Al poco tiempo, Ethan y los chicos traen a Au, y es en ese momento que Emiliano nota mi presencia. — Vaya, vaya. La adicta y el muerto viviente vivieron a visitarme. La manera en como llama a Au me enoja y le demuestro mi malestar, tomando el látigo y dando los primeros azotes. — Maldita perra. Nada de lo que hagas ayudará a que tu maldito perro viva. Sonrio ante su respuesta. — Pero me dará satisfacción hacerlo. Incluso más de la que sentí al matar a Fiorella. Su simple mención le enoja e intenta atacarme. Pero esta sujetado de manos y pies. Uno de los chicos me trae los juguetes que le pedí y me causa alegría que las manoplas corten lo que golpeé. Toco las armas una a una y me decido por las tijeras de jardinería. — ¿Qué harás con ello? ¿Vas a cortar las flores del funeral de

