Cena de presentación

1084 Words
POV Rebecca Miro por décima vez la mesa preparada con un delicado mantel blanco en terminaciones con Broderie y la fina vajilla blanca "herencia familiar" puesta para tres, con mis copas de vino para ocasiones especiales, como en este caso lo amerita. Corro a la cocina y tomo una manopla de la mesada, reviso el horno y la carne asada ya está en su punto junto con las batatas, entonces lo apagó. Dejo la manopla arriba de la mesada y vuelvo al living a examinar mí figura frente al espejo que está pegado en la pared, al costado izquierdo de la escalera. Visto un sencillo vestido de modal n***o hasta mis rodillas con un ligero escote, unas sandalias de tiras rojas de diseño que mí hija me regaló por mí último cumpleaños. Deje mí cabello largo que llega hasta mi cintura, suelto y como es tan lacio y fino, no necesita planchado o eso dice siempre mí hija. No me maquille, solo retoque mí boca con un labial rosa claro y tampoco llevo accesorios, soy muy sencilla en todo, creo que estoy presentable. Escucho como abren la puerta de entrada y volteo con todo mí cuerpo tenso de expectativa, veo primero aparecer a samara, luciendo un conjunto de pantalón y top blanco. Sonriente se acerca a mí, toma mis manos y me guía a la puerta donde está parado un hombre con un traje azul oscuro, moldeando su fuerte contextura musculosa y un rostro cincelado por sus duras facciones, pero a la vez atractivas. Cuando lo miro a los ojos nuestras miradas conectan y siento un extraño hormigueo en mí vientre. Sus ojos son de un color que jamás había visto, entre un miel con destellos plateados dándole un aspecto de mirada felina, como una pantera. El sin sonreír me observa de arriba a abajo, su mirada es ofensiva en su audaz evaluación de todo mí cuerpo, no es el tipo de mirada que desea recibir una suegra de su yerno, casi inmoral. Salgo de mí burbuja y me adelantó tendiendo la mano – Buenas noches.. señor Benedetti, es un gusto conocerle. El hombre toma mí mano extendida y la voltea llevándosela a sus labios, roza apenas con un beso mí dorso – El placer es mío, pero llámame Luciano. demanda, sonriendo seductoramente. Samara, ríe, se acerca a lado de su novio, besa su mejilla me mira y dice. – Ma ¿viste que hermoso y caballeroso novio tengo? No sé como responder a aquello, solo, digo. – vallan a la mesa que iré un segundo a la cocina, para traer la comida que ya está lista en el horno, antes que se enfríe. Voy rapidamente a la cocina y abro el horno todavía caliente, aunque ya está apagado. Saco la bandeja de carne con un repasador, pero cuando apoyo la bandeja en la mesada siento una presencia detrás mío y como alguien respira en mí nuca, aspirando mí fragancia, entonces me alteró y suelto el repasador de golpe.. pero mí último dedo, el pulgar arde, cuando hace contacto brevemente con la bandeja. Lo sacudo al instante, dando un quejido y me volteo corriendo a la canilla de la pileta para mojarlo. Ese hombre inquietante se acerca a mí con una servilleta en la mano y dice – Lo siento, no quise asustarte, solo vine a ver si necesitabas ayuda. Toma mí mano que todavia gotea por el agua de la canilla, examina mí dedo y me pongo rígida, generando una descarga electrica en mí cuerpo, cuando ¡Descaradamente! mete mí dedo lesionado dentro de su boca y lo succiona por unos segundos como queriendo absorber el agua, lo retira de su boca lentamente, pasándole su lengua y lo envuelve con la servilleta. Estoy respirando agitada con la boca entreabierta, ante su acción tan erótica e irrespetuosa a la vez. Quitó mí mano velozmente y me separó unos metros cuando mí hija entra por la cocina preguntando preocupada. – Ma ¿Que sucedió?escuché tu alarido. Observa mí mano envuelta en la servilleta. Respondo restándole importancia. – No es nada hija, solo una leve quemadura. Le muestro mí dedo accidentado. – Vamos a cenar, vallan sentándose que hay voy... – ¡Ah no! ya has trabajado mucho por hoy.– me corta. Se acerca me agarra de los hombros y me guía a la salida de la cocina. – Ve a sentarte que yo serviré la comida. mira a su novio y dice.– Acompaña a mí madre a la mesa que ya los alcanzo. ........... Estoy sentada frente a este hombre en un tenso silencio, pero lo que más me incómoda es la forma en que me mira, sin tocarme, siento que me acaricia con la mirada. Detalla mí rostro, mí cuello hasta descender a mí leve escote, que desde ese ángulo, se aprecia el nacimiento de mis pechos y tengo que resistir el impulso de encorvar mis hombros hacia adelante para esconder los pechos, debido al escrutinio de este hombre tan imponente. Sin poder evitarlo, acunó mis manos en mis mejillas y las siento calientes, como todo mí cuerpo que está en llamas. Para mí alivio llega samara con una bandeja de plata dorada y la carne decorada alrededor con las batatas y unas hojitas estilo gourmet. Sirve para los tres, se sienta junto a su novio me mira y me pregunta. – Ma ¿Te sientes bien? te veo muy colorada. S-si. –respondo titubeante. – Pasa que estuve un buen rato, pegada al horno, eso debe ser. – Ah, bueno, avísame si necesitas algo o necesitas que te lleve al medico, eh. Sami lleva un bocado de carne a su boca y comenta. – mmm está delicioso, nadie supera a mí madre en la cocina Mira a su novio y le ofrece de su tenedor. –Prueba amor. El acepta gustoso, me mira y agrega. – Cierto nadie supera a tu madre. Un estremecimiento me recorre, porque presiento que lo dice en doble sentido ¡Dios! este hombre no me gusta para mí hija.... es muy perturbador y se que solo acarreará problemas. Por suerte la cena llego a su fin aunque charlamos los tres de trivialidades, samara me comentó de la fiesta de gala el finde semana y no me siento cómoda con que él venga a buscarme. Por que mí hija tiene que estar del comienzo al fin de la fiesta, ya que es la figura principal del perfume y la anfitriona, pero luego hablare con ella de esto.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD