CAPÍTULO IV

1079 Words
"Una mente perversa divida en dos" "Podemos elegir con quien formar una familia, pero jamas tendremos la opción de escoger donde nacer y crecer" Tessa. Doy un pequeño masaje a mis hombros tras la jornada de trabajo que me dejo totalmente agotada, mi última actividad es dar la bienvenida a dos pacientes nuevos de nombres Támara y Claus quienes para su desgracia han vuelto a caer en este infierno que llaman sanatorio mental. Empujó la puerta frente a mí y mis ojos caen sobre los chicos atados a las sillas, con la mirada vacía y una sonrisa aterradora. Ambos me miran fijo y no puedo evitar escudriñarlos con la mirada, la chica tiene el cabello de color anaranjado claro con ojos azules y piel blanca, el chico en cambio tiene la piel un poco menos pálida su cabello casi se torna rojo y sus ojos son de color verdes. Qué raro ¿no?, en mis documentos dice que son gemelos pero no se parecen tanto. Tomo una silla del fondo y la coloco frente a ellos, no sé en qué momento se rueda pero cuando estoy a punto de colocar mi trasero en la madera caigo dándome un golpe duro, una extraña risa proviene de uno de los dos pero no se cual es. Me levanto, limpio el uniforme y sostengo la silla con mucho fuerza para que no se mueva cuando me siento; Esta vez soy yo quien se ríe de la cara de aburridos que tienen y comienzo con mi trabajo. —Bienvenidos, mi nombre es Tessa y seré su enfermera hasta que Layla la chica que debe atenderlos esté disponible. — ¡Mentirosa! —escucho un grito de chica en mi cabeza y suelto un chillido lleno de pánico. Támara sonríe como si supiera que me sucede y dobla sus piernas en un gesto muy aristócrata, Claus solo alza una ceja y lame sus labios como si estuviera viendo lo más interesante del mundo en este momento. Ignoro por completo lo demente que me estoy volviendo desde que llegue a este extraño lugar y recupero mi compostura de inmediato para continuar antes de que alguien vea a través de las cámaras que no hago mi parte. —Como les seguía diciendo, estaré a cargo de ustedes hasta que mi compañera esté disponible. —Levanto la tabla de color blanco que contiene sus horarios de salida, almuerzo, cena y baños. —Esto de aquí es la manera en que mantendremos un orden en su día a día hasta que recuperen la cordura, que según sus padres han perdido. — ¡Yo no perdí nada!, ¡Ellos son unos cobardes! Un escalofrío recorre mi espina dorsal al escuchar ambas voces dentro de mi cabeza y estoy consciente de que mis manos han empezado a temblar. Me estoy volviendo paranoica, debo buscar la manera de sacar a los chicos de aquí antes de que termine atada a una de esas sillas recibiendo choques eléctricos. —Hay más enfermeras que pudieron haber tomado este trabajo, pero fui escogida entre tantas por ser la más eficaz en el cuidado y protección de pacientes de su tipo. "Tic, toc, Tic, toc Nina... Ten cuidado con lo que haces aquí, te pueden descubrir." Un suspiro lleno de terror y un tick nervioso nuevo en mi ojo izquierdo son la respuesta a la posible voz de Claus que invade mi cabeza. "No tengas miedo, no te haremos daño. Continua hablando para disimular ante la Doctora, la cual no deja de observar nuestros movimientos." Esta vez, supongo fue la chica que habló porque pestañeó dos veces antes de que la voz se detuviera. —Las salidas al jardín están permitidas siempre y cuando estén vigilados por los enfermeros de guardia, allí afuera podrán conocer nuevos amigos con los cuales podrán disfrutar de su estadía aquí. —Mientras hablo tengo una especie de escena dentro de mi cabeza donde los gemelos me observan mientras juegan en la nieve. "Ya los conocemos a todos, Claus se tomó la libertad de entrar en sus mentes e indagar en cada recuerdo y pensamiento." Trago grueso y continuo mostrando el mapa de las instalaciones con juegos didácticos, los cuales nunca he visto que use algún paciente. A veces creo que ese sitio solo fue creado para engañar sus mentes y que crean que este manicomio es un gran lugar donde estar. —Me he dado cuenta que Poe, g*****a, Miguel y Dylan están aquí. —La voz pastosa del chico es como un coro de ángeles entre mis pensamientos, no es nada parecido al de su hermana la cual me da muy mala espina. "Antes; me había enterado de que escaparon a una zona prohibida para las personas de la ciudad pero supongo que la bruja que nos encontró a nosotros también los encontró a ellos." Asiento pero disimulo con una enorme sonrisa, para que cualquier persona que me esté viendo tras las cámaras piense que estoy contenta con lo que hago, cuando en realidad le estoy respondiendo a Claus. —Y así, es como será todo de hoy en adelante. —Me pongo en pie dando por culminado mi trabajo y coloco la silla en el lugar donde la encontré. "Necesitamos hablar con Dylan, o alguno de ellos. Su madre no permite que nos acerquemos lo suficiente y desde aquí no podemos comunicarnos." Agarro el pomo de la puerta y respiro profundo, murmuro un "¿Por qué desean hablar con él?" dentro de mis pensamientos en espera de que puedan escucharme. —Porque, en este momento Dylan y ese otro ser que lo consume deben estar deseando lo mismo que nosotros. La libertad, lejos de este asqueroso lugar y sus espantosos experimentos donde solo ponen a prueba nuestra capacidad para resistir torturas. Cierro la puerta tras de mi dejando a los gemelos y encontrándome con la mirada perdida de Roth en el pasillo, está justo en el centro viendo la luz como si fuera una mosca deseosa por poseerla. —No te preocupes, nos encargaremos de él y los otros dos que tienen sospechas sobre ti. Doy pasos cortos y lentos cerca del enfermero que hasta hace unos días me ha estado mirando como un desquiciado y cuando estoy lo suficientemente cerca de su rostro noto a lo que ellos se refieren. Sus ojos son como dos pozos sin vida, su rostro está pálido y su respiración desapareció, en pocas palabras "Roth está muerto en vida."
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