El miedo de que las cosas no resulten bien me invade, pero no me refiero a atrapar a Emiliano, sino a poder rescatar a Au de sus asquerosas garras. Él ya ha sufrido mucho por estar de mi lado, ya no es necesario tanto dolor. El piloto informa que ya vamos a aterrizar y yo cuento los segundos para acabar con ese malnacido y con quien lo ayudó. Antes no sabía quién era, pero ahora que todo apunta a Fuego, sin duda, al el también lo mataré. Terminamos el aterrizaje y bajo rápidamente del avión con la esperanza de que los autos estén listos. Ethan me sigue rápidamente y siento que soy yo la que explotaré de rabia por no tener absolutamente nada listo. Los autos no tienen llantas y sus supuestas llantas espectaculares aún están siendo creadas. Maldita sea mi suerte. Camino de un lado e

