(2) -Él me ve en la noche-

4425 Words
(2) -Él me ve en la noche-     Algunos días después.* Sin cama, ni tampoco donde poner mis cosas, despierto en el suelo con una manta cubriendo mi cuerpo. Una vez más el chico serio y sexy llamado Will, me cubrió con una manta. Se le ha vuelto una costumbre hacerlo, ya que todas las noches hace lo mismo y yo misma no  he podido agradecerle por eso, supongo que por la pena, o porqué siempre se levanta antes que yo. Esta vez tengo algo que quiero darle en forma de agradecimiento, pero me hace dudar más de una vez. * Al llegar a la escuela, lo primero que hago es ir a mi torre, mientras que he comprado unos panecillos y un café para él, en forma de agradecimiento. Me veo en la necesidad de hacerlo, ya que no me gusta deberle algo a alguien. Así que antes de entrar a su salón, decidí echarle un vistazo adentró, para darme cuenta él no estaba en el lugar, así que decidí espere en el pasillo. Esperar no es lo mío, ya que me suele fastidiar mucho esperar algo que se puede hacer con rapidez, pero unos chillidos provenientes de la escalera, hacen que me distraiga de mis pensamientos. Así que realmente preocupada, me asomo y veo a una chica de poca altura, pero bastante bella, enfrente de Will, quién la mira con detenimiento. -¿Qué pasa?-Murmuré realmente extrañada, pero yo no era la única que estaba ahí viendo esta escena de película de romance, sino que también estaban unas dos chicas más, que escucharon mi susurro. -Es la tercera vez.-Me contesta una chica de mi clase, quién tiene cabello rojizo y pecas realmente lindas. -¿De qué hablas?-Le pregunté extrañada, mientras la miró con algo de consternación. -Es la tercera vez que Will rechaza a una chica.-Me comenta mientras muerde su labio inferior. La escena era bastante sencilla, pero problemática a la vez. La chica traía puesto un vestido floreado realmente bonito, mientras sostenía una canasta con panecillos recién hechos, eran tan delicioso que desde aquí podía saborear el chocolate fino. -Odio el dulce.-Dijo el hombre frio, mientras le regresa su canasta, sin pensar en los sentimientos de la chica. La chica por su parte detiene la canasta, dejándola enfrente suyo mientras intenta que él la toma. -Puedo hacerlo mejor.-Murmuró con lágrimas en los ojos, mientras puedo ver que la chica quiere ser perfecta para él, pero es algo terrible que alguien quiera cambiar su personalidad solo por amor. Eso no suena nada romántico. -No estoy interesado.-Le contesta el joven de grandes ojos cafés, mientras mete sus manos en los bolsillos de su pantalón n***o. -W-will.-Pronuncia la joven mientras titubear, intentado detenerlo una vez más, mientras pone sus dedos temblorosos en el pecho de Will, pero él quita sus dedos delgados de su pecho ancho. La chica empieza a derramar lágrimas, mientras intenta mirar al suelo. -Dije que no estoy interesado.-Responde una vez más, mientras intenta no acercarse tanto a la chica, ya que no quiere verse involucrado por su llanto.  Will luce muy tranquilo a pesar de que ella está muriendo de amor por él. Mi cuerpo por su parte está ardiendo, así que de inmediato corro y bajo por las escalera, hasta llegar enfrente  de la chica, quién intenta convencer a Will, a pesar de que sus lágrimas están saliendo con la fuerza de un demonio. -¡Basta!-Le digo de la nada mientras la tomó y la uno a mi pecho.-Deja de hacer esto, sólo porque que este chico no sabe lo que vales, no significa que vales menos. ¡Deja de intentarlo!-Tomó su canasta con enojo.-Hay un hombre que de verdad estará ahí para ti. Ahora recoge tu orgullo y deja de lamer zapatos, eres muy linda.-Ahora trato de hacerla sentir mejor, mientras ella me sonríe mientras toma su canasta. -Gracias...