— Saori... Cariño, ven aquí. — Mi abuela Christiane me llama con algo de dificultad — Quiero mostrarte algo.
Me levanto del sillón, dejando mi libro a un lado y me acerco a ella.
— ¿Qué es, abuela?
— Observa... Mi testamento. — Me tenso al escuchar esas palabras — Finalmente lo he arreglado y todo está listo.
Realmente odio este tema… Siempre que se habla sobre ese estúpido documento estalla una guerra en la familia.
— Abuela, por favor... No hables como si fueses a morir, no me gusta. — Le digo en voz baja — Tampoco me gusta que me hables acerca de ese papel.
Mi abuela me mira fijamente y se queda en silencio mientras observa aquella carpeta donde se encuentra su última voluntad.
Christiane Pierce es una señora bastante adinerada que vive humildemente con mamá y conmigo, pero que posee tierras que valen mucho.
Todos saben que posee mucho dinero, pero cada vez que algún familiar se acerca a ella para pedirle usar algo de esas tierras, ella se niega rotundamente a sus peticiones. Así que básicamente todos están esperando la muerte de mi abuela para poder tomar algo de sus riquezas.
Si bien mi abuela pudiese vivir más cómoda en una casa llena de lujos, ella siempre ha preferido quedarse a nuestro lado... Desde que murió papá ella ha sido lo único que me motiva a continuar, así que me esfuerzo para que se sienta bien. Sé que mi padre estaría orgulloso de mí por eso.
A pesar de que a veces me cueste recordar su rostro…
El tema del testamento siempre ha sido tema de discusión entre la familia ya que muchos piensan que mamá y yo manipulamos a la abuela para que deje todo a mi nombre, cosa que no es cierto. Otros piensan que mi abuela solo tuvo ojos para su primer hijo y eso me convierte a mí en la nieta favorita... Son muchas teorías, pero ninguna donde salga bien favorecida, es por ese motivo que siempre evito el tema del testamento.
— ¿Qué tal si esta noche ordenamos pizza? — Hablo con una pequeña sonrisa en los labios — No quiero otra noche de vegetales al vapor.
Mi abuela rueda los ojos y sonríe en complicidad.
— Bien, ganaste... Como siempre, Saori.
Sonrío mucho más y le doy un beso en la frente antes de ir por mi celular para pedir nuestra cena.
[…]
Amo mi trabajo, no creo que exista algo mejor en el mundo.
Trabajar en una librería nunca estuvo en mis planes, por más que amara los libro siempre pensé en algo mejor y que me diera un mejor ingreso económico. Sin embargo, gracias a un compañero de clases y su gripe estacional, trabajé por unos días como suplente que con el pasar de los días se convirtieron en dos años que he disfrutado bastante.
No me preocupaba mucho mi salario, pues con los dulces que mamá vendía lográbamos vivir con tranquilidad, aunque con muy pocos lujos. Nunca fui una chica que adorara los lujos innecesarios más que los que me exigía la universidad en aquella época, tampoco me hacían falta y me sentía cómoda con lo poco que tenía.
Mi abuela siempre me reñía cuando quería darme algo de dinero y yo no lo aceptaba. Nunca me gustó tocar su dinero, pues odiaba los ojos con los que mi familia me veía luego. No es lindo ser señalada como la manipuladora y ladrona de la indefensa señora Christiane Pierce, así que siempre intentaba trabajar con esfuerzo, reunir lo más que podía y comprar mis cosas con mi propio dinero.
Si puedo estar bien lejos de la lengua viperina de mi familia mucho mejor para mí y mi salud mental.
— Saori, ¿estás bien? — Una voz masculina me saca de mis pensamientos y sonrío al verlo — Tienes más de veinte minuto con ese libro en tus manos. Ni siquiera has pasado la página. ¿Pasa algo, amor? ¿Puedo ayudarte?
— Jasper. Estoy bien, no te preocupes, solo pienso en mi abuela. No ha estado muy bien de salud últimamente y eso ha logrado que muchas personas a las que no les caigo bien vayan a mi casa a molestarme principalmente. Aun no comprendo cómo pueden ser así, ella está delicada y solo van para restregarme en la cara que jamás podré tocar un solo centavo del dinero de la familia Pierce. Como si eso me importara, solo quiero que mi abuela mejore. — Le confío a mi novio mi situación actual y él simplemente sonríe y me da un corto abrazo.
— Tu abuela estará muy bien, Saori. — Jasper me consuela brevemente — Sé lo duro que es tratar con tu familia, así que si quieres puedes quedarte conmigo esta noche. Igual, tenemos mucho tiempo sin pasar un momento juntos… No te preocupes, sé que el trabajo y la situación con tu abuela te ha tenido al borde del colapso, pero es por esa misma razón que necesitas un descanso. Si aceptas, prometo ser extra cariñoso contigo.
Jasper ha sido mi novio por más de dos años. Nuestros padres incluso han comenzado a hablar de matrimonio y eso me parece bien en cierto modo. Él me aporta mucha estabilidad y es sumamente respetuoso con mi forma de ser y mis aspiraciones, aunque nosotros hemos intentado llevarlo con calma, así que hemos tenido ciertas libertades en nuestra relación. Sin tantas etiquetas podemos disfrutar de nuestra relación sin demasiadas presiones.
— Creo que iré a casa a ver cómo sigue mi abuela y si todo está bien, supongo que podré pasar la noche contigo. — Intento sonreír a pesar de mi pésimo estado de ánimo — Muchas gracias por ayudarme y siempre estar ahí para mí, Jasper.
Él sonríe y me da un corto beso en los labios antes de marcharse de la librería, dejándome con la cabeza llena de pensamientos estúpidos respecto a mi incontrolable familia y varios clientes por atender.
Al parecer es la temporada caliente de los libros y eso me ayuda a sentirme mejor.
Nada como un buen libro para escapar de la realidad para nada perfecta de nuestras vidas.
[...]
— No me gusta que salgas tan tarde, Saori. — Mi abuela me riñe cuando se entera que saldré de casa.
Cuando mi turno terminó, llegué a casa y me encontré con mis tíos invadiendo mi espacio criticando todo lo que veían, así que antes de que pudiese cometer alguna imprudencia, decidí pasar la noche con mi novio, aunque eso a mi abuela no le gustó.
— No saldré sola, Jasper vendrá por mí y regresaré mañana en la tarde. — Intento razonar con ella.
— Ese chico no me gusta, Saori. — Sonrío al escuchar sus quejas sobre mi novio de nuevo. Siempre eran las mismas — Eres muy hermosa, demasiado para ese chico... Te mereces a alguien más sexi.
— Abuela... ¿Acaso no te sientes mal?
— Podré estar enferma, pero jamás ciega y a ese chico le falta sensualidad. — Dice y todos nos quedamos con la boca abierta — Tienes que salir y encontrar a un chico que te lleve al límite de la vida, no uno que te mantenga estancada,
No puedo evitar reírme por sus palabras y es que mi abuela aún no entiende que yo soy una chica igual de simplona que Jasper. Jamás seré alguien sensual, simplemente no es mi esencia.
— Está bien, abuela... Déjame pensarlo. — Le doy un beso en la frente y salgo de la casa para encontrarme con mi novio esperándome con una pizza en su mano y una enorme sonrisa.
Él es mi sitio seguro, lo que conozco perfectamente. Estaría perdida si algún día no lo tuviese a mi lado.