Capítulo 22

1816 Words
Esa tarde, previa a la presentación de las candidatas por la televisión, Paola vio mucho apuro, correrías, gritos y una fuerte vocinglería. Habían caras largas y los agentes se miraban unos a otros pintando sus caras de preocupación. Algo pasaba. No había sido el intento de secuestro a Fabiana. Era otra alarma. Lo sabía. Estaba escrito en el miedo del personal de seguridad y en los propios organizadores. Como Fabiana estaba en su cuarto con Nancy, entonces Paola decidió buscar a Tanya en el hospedaje designado a la señorita Francia. La puerta estaba entreabierta. Paola metió la naricita y oteó rápido. Allí estaba la representante francesa, Marion Huppert, que se estaba peinando. - Entrez, mademoiselle Tanya termine son bain-, dijo ella sonriente, haciendo gestos con su mano invitándola a pasar. Paola entró y miró los peluches de osos en las cómodas y al fondo, en la cama de Huppert. Eran bastantes. También sandalias alineadas en fila india y en un andamio, fácil, un centenar de vestidos, camisetas y faldas. -Eres bien ordenada, no como Fabiana que lo tira todo-, dijo Paola. -Je ne comprends pas bien l'espagnol, mais oui, j'essaie de garder les choses en ordre-, respondió ella. Paola se alzó de hombros. -Dice que solo intenta ser ordenada-, habló Tanya saliendo de ducharse, envuelta en una inmensa toalla. Paola tomó un peluche. -Yo tenía mi colección de muñecos, ahora no me queda ninguno-, se lamentó. -Yo tengo un gorila, siempre me gustaron los gorilas-, le reveló Tanya secándose los pelos. -¿Qué pasa afuera que hay tanto ajetreo?-, fue al grano Paola. Tanya se sentó, cruzó las piernas y empezó a pasar las peineta por sus pelos mojados. Arrugó el entrecejo. -No digas nada, pero la señorita Aruba ha desaparecido-, dijo Tanya. Paola sintió erizar sus cabellos. -¿Qué ha dicho Douglas?-, preguntó parpadeando de prisa. -Después del ataque a la señorita Perú, llegaron efectivos de Interpol. Hay mucha tensión. Quieren que suspendan el concurso-, advirtió Tanya. -Yo vi a ese sujeto Cornejo-, reveló Paola. -Lo están buscando, me parece que habrán más secuestros-, le adelantó Tanya. Paola decidió no separarse de Fabiana ni siquiera un instante. Pero era difícil. Fabi era demasiado inquieta, movediza y quería conocer a todas las candidatas. Con Doris Bobadilla, la señorita Paraguay, recorrían por los otros cuartos, saludando, metiendo las narices por las rendijas de las puertas o simplemente tocando, esperando que alguien les abriera. Además, con Graciela Medina se infiltraba, siempre, a la cocina para coger frutas y panecillos y se encerraban en uno e los baños a disfrutar del producto de sus hurtos, saboreándose y riéndose. Una noche, Cheryl Monroe las encontró chupándose los dedos. -Locas y traviesas-, refunfuñó Miss Mundial y las señoritas Perú y Argentina, rompieron en risas. Paola le pidió entonces a Nancy que la ayudase. -Seré también como James Bond-, echó a reír Schäffer. Fabi había hecho una gran amistad con la señorita Australia, una rubia esplendorosa, de ojos celestes y que igualmente se desbordaba en carcajadas y coqueteos. Marilyn Ball, además, estaba muy interesada en uno de los agentes de seguridad y le pedía, siempre, que Fabi la acompañase para hablar con él. -Es muy lindo-, reía Fabi y Marilyn se sonrojaba. -Es soltero-, le adelantó. Cuando Schäffer encontró a Fabi y Marilyn, riéndose con el agente de seguridad, movió la cabeza disgustada. -No solo es loca, es también coqueta-, rezongó. La presentación de las candidatas se realizó de todas maneras pese a la misteriosa desaparición de la señorita Aruba, porque ya habían convenios