... / Híbrida, parte 2

1104 Words
—¿Ocho más ocho?—pregunta Samuel. Le miro como si tuviera un tercer ojo. —16—contesté. Bufé y me removí incomoda en el asiento, me duele el culo. —Exactamente eso llevamos en el avión—dijo y suspiro.—16 horas—dijo asintiendo sobándose las piernas. —A este paso me quedaré sin trasero —dije mientras me estiraba. —Créeme, eso no pasará—dice riendo. —Llevo 16 horas sentada, sin contar los diez minutos que me pare para ir al baño—dije mirando por la ventana. —Créeme mi amol que en eso 20 añaso que tu tiene criando ese culón, por 19 simples horas no se te irá—dice Lilian desde su asiento. Siento que mi cara arde de la vergüenza porque lo dijo muy alto y varias personas miraron hacia donde estábamos. Desearía encogerme. —Ya lo sabe—le aclara Samuel. Muéranse. Me paro con intención de contestarle, pero todas las miradas se pusieron en mí y me senté nuevamente más avergonzada. Minutos después paso el carrito y compramos algo para engañar al estómago. No había comida decente que llene mi barriga. Dios, no debí comerme ese frito lay me duele el estómago fuertemente. —Me moriré—dije mirando a Samuel y agarrando mi barriga. —¿Qué te ocurre?—pregunta el quitando la vista de su revista de moda. —Me duele el estómago y tengo ganas de tirarme un peo enorme—dije aguantando las ganas. —Hazlo—dijo simple. —No puedo, si lo hago los demás tendrán dos opciones, no más bien una. Tirarse del avión—dije y quedé privada del dolor por unos minutos. —Ve a cagar entonces—dice—toma—agrega pasándome una caja de fósforos de su pantalón. —Si me paro me saldrá el tremendo peo que aguanto—dije preocupada. —¿Crees que suene?—pregunta poniéndose una mano en la barbilla. —No lo sé, pero por como lo aguanto si, lo oirán—digo frustrada. —Creare una distracción—dice. Lo veo colocarse sus audífonos y pararse "dejándose llevar de la canción". Me paro y camino hacia el baño, no salió nada, pero más vale prevenir que lamentar. Antes de cerrar la puerta veo a Samuel bailando como loco y gritando la canción de Whitney Houston I will always love you. Entro al baño y por fin, descargo todo mi dolor, no sin antes convertirse en cólicos. Una hora en el puto inodoro. Escuchan que tocan la puerta por quinta vez. —Señorita... ¿Aún sigue mal...?—dice la azafata. Pero alguien carraspea. —Muy educada admito—escucho la voz de Samuel.—animal bestia ¿te fuiste por el inodoro?—preguntó. Tuve ganas de matarlo. Como siempre. —Si, aún estoy mal creo que empeoro—dije—gracias por la preocupación estúpido—dije contestándole a Samuel. Otra hora más tarde. Me encuentro ya sentada y aliviada. Estoy harta, no aguanto más. —Entretenme—le digo a Samuel hamaqueándolo. —Déjame leer, estúpida—dice gruñéndome. Brujo de pacotilla... esperen un momento. —¡SAMUEL!—grité, recibí varias quejas, ups.—eres un hechicero—dije. El me miro—wau, ¿Cómo lo supiste? ¿eres adivina?—dijo poniéndose una mano en el pecho, le golpeo el hombro. —No idiota, ósea, eres un hechicero ¿Por qué diablos vamos en avión? Con un hechizo llegamos de un periquete—digo viéndolo molesta. —No lo creo—dijo y lo miré sin entender. —Ósea, llegaríamos en un periquete, pero no con nuestras extremidades donde van—dijo y abrí la boca sorprendida.—la Teletransportacion solo sale bien cuando son dos personas—dijo. —Pudiste llevarnos a cada uno y luego un hechizo y aparecer las maletas—digo mirándole. —Niña eso no funciona así, consumo demasiada energía, ni Beylis con sus poderes puede hacerlo, y eso que ella es un demonio—dijo mirando su reloj. Me paso las manos por la cara.