—¡Amiga! — Exclama Verónica apenas me ve entrar al salón y viene rápidamente hacia mí para abrazarme con tal fuerza que me toma por sorpresa.
—Felicitaciones Vero. — Digo sin soltarla y es que no tengo mucho más para decir. Se supone que debo ser la amiga que se alegra porque cosas como estas le sucedan a su mejor amiga, y no la mujer celosa porque ella se casara con el hombre del cual estoy enamorada.
Nos soltamos de nuestro abrazo y repentinamente Elían aparece a su lado y la toma por cintura convirtiéndose en un motivo para que mi corazón se rompa un poco más. —Lara, si no hubiera por ti esto no estaría ocurriendo. Gracias por presentarme al amor de mi vida hace un año y medio, definitivamente ha sido lo mejor que has hecho por mí. — Me dice con una gran sonrisa en su rostro y luego la besa delante de mí.
«Si tan solo me hubiera dado cuenta de mis sentimientos un poco antes de haberlos presentado…» me reclamo y evito verlos besándose «Probablemente no hubiese cometido la estupidez más grande de mi vida» me respondo por dentro y de verdad que mi corazón no aguanta más esta escena.
—Disculpen. — Interrumpe una voz masculina, la cual ya reconozco y al mirar detrás de mi allí esta Federico. —Mujer de rostro angelical, ¿me concedes el honor de bailar conmigo? — Me pregunta y Elían comienza a reírse.
—Bro, yo que tú no me metía en ese terreno con Lara. — Bromea Elían, y Verónica, conociéndome ríe con él también.
—¿Por qué lo dices? — Pregunta confundido e intento no responder.
—Esta mujer, además de ser mi publicista, mi asesora de imagen, y mi mejor amiga, es bailarina profesional. Yo que tú no lo haría, te hará pasar vergüenza creen...— Le advierte Elían y Federico lleva sus manos por encima de mis hombros.
— Hermosa, ¿Qué tal si me enseñas a bailar entonces? — Me pregunta y es el único en esta fiesta que es capaz de hacerme reír a pesar de todo lo que llevo por dentro.
—De acuerdo, te enseño a bailar...— Digo muy segura y volteo para quedar de frente a él.
Federico me toma de la mano y me lleva hasta el medio del salón donde se ha improvisado una pista de baile. De fondo suena "Robarte un Beso" de Carlos Vives junto a Sebastian Yatra y me muevo al ritmo de la música haciendo que él me siga. Necesito olvidarme de todo, tengo que aceptar que he perdido a Elían y que en parte es mi culpa por no haberme dado cuenta de lo que sentía por él.
Él me toma sorpresa cuando pega mi cuerpo al suyo y hace que bajemos tal como si estuviésemos bailando un reguetón. Una de sus manos se coloca en mi cuello y apoya su frente en la mía. —Déjame robarte un beso que te enamore y tú no te vayas. — Me canta y clava su mirada en la mía.
«¿Qué es esto?» me pregunto perdida en su mirada color verde.
No sé como sucede, pero sin darme tiempo a reaccionar él me besa en medio de nuestro baile y yo ni siquiera sé cómo actuar ante esta situación, «¿será que es él quien me haga olvida a Elían?» me cuestiono.
Federico separa sus labios de los míos y me queda mirando tal como si estuviera intentando analizar lo que siento o pienso en estos momentos. —Lo siento Lara, no lo puede evitar, es que eres demasiado bella, permíteme conocerte mejor por favor...— Me pide y solo puedo mirarlo un momento y luego separarme de él.
—Has ido demasiado de prisa...— Digo inmovilizada en medio del salón.
—Dame la oportunidad de hacer las cosas bien. — Me pide y a pesar de mis dudas, asiento.
—Está bien, pero ahora debo irme...— Digo muy confundida y sin querer escucharlo más me doy la vuelta para ir a buscar mi bolso al cuarto de Elían, que es donde lo ha llevado Sara cuando llegue hoy.
Subo las escaleras rápidamente y conociendo esta casa tal y como si fuera la mía, entro a la habitación de Elían y busco mi bolso —¿Qué ha sido eso? — Me interrumpe una voz y al darme la vuelta veo a Elían mirando desde abajo del marco de la puerta.
—¿Qué cosa? — Pregunto un poco confundida.
—El beso con Federico, ¿de verdad? Apenas se han conocido hoy, creía que eras una mujer que tomaba las cosas con calma. — Me dice y niego.
—Elían, tú sabes que yo no soy así. Ese ha sido tu amigo que llevaba algo de prisa. Ahora, deja que me vaya. Tú no tendrás rodaje hasta el 30 de este mes, pero yo debo encargarme de muchas cosas tuyas toda esta semana. — Le explico y trato de salirme de la habitación, pero él me detiene cruzando su brazo en el marco de la puerta.
—¿Quieres que hable con él? — Me pregunta preocupado y niego.
—No Elían, no quiero que hables con él. Primero que nada, no soy una niña, tengo 28 años. Segundo, no eres mi hermano ni mi padre, y tercero... no me desagrada Federico, ¿entiendes? Ahora si me permites, debo irme porque yo si debo trabajar mañana. Disfruta de tu noche y nos vemos en unos días, te quiero. — Le digo sonriente y dejo un beso en su mejilla como hago siempre para luego marcharme.
—¡Ni responderte me dejas! — Reclama antes de que baje la escalera y solo puedo reírme de su queja.
Atravieso el salón despidiéndome de la familia de Elían y Verónica, y luego salgo de la casa para ir a mi auto. Me subo rápidamente y sostengo el volante con mis manos como si estuviese intentando aferrarme en algo... —Tranquila Lara, solo ha sido un beso... Uno que él ha visto...— Me digo a mí misma —¿Qué te importa si lo ha visto? A él no le importas de esa manera. — Me pregunto y respondo en voz alta; y si, estoy hablando sola.
[...]
Abro la puerta de mi departamento y allí está mi queridísimo hermano acostado en el sofá mirando televisión «aun no entiendo como he aceptado que se mudara conmigo»
—Ale, ¿Qué haces a esta hora despierto? Se supone que mañana tienes guardia. — Le pregunto y si, mi hermano es el inteligente de la familia, es doctor.
—Insomnio hermanita, se supone que lo deberías saber ya. — Me dice mientras se sienta para mirarme. —Qué cara traes... Mas que a un compromiso pareces haber ido a un entierro, pero es que a ti sola se te ocurre ir al compromiso de hombre que amas. — Me dice como regañándome y odio que me conozca tanto.
—No estoy para tus comentarios sarcásticos— Replico y sin querer soportar más sus palabras me marcho a mi habitación.
«Necesito que este día acabe. Quisiera despertar y darme cuenta de que todo esto ha sido una pesadilla, aunque se perfectamente que no es así.»