-Me dice con dulzura mientras intenta saber mi nombre. -Rosé.-Le contesté contenta, mientras que solo trato de ayudar.  -Gracias, Rosé.-Dice mi nombre con dulzura, mientras se va con la cabeza en alto. Y por la parte de aquél joven de ojos cafés, él está observando la escena, y después de que la chica se fuera, él empieza a hablar con más naturalidad. -¿Son parquecitos?-Me pregunta viendo la caja de parquecillos  mientras yo estoy realmente avergonzada, así que no dudo en que también rechace mi regalo. Así que lo escondo detras de mí. -No, es plástico que ocuparé para mi clase.-Le contesté mientras mi frente está sudada. -Pero dice "Cupcakes Sweet".-Él reconoce la tienda que está en el campus, así que me siento demasiado avergonzada.  De inmediato no dudo en esconder más los panecillos. -Es sólo una caja.-Le contesté intentando salir de esta vergonzosa situación, pero él es más ágil, alto y resbaladizo que yo. Así que toma de la caja y la abre. Los parquecillos lucen horribles a comparación de los panecillos casero que ha traído la chica, así que solo puedo sentir un balde de agua fría pasando por mi cuerpo entero. Mis panecillos lucen aplastados y feos, mientras que la crema se ha derretido por la poca ventilación de la caja, pero la peor parte, es que en la caja venía escrito su nombre con un marcador n***o indeleble. Era obvio que eran para él, así que mis mejillas se tornaron rojas mientras intentó huir del lugar, pero mi cuerpo está congelado al ver que toma uno de esos panecillos y lo mete en su boca para saborearlos, mientras que mi salida también fue interrumpida por la acción que tomó aquel joven extraño. Me sentía realmente fascinada por su carácter indescifrable, era algo que realmente no me esperaba. No me gusta la monotonía, es por eso que me mude a Londres, pero parece ser que con él nada va a ser monótono en mi vida. -Espera...-Intentó detenerlo.-Creí que no te gustaban los parquecitos, o el dulce.-Le comentó, repitiendo lo que él le dijo a la chica. Él solo sonríe al ver mi preocupación, para después pasar su mano por mi cabeza, acariciándome como si fuera un cachorro tierno. -¡Gracias!-Es la primera vez que le escucho decir algo agradable, pero esto era demasiado, me sentía como si estuviera metida en un sueño realmente extraño. Así que yo me quedo estática en medio del pasillo, no sabía que hacer o que decir, solo pude ver cómo se va de la escena dejándome sola por completo.  Después de algunos minutos en silencio, comprendí que el hombre me ha acariciado la cabeza como si fuera un cachorro realmente lindo, así que con un coraje realmente retardado, voy a su salón a hacerle frente. -¡Oye amigo, no soy un perro!-Le grite con fuerza, mientras estoy totalmente molesta, pero la molestia me dura muy poca, ya que no me había percatado que su profesor ya estaba en el lugar dando clase.  Y que el salón ya estaba lleno y todos escucharon lo que le grité. De inmediato sentí que moriría en cualquier segundo, pero lo único que hace ese hombre es sonreír, como si hubiera ganado un premio, mientras que los demás se empiezan a reír a carcajadas. Pero al ver su mirada, puedo ver que hay un chiquillo tierno escondido tras esa barba de candado y esos ojos sexys. Yo estoy avergonzada, pero realmente lo más vergonzoso, fue cuando su profesor hizo un comentario. -Que bien que quedó claro eso.-Cuando un profesor se mete, ya es algo grave, literalmente quería que la tierra me tragara. Will por su parte tiene algo de piedad por mí, ya que yo no puedo moverme, así que me toma del brazo y me saca del lugar, cerrando la puerta, para que nadie nos viera. -Acabas de avergonzarte a ti misma.-Me comenta mientras cruza los brazos, viéndose realmente divertido conmigo. -¡Eso ya lo sé!-Le grité con fuerza mientras cierro mis puños con odio. -Tranquila.-Trata de tranquilizarme, mientras trata de comportarse como un caballero.-Tranquila, las chicas suelen hacer eso por mí todo el tiempo.-Me lo dice con tranquilidad, mientras puedo ver que su ego es más grande que su cabeza. -Yo no soy como ellas, sólo quería darte las gracias por ponerme una cobija toda las noches.-Mientras más hablo, él pone más atención.-No me gusta deberle nada a nadie, y es por eso que te traje esos pastelillos.-Yo habló y habló, mientras que no me detengo, estaba claro que estaba nerviosa.-¡Maldición!-Maldije molesta, ya que me estaba dando vomito verbal.-Tengo que irme a mi clase.-Así que me doy la media vuelta e intentó entrar mi salón, pero él me detiene. -Te la pasas temblando toda la noche.-Murmuró con su voz grave, mientras veo que su manzana de adán se mueve. Me siento nerviosa al ver lo masculino que es, desde sus poros hasta su mentón realmente varonil, pero después me siento nerviosa, ya que él me ha mirado dormir y tengo los peores hábitos. -¿Me has mirado dormir?-Pregunté atónita, intentando seguir molesta, a pesar de que es lindo. -Es interesante.-Me dice moviendo sus labios rosas.-Eres molesta y linda al dormir.-Yo misma me ruborizó, ya que cualquier comentario que salga de su boca, es realmente genial y refrescante. -¡Deja de mirarme cuando duermo!-Le grité tratando de verme enojada, pero la realidad era que estaba muy nerviosa. Era la primera vez que me sentía de esta manera, enfrente del género masculino, ya que toda mi vida he trabajado con hombres, pero esto jamás me había pasado antes. -Sí, sí.-Mofo mientras me trata como una loca, para después volver a su clase. Así que suspiro con tranquilidad, pero el gusto no me dura mucho, ya que no me había dado cuenta de que todos los de mi salón estaban viendo nuestra conversación. Me siento como una idiota, y ahora las chicas y los chicos de mi salón no dejan de preguntarme, si soy la nueva novia de Will Maxwell. Así que mis clases de literatura y poesía fueron realmente pesadas, a pesar de que mi fuerte no son esas materias.  Pero gracias a dios que Maddie es la única que no actúa como loca enfrente de mí. Jamás había sentido tanta vergüenza en un día como hoy, no me sentía en mi elemento, ya que siempre fui fría y ruda en New York, pero ahora parezco ser débil. * Las clases pasaron de ser divertidas a ser incómodas. Pero con gusto, a las siete de la noche salgo de la escuela junto a Maddie, quién me ayuda a comprar una cama en un supermercado cerca del centro, pero mientras estamos juntas, no puedo mentirle más y le cuento lo sucedido con Will.  Ella también está extrañada de la nueva actitud de Maxwell. Ese hombre quizás sea un misterio, pero decido no seguir hablar de él.  Y después de hacer las compras, comemos en un restaurante donde vendían pescado frito. * Mientras caminamos por las calles frías de Londres, Maddie llega a la conclusión de que le gustó a Will, pero yo no siento que sea eso. Realmente sé que quiere fastidiarme, lo veo en sus ojos, así que intento sacarle esa idea de la cabeza de Maddie. Y después de pasar la tarde juntas, Maddie me acompaña a la casa. Ella me lleva a mi habitación, quizás porque se sentía curiosa de saber cómo era la habitación del gran casanova Maxwell. Después veo cómo sale del lugar, para después entrar a la habitación, viendo que no hay señal alguna de Will,  así que al no verlo en el lugar, decide irse después de esperar a que el llegara. Así que después de que se fuera, me siento en el suelo tranquila y me pongo a hacer mis deberes. Me han pedido que haga planos para construir una cola de sirena, que será ocupado en mi clase de teatro. Lo que hago mejor, son las esculturas grandes, es bastante difícil hacerla con perfección pero me encanta retarme a mí misma todo el tiempo. Al acabar de hacer los planos, escribo lo que necesitaré para llevar a cabo la escultura,  pero inesperadamente la puerta se abrió, dejándome ver a Will, quién tiene unas gotas de agua chorreando por todo su cuerpo. Él trae consigo una bolsa color café, mientras deja sus cosas en la entrada.  -Ya llegue.-Me avisa mientras yo lo miro desde el suelo y dejo a un lado mis planos. Mientras él viene hacia mí, él va sacando de la bolsa varias mantas de colores vivos, demasiados femeninos para él. -Te he comprado algunas sábanas.-Me comenta con mucha tranquilidad, mientras me mira como si fuera una pordiosera.  -¿Tú qué? ¿Por qué te tomaste la libertad de hacerlo?-Le pregunté con enojo y vergüenza, ya que me hacía sentir completamente furiosa. -No eres nada femenina, no has traído nada contigo.-Me dice sin más, sin demostrar ninguna expresión en su cálida cara. No puedo dejar de mirarlo cuando habla, aun cuando sus palabras son cortas, lo que dice es interesante. -Soy de New York, no pude traerme mis cortinas de mariposas, ni tampoco lo demás.-Le respondí viendo las sábanas que cuestan bastantes libra, son caras.-¡Te he dicho que no te quiero deber nada!-Trato de ser clara con él, pero parece no importarle nada de lo que le digo. -Sí.-Me responde moviendo su boca de un lado para otro.- Ahora me debes.-Me dice con firmeza, mientras me mira desde las alturas. En este instante puedo ver nuestra posición, yo soy la pordiosera y él es el salvador. Así que me levanto del suelo, para pararme enfrente de él y mirarlo a los ojos, pero aun cuando intento verme algo grande a su lado, no lo logro, él es bastante elegante y hasta cierto punto atemorizante. -¿Qué quieres?-Pregunté fastidiada de sus juegos, él no sabe el gran golpe que le ha dado a mi ego, así que empieza a pensar mientras mueve su manzana de adán que me hace temblar. -¿Sabes cocinar?-Me pregunta de la nada, mientras sus labios rosas se abren acompañado con un dulce olor a fresa. -Sí, he trabajado en restaurantes allá en...-Trato de deleitarlo, pero recuerdo que no es mi jefe o alguna persona que le  tenga que sorprender. -Cocina algo.-Me dice sin más, al acabar mi discurso mal elaborado. Puedo notar que tiene un pequeño refrigerador y una parrilla pequeña. Él no tiene muchas cosas, pero tiene huevos y jamón, y eso parece ser suficiente como para crearle una cena bastante decente. Pero mientras trato de hacer lo que tengo que hacer,  Will se la pasa molestándome. Él en realidad es bastante frío y arrogante con la mayoría de las personas, pero ahora actúa tan diferente y tan cambiado conmigo. ¿Por qué ha cambiado su forma de ser conmigo? La comida termino bastante bien, así que puedo presumir mi gran omelette con seguridad. Los dos comemos de ese omelette, pero para ser sincera, Will se convirtió en un dolor de culo. Empezó a hablar con menos formalidad, mientras que puedo notar que le subió bastantes decibeles a su voz, tanto que los vecinos empezaron a golpear las paredes, para que guardáramos silencio. -Estamos molestando a nuestros vecinos.-Le comentó en forma de regaño, puesto que no se deja de reír de mí. -¡Molestemos a nuestro vecinos, entonces!