—Duerme un rato—sugirió, yo me negué. —No tengo ganas—digo desanimada. —Es la primera vez que iré donde tus abuelos, creo que se alegraran de que por fin fui a verles—dijo. Sonreí. Es cierto, los abuelos lo invitaron hace años, desde que lo conocí para ser exactos. —Y se pondrá más feliz al saber que tendrá más visitas—dije sonriendo aún más. —Si—dijo.—cuéntame más sobre la chica que nos dará el tour—dice. Lo miro picarona y me da cara de reprobación.—solo quiero saber—dice y asiento. —Bien. Ella es una híbrida—dije y el asintió. —Si, nos dijiste eso, pero no que era y estoy muy intrigado la verdad—dice apoyándose en su mano y mirándome. —Ella es una hibrido entre vampiro y hombre lobo—dije. El quedo asombrado con su boca abierta en una gran "o". —Que gevi, ¿de parte de quien es cada cosa?—pregunta más emocionado. —Su madre es vampiro y su padre hombre lobo—dije. Empezó a bombardearme con preguntas, que ¿Cómo se conocieron sus padres? ¿Cómo va con sus familiares? Etc. —Mira, cuando lleguemos le haces en interrogatorio a ella y a sus padres ¿va?—digo y asiente desganado. —Cuéntame mas, descríbela—dijo. —No te dañare la sorpresa—dije levantando los hombros. —¿Sorpresa buena o mala?—pregunta. —Buena—digo y asiente.  Nos quedamos en un silencio cómodo. El avión tenía una música de fondo, un instrumental de piano mezclado con saxofón para ser exactos. Me encanta. Fui cerrando los ojos poco a poco, hasta perder el conocimiento. Me encuentro sumida en una oscuridad... es como si estuviera en una sala de interrogatorios de la policía donde solo está un cuarto oscuro con una simple bombilla que apenas alumbra tu rostro. —¿Me tienes miedo?—dijo una voz grave, pero tan grave que hizo que mis bellos y pezones se erizaran. Temblé. —Me tienes miedo...—habló como afirmación. —Cla... claro que no—dije como pude. —Lo huelo—dijo y me abrace a mí misma. —¿El qu... qué?—pregunto. Maldita mente curiosa la mía. Te maldigo. —Tu miedo, lo huelo—dijo y sentí una respiración. Creo que me hice pipi... NO, j***r, esto es un sueño... ¡ESTOY EN UN AVIÓN! No puedo hacerme pipi... Desperté de golpe revisando mi asiento. Suspiro con tranquilidad. Qué alivio. Las luces del avión están apagadas, me acomodo y me dispongo a dormir nuevamente... Una hora más tarde... —COÑO POR FIN—dije en el piso, ya fuera del avión. Una ráfaga fuerte de aire hizo que me abrazara, entramos deprisa a buscar nuestras maletas. Esperamos en silencio, no tenía ánimos de hablar, y supongo que los otros tampoco por cómo iban. 30m después llegaron los abuelos en su carro especial que quita nieve. El clima estaba como siempre, siempre con nieve, lo normal aquí. Otra vez sentados, por 40m. demonios, no me sentare en una semana. Llegamos y con la poca energía cargamos el equipaje... ninguno usaba sus poderes para hacer el trabajo más fácil, estaban muy desgastados. —Devuelta nos iremos en barco—dice Beylis con los ojos medio cerrados. La abuela nos dio habitaciones, o bueno les dio habitaciones a ellos, ya que Nathaniel y yo ya tenemos. Entre y me tire a bocabajo en la cama...  La inconsciencia llegó a mi como un rayo. —Mía—dijo esa voz. Alguien me movió, era la abuela y me sonreía con ternura, le devolví la sonrisa y minutos después se escuchó un aullido que provenía de las montañas. No sé por qué, pero todo mi cuerpo se erizó...
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