Moscú, Rusia
1:35 am
Besos, besos que podrían fácilmente hacerme arrodillarme delante de Maxon, su sedoso cabello se perdía en mis manos, aquellas castañas hebras se fundían entre mis dedos dejando una suavidad entre ellos mientras sus labios recorrían cada centímetro de mi cuello.
Aún estaba confundida, sabía que le había pedido aquella petición en un atisbe de desesperación, sabía que había descubierto que me importaba y que lo quería más de lo que debería, si las cosas seguían de esta manera no sabía lo que podía pasar ni lo que estaría dispuesta a hacer para salvarlo. Pensé que si le pedía aquello él se confundiría y me dejaría porque sabía que era un hombre que no amaba a ninguna mujer con las que compartía cama.
¿Pero que lo hacía ser diferente conmigo?
Su modo de actuar me habí