-Propone como si de un juego se tratara. Al terminando de comer, él se va a su lugar de la habitación, y yo voy al mío. Esta noche el aire soplaba con la intensidad de un demonio, mientras escucho las ramas de un árbol chocando con nuestra ventana. Estoy aterrorizada, tanto que siento ganas de correr y prenderme fuego. Aun cuando Will compró varias mantas para mí, no lograba cubrirme del frio que era tan intenso y crudo, que no pude evitar temblar como si de un cachorro se tratara. Supongo que mis dientes se escuchan afligidos, así que siento que algo me golpea continuamente. Después abro mis ojos y ahí estaba Will, quién ya tiene puesta su pijama,  que consta con una playera negra sin mangas y un pantalón n***o de pijama. -Deja de hacer ese ruido con los dientes.-Me regaña molesto con sus ojos adormilados.-¡Intento dormir pero tus dientes están rechinando y eso me hace erizar!-Yo solo ruedo los ojos, mientras lo veo volver a su cama. -¡Maldito nazi del frio!-Intento entrar en calor frotando mis brazos, pero eso hace más ruido. Así que una vez más Will se levanta de su cama, ahora tirando sus cobijas.  Va hacia mí y me levanta del suelo, como si fuera una pluma. Yo me sorprendo al verlo cargar todo mi peso, realmente lucía como una princesa en sus brazos. -¿Qué haces?-Le pregunté algo extrañada y con las mejillas rojas. -¡Estoy harto!-Él relincha y me lleva a su cama. Y cuando llegamos a está, me suelta y se acuesta al lado mío. Sentir su calor corporal,  su piel y su todo, me hace querer derretirme. -¿Q-que haces?-Pregunté más que nerviosa, mientras puedo sentir cada parte de su cuerpo aferrándose al mío. -Tranquila, no te emociones, no es como si quiera tener sexo contigo.-Pero sus palabras son tan reales, que siento como corre una electricidad por mi cuerpo. -¿Quién ha hablado de sexo?-Le pregunté aún nerviosa al pronunciar esa palabra tan fuerte y al mismo tiempo descaradas. -Nadie.-Él me abraza como si nada, mientras su cama estaba realmente caliente y cómoda. Su piel me hace erizar, pero como siempre la torpe de mí lo empuja,  no quiero sentirme de esta manera tan amenazante, no quiero ser susceptible ante él. -¡Vamos, deja de abrazarme!-Él se ríe al verme nerviosa, y yo solo intento alejarme de él. Así que me levanto de la cama y salgo huyendo de sus brazos. Y cuando estoy lejos de su cuerpo, siento el frío apoderarse de mi cuerpo una vez más, pero mi orgullo es tan grande que vuelvo a mi esquina. En realidad mirándolo desde la cama de Will, mi intento de cama, pareciera que es la esquina de un perro, se veía bastante lúgubre, supongo que le doy lastima. -Vamos, Rosé. Si quisiera tener sexo contigo, ya lo hubiera hecho. Vuelve a la cama, hace frío. "Vuelve a la cama hace frío" es una frase algo excitante. Yo misma no sé qué me está pasando, ¿por qué siento un dolor en la parte baja de mi cuerpo? Trato de alejarme, pero él se me acerca cada vez más. -¡Vamos, aléjate!-Le grité volviendo a mi esquina predilecta. Pero él es mucho más alto que yo, es esbelto y su simple presencia hace que un lugar explotara. Él mantiene sus pies descalzos mientras camina hacia mí, mientras yo aún tiemblo, pero no estoy segura que ahora sea por el frio. Cuando está enfrente de mí sus labios se rozan unos contra otro, haciendo que yo tragara saliva. -Deja de actuar como si estuvieras en la m*****e de Texas.-Él tenía razón, estaba actuando como si esto fuera una historia de terror. Así que me incorporo, tosiendo con una tos bastante ceca. -Tienes razón, casi no he convivido con muchos hombres.-Toso una vez más -¡De hecho, si!-Me corrijo, mirando desde cierto punto mi vida. He trabajado en trabajos de hombres, y la mayoría del tiempo mis compañeros son hombres.-¿No entiendo?-Él me mira como si yo estuviera loca, puesto que estoy hablando conmigo misma.-¡Ve a acostarte, yo duermo en mi lugar!-Él hace como si fuera a su cama, pero de la nada se da vuelta una vez más, y me carga entre sus brazos, mientras yo pataleo con fuerza. -¡Suéltame!-Grité moviendo mis brazos y piernas. Y una vez más, escuchó los golpes del cuarto de al lado. Nuestras miradas se juntan al oír ese sonido, pero él sonríe con una sonrisa algo graciosa. ¿El chico de buen cuerpo, inteligente y frío, ahora sonríe? Es extraño, puesto que Maddie lo ha descrito como un chico que casi no habla con nadie y que es bastante frio, pero ahora él luce todo lo contrario de lo que dicen de él. Por algunos segundos una electricidad pasa desde mi estómago, hasta la parte baja de mi cuerpo, mientras siento palpitar mi feminidad mientras su piel se eriza, puesto que pongo mis manos en sus hombros desnudos. Mi piel se eriza tan bien, al ver la excitación de su piel morena. Nuestras caras lentamente se juntan, y no puedo creer que esté cayendo en este juego tan rápido. Sus labios se esfuerzan en besarme, haciendo un ruido, tronando nuestros labios, que se escuchan por toda la habitación oscura.  Lentamente siento su lengua lamer la mía, así que paso mis manos por su cuello largo. Pero después me detengo a mí misma, puesto que estoy yendo demasiado rápido. -¡Suéltame!-Le gritó intentado huir, pero él pone sus labios en mí una vez más, intentando que olvide el hecho de que he querido separarme e huir, pero no se me olvida. -¡Suéltame!-Le gritó una vez más, pero él hace lo mismo, introduce su lengua en mí, dándome cuenta que sabe tan bien. Yo no puedo detener sus manos que está pasando por mis piernas, aun cuando tengo un pantalón, siento lo caliente de su toque.-Sue...-Intento decir que me suelte, pero él lame de mis labios. Él ahora me lleva a su cama, donde él quita todas las sabanas, tirándolas al suelo frio. La cama esta sin nada mientras él me pone recta, para después ponerse encima mío, besando mis labios con pasión y gozó. Sin poder controlarme, paso mis manos por sus hombros desnudos, mientras meto mis manos en los extremos de su camiseta, tocando su piel morena, que está hirviendo. Él me quita el pantalón, dejándome solo con mis pataletas negra, que están ligeramente mojadas. Después él pasa sus dedos largos por mi feminidad, mientras que yo hago un ruido con mi boca, para después pasar sus manos por mi pequeño estómago. Yo misma siento sus dedos posándose en mi ombligo, mientras yo intento contenerme de tener un orgasmo de tan solo tocarme.  Mi cabeza me recuerda que sigo siendo Rosé. Así que pongo mis manos alrededor de su cuello, siendo muy hostil. Él por su parte, se ríe al verme mirarle con ojos de odio. -No lo haré.-Le comentó con seriedad.-Si piensas que soy presa fácil, eres un idiota. Él se ríe de inmediato dejándome ver sus dientes blancos.-No quiero un novio.-Le advierto con los ojos bien abiertos. -Yo no quiero una novia.-Me contesta sonando divertido conmigo.-Deja de soñar niña.-Me da un pequeño golpe en la cabeza. -¡Lo sé!-Le dije tambaleando por su respuesta. -¿Sabes que lo quieres?-Me pregunta con seriedad.-¿Sabes qué quieres que esto pase? Tú piel está ardiendo al igual que la mía.-Me comenta con sus labios ardientes y sexys. -No quiero hacerlo.-Trato y trato de no ceder ante él, incluso el mismo dios sabe que estoy haciendo un gran esfuerzo. -¿Aún eres virgen?-Me pregunta pícaramente. -No.-Le contesto tranquila.-No soy una niña.-De inmediato quiero salvar mi promiscuidad, pero claramente no es algo que tenga que defender. No es algo de lo que me sienta orgullosa. -Bien.-Murmuró lamiendo mi labio, mientras yo lo miro y estoy a punto de cerrar mis ojos y hundirme en él, pero no puedo. -¡Basta!-Él se ríe de mi como si yo fuera un chiste.-Hagamos un trato.-Él tiene mi atención.- No puedo resistirme a tu linda piel.-Dijo sensualmente, confesando que tengo una linda piel. Ya que mi piel es blanca como la nieve, mientras mis ojos son grandes y azules. -¿Eso haces con todas tus compañeras de cuarto?