y patrocinios firmados. Nadie sabía nada, tampoco. Ni la prensa ni las candidatas. Solo la interpol y Melvin Douglas y los miembros de la organización. Debían manejar las cosa con cautela para evitar escándalos mayores. La ceremonia se hizo en el Muziekgebouw aan 't IJ, ante cerca de mil espectadores, la mayoría de ellos invitados. La idea era dar a conocer a las participantes de esa edición del Miss Mundial, en trajes típicos y de noche. Serían ocho actos, intercalados con la intervención de importantes cancionistas y grupos musicales de Europa. El presentador era, además, un consagrado actor, famoso comediante y ganador, incluso, en Cannes y nominado al Oscar. Miss Mundial se encargó de la presentación oficial y Cheryl Monroe repitió el mismo discurso que Fabiana había escuchando muchas veces: "bienvenidos al concurso más importante de la belleza del universo, para mi, como Miss Mundial, es un orgullo presentar a estas hermosas candidatas. Una de ellas me reemplazará y hará lo mismo que yo: llevar un mensaje de paz y amor por todo el planeta". Fabi quedó una vez más decepcionada. El show inicial incluía la exigente coreografía con las banderas. Todas las chicas se pusieron los shorts y las camisetas estampadas. Fabiana se juntó con Graciela, Doris y la señorita Ecuador, Milagros Paz y Miño, y no se cansaban de hacer bromas, empujarse y reírse. -Esta asta de bandera me recuerda a mi novio-, bromeó Graciela. -¿Porque te está mirando desde tu país?-, preguntó Doris Bobadilla. -No, porque la tiene así de inmensa-, estalló la señorita Argentina en carcajadas. Ya sin Vanessa López, a Fabiana se le hizo, aún, más difícil llevar el ritmo. Trató de concentrarse, contar los pasos y no sacudir la bandera, pero le fue muy difícil, empujó a la señorita Italia y casi golpea a su amiga Marilyn Ball. La coreógrafa se jalaba los pelos desesperada. La bandera que portaba Fabiana parecía derrumbarse en lo que debía ser un vistoso desfile y ella trastabillaba a cada rato, sin poder hilvanar ningún paso. Felizmente, al final, pudo culminar las evoluciones sin incidentes. Para el desfile en traje típico, Fabiana eligió, otra vez, la indumentaria de shipiba. -A mi me gusta-, le dijo aquella vez, a Karen Van Holden la organizadora del Miss Mundial en Perú. Ella protestó. -Hay trajes más bonitos-, dijo pero Fabi se entercó. -Siempre admiré a las shipibas, son mujeres muy alegres y trabajadoras-, reclamó. Ahora estaba allí con la blusa multicolor, la falda estrecha también con muchos motivos selváticos, una vincha con plumas, descalza y sujetando un plato de barro. Además se puso el collar de huayruro que le regaló el abuelo Fernández. Una a una fueron siendo presentadas las candidatas, con sus atuendos tradicionales. Fabiana sentía frio en los pies. Los pisos cerámicos la congelaban. Nancy le puso, entonces, su chompa en el piso. -Párate allí, podrías resfriarte-, le dijo preocupada. A Fabi le dio risa. -Pareces mi mamá-, le dijo y le acarició la mejilla con su naricita. Nancy estalló en risas. -Ya, bebita, ya-, le dijo sonrojada. Paola le dio los últimos consejos. -Todo el mundo te está viendo. Sonríe, no dejas de sonreír. Camina moviendo las caderas, muévalas como si fueran campanas de iglesia repicando-, le fue diciendo sacándole el polvillo y pelusa que había en su blusa coloreada. Una tipa larga pero gruesa, ordenó una fila y repetía en inglés, francés y español -caminan veinte pasos, se detienen, se inclinan a un lado, se inclinan al otro lado, media vuelta, veinte pasos y a su posición- -Ahh, recordó Fabi, como en Lima- -¡¡¡¡Señorita Perú!!!!