2.- Demasiado hermoso para ser real

2895 Words
No puedo creer que los días han pasado tan rápido, hoy se cumple un mes desde que conocí a Caleen. Nos vemos casi todos los días, ha llenado mi trailer de pandas de peluche y no deja de llamarme “mi llaverito”, yo le digo que no le pondría un apodo porque me gusta demasiado su nombre. —Tengo que irme —dice sin ánimos después de que pasamos toda la tarde juntos. Ahora que lo conozco más, me contó que también es hijo único, su abuela paterna le heredó una suma de dinero bastante grande y lo ha invertido en el negocio de su madre, tiene algunos años viviendo solo, ya que no le gusta que sus padres intenten sobre protegerlo. —¿Estás en exámenes, verdad? —le pregunto. —Sí, y me he descuidado un poco. —Caleen, si no puedes venir no te preocupes, yo lo entiendo. Se acerca y pone sus manos sobre mis mejillas. —Si no vengo, siento que me voy a volver loco, extraño demasiado a mi llaverito —suspira y acerca sus labios a los míos. Estoy temblando, muero porque me bese. —¿Puedo? —pregunta y asiento cerrando los ojos. Me besa y siento como cosquillea mi estómago, es un beso tierno y suave. —Me gustas demasiado, mi llaverito —dice poniendo su frente con la mía. —Tú también me gustas mucho —respondo y abro los ojos para perderme en su mirada que tanto me gusta. —Sé que en algún momento se van a ir de aquí, pero aún así, quiero pedirte que seas mi novia, te aseguro que haré lo posible por ir a verte a dónde quiera que vaya el circo. —Sí, sí quiero ser tu novia, Caleen —respondo y me toma de la cintura para darme vueltas. Vuelve a besarme y en está ocasión el beso es un poco más intenso. —No quiero irme, pero… —Tienes que conducir por más de una hora —lo interrumpo. —Así es —confirma—. Te veo mañana, aunque vendré un poco tarde. —Si no puedes venir, no… —me besa para que no continúe. —Buenas noches, mi llaverito, te quiero. Parece que mi corazón tuviera alas y se removiera inquieto dentro de mi pecho al escucharlo decir eso. —Te quiero, Caleen Simmons —le digo y la sonrisa que se dibuja en sus labios, se me quedará grabada por el resto de mi vida —me da un último beso y se va. Mi noviazgo con Caleen ha sido mucho mejor de lo que me hubiera imaginado. Algunas veces solo nos vemos los fines de semana, ya que su madre le ha delegado muchas responsabilidades en el trabajo, y con la escuela, no le queda tiempo de venir hasta acá. Es tan romántico, cada día siento que lo amo más. Hicimos planes para hoy, ya que tengo el día libre y vendrá para llevarme a conocer Santa Bárbara. Decidí ponerme un pantalón n***o y una blusa blanca sin espalda, que se anuda por el cuello, dejo mi cabello suelto, me pongo rimel y un poco de brillo en los labios. Escucho que tocan la puerta y abro emocionada lanzándome a sus brazos. —Hola, mi llaverito —me saluda y después me besa. —Hola, mi Caleen —lo saludo. —Estás preciosa —dice mirándome de pies a cabeza. —Y tú estás guapísimo —lo halago ya que es cierto, siempre viste muy formal y toda la ropa le sienta muy bien. Hoy trae un pantalón de vestir gris y una camisa de manga corta negra, se le ve tan bien ese color. —¿Lista? —Sí —respondo. Nos vamos en su coche y después de una hora llegamos a la ciudad, pasamos a comer algo donde por supuesto pido dos platos para separar las comidas mientras él se ríe, como lo ha hecho desde la primera vez que me vio hacerlo. Es extraño, pero desde pequeña hago lo mismo y no puedo cambiarlo. Después de comer me lleva a conocer algunos lugares de la ciudad. —Quiero ir a tú apartamento —le digo cuando nos subimos al coche después de un paseo. —¿Estás segura?