-Él ahora se pone serio y lentamente quita mis manos de su cuello, ahora pareciera que no le ha dado risa mi comentario. Él se levanta de la cama, dejándolo ahí mientras yo paso una mano por mi frente mientras suspiro.  Esto ese está poniendo tenso, ni yo misma puedo creer que esto está sucediendo. -Lo lamento.-Me disculpo sentándome en la cama y viendo como él se acerca a la ventana, que da a una vista hermosa de la ciudad.-No quise decir que eres una ramero.-Palabra equivocada, así que él se ríe mientras pone sus manos en la ventana. -No lo hago Rosé.-Me comenta con su voz gruesa, mientras la luna le alumbra la cara.-En realidad no estoy interesado en nadie, lo has escuchado en la universidad, no quiero una relación con nadie, y tampoco soy un ramero.-Me dice mientras se voltea y acomoda su cuerpo largo y elegante.-Me has llamado la atención, no quiero ser tu novio.-Él es muy directo, así que no le da tantos rodeos a lo que quiere.-Yo soy más grande que tú y no me gusta las manos sudadas, ni tampoco las novias y menos los tontos juegos de novios. -Entonces solo me quieres para...-Intento decirlo, pero él me interrumpe. -Solo quiero que disfrutemos nuestra estancia juntos.-Lo dice muy serio mientras sus labios se mueven.-Disfruta y yo disfruto. Te he visto dormir y me has llamado la atención, quiero acostarme contigo todo los días y hacerte el amor, no pretendo hacerte nada más. Yo lo miro mientras mi feminidad palpita.-Quiero pasar mi lengua por todo tu cuerpo, hasta el menor rincón. -Mi corazón se tambalea mientras sigue hablando.-Solo te pido una cosa.-Claramente tiene toda mi atención.-Sólo no te enamores de mí.-Yo me rio de inmediato por su comentario. -No me enamoraría jamás de alguien como tú, no eres mi tipo.-Le comento mientras intento ponerme firme ante él.-No me enamoraría de alguien tan frio como tú, haces llorar a cada una de las chicas de la universidad, ¿crees que eso es correcto?-Ahora le regaño. -Sus sentimientos no son mi prioridad.-Me responde sin una pizca de sensibilidad.-Ni el tuyo. -Odio a la gente prepotente que se cree perfecta.-Quiero que sepa cada uno de mis molestias sobre su personalidad. -Jamás he dicho que yo sea perfecto. Soy una persona que tiene muchos errores.-Me comenta mientras está mostrándome su cuerpo perfecto, junto a la luz de la luna. -No, pero sabes que ellas piensan que eres perfecto, quizás debas de ser considerado con ella.-Le aconsejó porque realmente soy una feminista enojada. -¿Tú crees que soy perfecto?-Me pregunta con algo de picor en sus palabras. -¡Quisieras!-Le contesté con los dientes juntos.-Pero sabes que no eres feo, cara de muñeca.-Le respondí avanzado hacía donde él esta.-¿Qué gano, si alguien se enamora?-Él sabe que ahora estoy dentro del juego. Así que pone sus manos en mis piernas desnudas, mientras pasa sus dedos por mis glúteos. -Tendrás el cuarto para ti sola, me iré y te dejare todo como está aquí. No soy un competidor débil.-Me dice sosteniendo una de mis piernas, poniéndola en su cadera, haciendo que mi feminidad cupiera en su erección. -Ni yo.-Muerdo su labio, pasando  un poco de sangre por mi garganta. Después él me lleva a la cama, dónde me quita la ropa mientras yo rompo su camiseta, pasando mis manos por todo su cuerpo bien formado.  Mis dedos quieren tatuar su piel, de tanto que la he tocado esta noche. Mis labios se pasan de su cuello, a sus brazos, mientras él mete sus dedos en mi feminidad, haciendo que la cama tiemble mientras me hace gemir. El ruido de los golpes en las paredes se hace más fuerte, nuestros vecinos están claramente muy molesto, pero no podemos dejar de gemir. ¡Está bien, molestaremos a los vecinos!    
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