ejercido mi carrera cómo farmacobióloga, sí, era una jodida ratón de biblioteca en la universidad, me gustaba experimentar y buscar respuestas, pero luego del accidente me desanimé y dejé todo eso atrás, aun no entiendo por qué renuncié, solo lo hice y ya.

De pronto, siento una fuerte punzada en la cabeza que me hace estremecer, el dolor se vuelve cada vez más intenso provocándome un fuerte zumbido en los oídos los cuales cubro con mis manos tratando de callar el sonido chillante.

—¿Qué mierdas es esto? —vocifero, mi rostro se encoge, parpadeó un par de veces y veo manchas que van del rojo al n***o, todo me da vueltas, mi visión se vuelve cada vez más borrosa, en un intento desesperado, me pongo de pie, pero termino por desplomarme contra el piso llevándome un fuerte golpe en el costado derecho.

—¡Ah! —suelto un alarido, mi cuerpo no se mueve ni un milímetro, no reacciona a mis órdenes, abro mis ojos de golpe y unas imágenes pasan como fotogramas frente a mis ojos, mostrándome unas criaturas, no tengo ni la menor idea de lo que son, pero afirmo que me parecen siniestras, aterradoras, verdaderamente intimidantes, una figura humanoide de piel amarfilada, un halo dorado las rodea, siento como mi cuerpo comienza a sacudirse convulsionando, las imágenes cambian, ojos azul hielo, rostros inexpresivos, unas puertas enormes de color rojos, hay gritos y un insoportable olor a azufre.

—¡Eris! ¡Eris! —escucho los gritos, me horrorizo al ver que en esas puertas hay cuerpos humanos incrustados, todo es color rojo sangre, trato de moverme por mi voluntad, pero me es imposible, algo anda mal, no se que está ocurriendo, pero a cada segundo tengo más y más miedo, terror.

—Tu traerás nuestro reino —dice una voz siniestra, hago un esfuerzo por articular palabras, pero mi voz no sale, solo puedo boquear en silencio y todo se vuelve oscuro, silencioso a la vez que una gran pesadez hace que mis ojos se cierren.