—pregunta sorprendido. —Sí —contesto. Asiente y arranca el coche para irnos. No voy a negar que estoy nerviosa, pero me muero por entregarme a Caleen, estoy segura que deseo que él sea el primer hombre en mi vida. Llegamos a una zona privada. Nos bajamos del coche y caminamos para el apartamento. —Bienvenida a mi casa, mi llaverito —dice al abrir la puerta. Entro y miro todo alrededor con curiosidad, es un apartamento muy grande, todo está en perfecto orden, las paredes son blancas al igual que los pisos, la sala es azul marino y los muebles negros. —¿Quieres algo de tomar? —ofrece. —Agua, por favor. Se aleja y me acerco a la ventana para ver el precioso jardín, sabía que Caleen tenía una buena posición económica, pero esto es demasiado, somos tan distintos. Regresa con un vaso con agua y me lo entrega. —¿Estás bien? —me pregunta mientras doy algunos sorbos al agua. Asiento sin decir nada, me quita el vaso de las manos y lo pone sobre la mesa de centro. Se acerca y me toma de la cintura para abrazarme. —Habla conmigo, no quiero que te quedes con lo que sea que te esté incomodando. —Tenemos una vida demasiado distinta —murmuro con tristeza. —Sabes que eso no es importante para mí, yo me enamoré de ti por la persona que eres, por ese bello corazón que me has entregado, lo material es algo superficial, te aseguro que nunca en mi vida me había sentido más feliz que a tu lado. Paso mis manos por su cuello acercándolo para besarlo. Sus manos acarician mi espalda desnuda y profundizo el beso dejándole saber cuánto lo deseo. Se separa intentando tomar aire, me toma de la mano y me lleva a su habitación. Me sienta en la cama y se acomoda a mi lado, me mira con intensidad y deshago el nudo de mi blusa para bajarla, me pongo de pie y me quito el resto de la ropa. Su respiración está agitada mientras me mira, se pasa las manos por el cabello y después me toma de la cintura para abrazarme, besa mi abdomen y sube hasta llegar a mis pezones. Sentir la humedad de su lengua hace que las piernas me tiemblen. Le quito la camisa y acaricio su espalda, se pone de pie para desnudarse por completo y me acomoda sobre la cama, un escalofrío recorre mi cuerpo haciéndome estremecer. Caleen besa mis muslos, abre mis piernas y mi deseo aumenta. Sentir como su lengua pasa por mi centro, me hace jadear, es una sensación que quisiera prolongar; succiona mi clítoris y no puedo evitar gemir, me remuevo inquieta mientras él sigue atormentándome, introduce un poco uno de sus dedos en mi interior y exploto en un orgasmo que no puedo describir. Es una sensación tan maravillosa que no quisiera que termine, mi cuerpo entero vibra de placer. Me estoy recuperando del orgasmo cuando se pone de pie para tomar un preservativo de uno de los cajones de la mesa de noche. Sigo respirando agitada cuando se acomoda entre mis piernas y entra en mi despacio, al principio es un poco incómodo, sobre todo cuando hace un movimiento un poco fuerte para entrar por completo. —¿Estás bien? —pregunta con la voz ronca. Asiento y empieza a moverse, poco a poco la sensación de incomodidad desaparece, dando paso al placer nuevamente. Sigue moviéndose y yo lo atraigo para besarlo, quisiera detener el tiempo en este momento. Su cara esta un poco roja, su cabello revuelto y sus ojos me miran con esa intensidad que me siento expuesta en todos los sentidos. Mis manos exploran su espalda mientras gimo deseosa por las sensaciones que me provocan sus movimientos. —No podré aguantar más —murmura y después de unos movimientos más, juntos alcanzamos el éxtasis mientras Caleen muerde ligeramente mi labio. Se da la vuelta en la cama, se quita el preservativo y lo deja en el suelo. —Eres maravillosa, mi llaverito. Me acomodo sobre su pecho y acaricio su abdomen, nos quedamos unas horas más en el apartamento hasta que se hace tarde y me lleva al circo. Apenas nos despedimos y tengo una gran pelea con mi padre, me da una bofetada y me insulta por haberme ido con Caleen todo el día, mi madre que está ahí, solo nos mira y después se dan media vuelta para dejarme llorando. Después de nuestra primera vez, hemos tenido otros encuentros, a veces Caleen se queda en las noches conmigo en el trailer y se va antes de que amanezca, aunque me ha pedido hablar con mis padres yo no que lo haga, al menos por ahora, ya que he tenido muchos problemas con ellos. —Aitana —me llama mi madre mientras estoy en la taquilla. —¿Qué pasa? —Nos vamos de aquí, en dos semanas el circo se levanta. —Pero, ¿por qué? Si las ventas siguen bastante bien. —Porque sí, ya nos quedamos varios meses aquí y los dueños de este lugar quieren que lo desocupemos. —Podemos buscar otro lugar —sugiero y ella niega. —Nos vamos a Texas, ya tengo el lugar listo —me informa. Empiezo a sentir que me falta el aire, tan solo de pensar que me alejaré de Caleen, sobre todo ahora que lo llamaron de una Universidad de París para que vaya a un intercambio escolar, estaremos demasiado lejos y él tampoco puede desaprovechar la oportunidad. Empiezo a sentirme mareada y después de unos minutos pierdo el conocimiento. Abro los ojos y escucho a mi madre y a mi madrina discutiendo. —Es tú culpa, siempre le solapas todo, no sé qué hará con un hijo tan joven —grita mi madre. Un hijo, ¿estoy embarazada? Llevo mis manos a mi abdomen y empiezo a llorar, recuerdo que en alguna ocasión a mí y a Caleen nos ganó la pasión y no usamos preservativo. Mi madrina entra al trailer. —Por fin despertaste, hija ¿cómo te sientes? —¿Estoy embarazada madrina? —Sí, un doctor vino a revisarte y te hizo una prueba de sangre, fue algo urgente por eso entregaron los resultados tan rápido. Miro el reloj y veo que ya han pasado varias horas. —¿Por qué dormí tanto? —Te desmayaste y por lo que dijo el doctor estabas un poco débil, volviste del desmayo, pero te quedaste dormida. —No lo recuerdo. —¿Vas a decirle a Caleen de tu embarazo? —Por supuesto, quedamos en vernos hasta la próxima semana, pero mañana mismo iré a buscarlo. —¿Quieres comer algo? —me pregunta y niego. —Sigo teniendo sueño, lo mejor es que descanse. —Está bien hija, me quedaré contigo. —No madrina, no es necesario, ve a descansar. Asiente, me da un beso en la frente y se va. Mi cabeza empieza a dar vueltas asimilando la noticia de mi embarazo, espero que Caleen tome bien la noticia. El sueño empieza a vencerme cuando escucho voces. —Es tu momento Igor, hazla tuya, tienes mi permiso —cuchichea mi madre—. Debe estar dormida. —¿Estás segura Yamara? —Por supuesto, es la única manera en que acepte casarse contigo. Debo estar soñando, mi madre no sería capaz de… La puerta se abre y entra Igor, de inmediato el olor a alcohol inunda el ambiente, estoy por ponerme de pie cuando se lanza sobre mí cubriéndome la boca con una de sus manos. —Por fin serás mía —murmura salpicando saliva en mi cara. Me remuevo inquieta intentando quitarlo de encima, pero es demasiado fuerte. Con su mano libre rompe mi blusa y empieza a manosear mis senos. Muerdo su mano y cuando la quita empiezo a gritar, de inmediato estampa sus labios con los míos para callarme. Sus manos recorren mi cuerpo con brusquedad y empiezo a sentir arcadas. Se retira para besar mi cuello. —Igor, por favor, no hagas esto —suplico entre sollozos. —Te amo Aita, te aseguro que después de esta noche me amaras. Miro a mi alrededor buscando como librarme de él. —Esta bien, haremos lo que tú quieras, pero despacio Igor, déjame disfrutarlo —miento pidiéndole al cielo que me crea. Me mira y sonríe. —Eres la primera virgen con la que voy a estar —farfulla excitado. Besa mi cuello deseoso y estiro la mano para tomar la lámpara de mi mesa de noche, sin pensarlo mucho se la estrello