-, dijo el aclamado presentador. Fabiana salió tranquila, caminando despacio, sonriendo, portando el plato de barro y tratando de mostrarse serena y grácil. El presentador iba hablando en inglés. Eso lo entendió bien Fabi. -Fabiana Leclerc estudia medicina, practica muchos deportes, proviene de la selva de Perú y se considera una mujer independiente, de mucho temple, empeño y coraje, sociable y divertida, de metas sólidas y de carácter fuerte. Le gusta bailar y espera ser una cotizada modelo además- -¿Carácter fuerte? ¿me gusta bailar? ¿el modelaje?, repetía para su adentros Fabi, yo no he dicho eso- Igual, hizo la rutina muy bien. El público se puso de pie y empezó a aplaudir y a silbar frenético. Eso la entusiasmó, entonces, demasiado a Fabi que se salió del libreto. Puso su cuerpo de perfil y sin despegar la mirada del público, alzó su pie derecho y tumbó la cabecita a su hombro derecho en un arrebatador gesto de coquetería. El estruendo fue mayúsculo. -Qué bárbara-, golpeó su cabeza Cheryl Monroe. La mujer larga y gruesa esperó con los brazos cruzados a Fabi. -¿A usted no le gusta obedecer, señorita?-, le reclamó. Fabiana esta vez se disgustó y la encaró a la mujer. De eso se dieron cuenta Nancy y Paola y la cargaron antes que estallara la tercera guerra mundial. -No lo volverá hacer-, se disculpaba haciendo gestos Schäffer. -Me hubieran dejado para hacerla purtumute con mis manos-, ladraba colérica Fabiana. Paola se rascó sus pelos. -¿Y qué demonios es purtumute-, preguntó. Fabi recuperó la sonrisa en un santiamén y arrugó su naricita. -Un guiso-, dijo y echó a reír divertida. También se salió del libreto establecido en el desfile con vestido de noche. Karen Van Holden, esta vez, sí aceptó encantada el traje n***o que había lucido en su coronación porque se le veía regia, enorme y súper bella. Le agregó, no más, una correíta delgada con una hebilla en forma de mariposa. Así salió esa noche Fabi, luciendo su impecable y larga sonrisa, imantando al auditorio, celebrando su proverbial belleza y el encanto que hacía estallar en su radiante figura. Avanzó contorneándose como una atrevida fémina de espionaje, una femme fatal y cuando estuvo frente al público, hizo justo el gesto que todos esperaban: se puso de perfil, sin despegar la mirada del público, deslizó su pierna por la audaz abertura del vestido, tiró su cabecita a su hombro derecho y simuló tener una pistola en una mano que sujetaba con la otra, como las chicas Bond de los avisos de las películas del 007. Y para terminar, sopló sobre su dedo, como si hubiera disipado el humo de un balazo. Lo hizo pensando en Paola. Esta vez la aclamación fue multitudinaria, ovacionándola con estruendo, haciendo temblar las paredes del Muziekgebouw aan 't IJ. Fabi, se dio vuelta y fue caminando a su lugar, moviendo las caderas con desbordante cadencia y sensualidad. Fabiana acaparó titulares en los medios del mundo entero, fue viral en el YouTube, noticia destacada en el cable y famosa en la web. Se volvió en la sensación absoluta del Miss Mundial y todos alababan la "terrible belleza" de la representante peruana. Cuando Nancy llegó con todos los diarios que pudo conseguir en la tienda del hotel, Fabi no lo podía creer: su enorme foto adornaba las primeras planas. Estiró una larga risita. Paola le reclamó. -¿Y por qué diablos hiciste eso?- - No sé. Estaba pensando en ti, en tu pistola, todo lo que haces por mí y creo que me excedí-, dijo Fabi, arrugando su naricita, sacando su lengüita y mordiéndola con los dientes. Paola y Nancy no hicieron más que reír golpeándola frenéticas con los diarios.
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