en la cabeza y pierde el conocimiento. La sangre de su cabeza gotea por mi pecho, hago mi mayor esfuerzo para quitármelo de encima, me levanto y cuando lo veo caer al suelo, me doy cuenta que parece muerto. El miedo me invade y tomo algunas cosas rápidamente junto con el dinero que he estado ahorrando, me limpio la sangre con la blusa rota y me pongo un suéter; al salir del trailer me encuentro con mi madrina que venía a verme. —¿Qué pasa? ¿A dónde vas? —me interroga. —Igor, intentó abusar de mí y creo que lo maté —balbuceo entre lágrimas. Mi madrina entra a revisar y sale pálida a los pocos minutos. —Yo me voy contigo. —No madrina —niego moviendo la cabeza. Me toma de la mano y me hace caminar a su trailer, toma algunas cosas y las pone en un enorme bolso. —Vámonos —me pide. —Pero no puedes dejar tus cosas. —Aquí no hay nada que me importe más que tú —asegura—. Vámonos. Salimos y caminamos por varios minutos hasta que llegamos a una cafetería que abre las 24 horas. —¿Estaba muerto? —le pregunto y me mira. —No, pero estaba perdiendo mucha sangre, ¿qué fue lo qué pasó?—indaga—. Yo cerré con llave cuando me fui. —Mi mamá —respondo y le explico todo. —No puedo creerlo, estoy segura que Yamara pretendía que hicieras pasar a tu bebé como de Igor. —Es probable —aseguro. —¿Vas a buscar a Caleen? —Sí. Mi madrina asiente y esperamos a que pasen algunas horas antes de salir de la cafetería, vamos a una estación de autobuses y nos vamos a Santa Bárbara. Al llegar, tomamos un taxi al apartamento de Caleen, tengo algunos días sin verlo, ya que ha tenido mucho trabajo y con las tareas de la escuela no tiene mucho tiempo libre, además iba a viajar a París estos días para pedir información de su intercambio, espero encontrarlo. —Te espero aquí —dice mi madrina en el taxi. Asiento y voy al apartamento, doy unos golpes en la puerta y me sorprendo cuando me abre una mujer mayor y muy elegante. —¿Sí? —dice mirándome despectivamente de pies a cabeza. —¿Se encuentra Caleen? —le pregunto. —¿Eres Aitana? —me interroga. —Sí —respondo. Se ríe de una manera burlona. —Clyde, tienes que ver esto —llama a alguien, a los pocos minutos una chica, perfectamente arreglada, vestida muy elegante se pone de pie a su lado. —Ella es Clyde, la prometida de Caleen —me informa la mujer mayor—. Yo soy la madre de Caleen y siento mucho tener que decirte esto niña, pero mi Caleen es así, le gusta buscar jóvenes humildes para pasar el rato, después se aburre de ellas y regresa con su prometida, ahora mismo estamos preparando las maletas porque viajaran a París juntos, como debe de ser. Decir que mi corazón se quiebra en mil pedazos se queda corto, siento como si esta mujer hubiera metido su mano dentro de mi pecho para sacarlo y destrozarlo frente a mí. —Lo mejor es que vuelvas a tu circo y dejes a mi hijo en paz, te aseguro que a él no le interesas. Me doy media vuelta ya que ni siquiera me salen las palabras, me subo al taxi y empiezo a llorar, mi madrina me abraza con fuerza. Le explico todo lo que sucedió y ella niega. —No lo puedo creer, Caleen no me parece ese tipo de hombre. En eso vemos el coche de Caleen llegar, su madre y la chica salen a recibirlo, él entra al apartamento y sale con algunas maletas. Estoy por bajarme del taxi para hablar con él, cuando la chica lo toma por el cuello y lo besa apasionadamente. —Vámonos —le pido al taxista. Durante el trayecto no dejo de llorar, mi madrina intenta tranquilizarme, pero es imposible; ver a Caleen con esa mujer fue el peor dolor que he sentido en mi vida. Después de hablarlo, mi madrina y yo, tomamos la decisión de irnos a San Francisco y empezar una nueva vida, olvidando todo lo que dejamos atrás, incluyendo a Caleen.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD